Ansiedad en adultos mayores: efectos y factores de riesgo que deberías conocer

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Hasta hace pocos años se creía que los trastornos de ansiedad disminuían con el tiempo y por la tanto, serían menos usuales en adultos mayores.

Hoy se sabe que las manifestaciones de ansiedad son bastante frecuentes entre los mayores y son lo suficientemente problemáticas como para tener un impacto significativo en la vida de cualquier persona.

Aun sabiendo esto, la información al respecto es mucho menor en comparación con otros problemas de salud como el Alzheimer o la depresión.

Esta es la razón por la que me gustaría comentarte algunas cosas respecto a la ansiedad en los mayores:

  • Sus principales manifestaciones.
  • Los factores de riesgo de desarrollarla
  • El efecto que tiene en tu funcionamiento físico y mental.

Manifestaciones de ansiedad

Uno de las primeras cosas que debes saber es que la ansiedad es una respuesta emocional no esencialmente problemática, aunque sí tiene una naturaleza displacentera.

Ha estado presente desde siempre en nuestro repertorio conductual y en principio tiene un carácter adaptativo, es decir, de alguna manera nos ha ayudado a sobrevivir como especie.

Sin embargo, las peculiaridades de la vida moderna han hecho que esta característica, innata en el hombre, se desarrolle de forma patológica llegando a estructurar enfermedades mentales.

Entre tales enfermedades mentales o psicopatologías que tienen la ansiedad en su centro podemos mencionar al ataque de pánico, al trastorno obsesivo compulsivo o a las fobias. Pero en adultos mayores la manifestación más frecuente es el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG).

Este consiste en una preocupación constante y a largo plazo sin saber sus causas y que impide al afectado desempeñarse de manera normal, ni concentrarse en las actividades cotidianas.

Desde un punto de vista físico podrá sentirse dolores de cabeza, mareos, palpitaciones cardiacas o insomnio.

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Factores de riesgo

ansiedad

No todas las personas tenemos las mismas probabilidades de desarrollar un trastorno de ansiedad a lo largo de la vida y al llegar a la adultez mayor.

Las estrategias de afrontamiento al estrés son los esfuerzos cognitivos y conductuales que hacemos para lidiar con los estímulos que consideramos una amenaza como, por ejemplo, el riesgo de ser despedido del trabajo.

Todos tenemos un repertorio específico de estrategias de afrontamiento. Es decir, usamos más algunas que otras. Pero los científicos creen que aquellas que se enfocan en resolver el problema como elaborar planes o buscar nuevas alternativas, son mucho más saludables que las que se enfocan en controlar la emoción negativa: (tomarte unas copas con los amigos para olvidar las penas, por ejemplo).

Un estudio publicado en 2008 en Journal of Affect Disorders, sugiere que aquellas personas que utilizan más el segundo tipo de estrategias de afrontamiento que el primero, son más propensas a desarrollar un cuadro ansioso.

Haber padecido otras enfermedades mentales, estar expuesto a un estrés frecuente o la calidad de tus amigos y familia, también serán aspectos determinantes, según la propia investigación.

Relación entre ansiedad y pérdida de la salud

Este es otro aspecto interesante del efecto que puede tener la ansiedad en las personas mayores.

Estudios realizado en Norteamérica sugieren que la ansiedad se asocia a un declive del funcionamiento físico (Mehta, Yaffe, & Brenes, 2007).

Aunque la ansiedad no está estrechamente asociada a la mortalidad, como en el caso de la depresión (Holwerda et al., 2007), sí aumenta la probabilidad de un infarto del miocardio, aun en ausencia de otros factores de riesgo como el tabaquismo, la tensión arterial alta  o los niveles elevados de colesterol (Shen, Avivi, & Todaro, 2008).

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Relación entre ansiedad y cognición

crean dos cerebros

Por otro lado, al enfocarnos en el modo en que la ansiedad afecta nuestro funcionamiento cognitivo (si quieres saber exactamente a qué nos referimos, te recomiendo leer este artículo sobre cognición), encontramos dos importantes investigaciones.

La primera de ellas, publicada en 2008 en Aging  and  Mental   Health, sugiere que la relación entre la ansiedad y el rendimiento cognitivo no es lineal.

La ansiedad es beneficiosa en un nivel medio, aumentando el rendimiento en diversas tareas, —lo cual concuerda con lo antes comentado sobre su beneficio evolutivo—, pero disminuye el rendimiento de nuestras capacidades mentales cuando llega a niveles elevados.

El segundo estudio, publicado en American Journal of Geriatric Psychiatric (2007) está en consonancia con esto al señalar que, cuando las manifestaciones de ansiedad se estructuran en un trastorno como el de Ansiedad Generalizada, tienen un efecto nocivo en nuestra memoria y en la flexibilidad de nuestros procesos mentales.

La ansiedad no es una compañera inevitable

En la tercera edad la manifestación más frecuente de ansiedad es el trastorno de ansiedad generalizada y afecta tanto nuestra salud física como mental.

Te recomendamos leer este artículo que dedicamos a tratar el trastorno de ansiedad generalizada, para que tengas más herramientas con la que enfrentar la ansiedad.

También puede serte de interés conocer estas técnicas de aplicación inmediata con las que puedes disminuir los niveles de ansiedad.

Antes de despedirnos, comentar que un tratamiento eficaz debe incluir psicoterapia y posiblemente prescripción farmacológica, pero el éxito del tratamiento dependerá también de que haya una buena asociación entre paciente, familia y médico.

Referencias bibliográficas

Bierman, E., Comijs, H., Rijmen, F., Jonker, C., & Beekman, A. (2008). Anxiety symptoms and cognitive performance in later life: Results from the longitudinal   aging   study   Amsterdam Aging   Ment   Health, 12, 517-523.

Cabrera, I., & Ignacio, M. (2009). Ansiedad y envejecimiento. Revista Española de Geriatría y Gerontología, 44(2), 106–111.

Holwerda, T., Schoevers, R., Dekker, J., Deeg, D., Jonker, C., & Beekman, A. (2007). The   relationship   between   generalized   anxiety   disorder depression  and  mortality  in  old  age. International Journal of Geriatic Psychiatric 22, 241–249.

Mantell, R., Butters, M., & Dew, M. (2007). Cognitive impairment in late-life generalized anxiety disorder. American Journal of Geriatric Psychiatric, 15, 673–679.

Mehta, K., Yaffe, K., & Brenes, G. (2007). Anxiety  symptoms  and decline in physical function over 5 years in the Health. Aging and Body Composition Study. J Am Geriatr Soc, 55, 265–270.

Shen, B., Avivi, Y., & Todaro, J. (2008). Anxiety  characteristicsindependently and prospectively predict myocardial infarction in

men.  The  unique  contribution  of  anxiety  among  psychological factors. Journal American of Coll Cardiology 51, 113–119.

Vink, D., Aartsen, M., & R., S. (2008). Risk factors for anxiety and depression  in  the  elderly:  A  review. Journal of Affect Disorders, 106, 29–44.