No, tu familiar no te va a contagiar alzhéimer


Investigadores ingleses describen por primera vez casos en que la sustancia beta amiloide pudo haber sido transmitida a humanos a través de la inyección de  factor de crecimiento. Aclaran que de ninguna manera se puede contagiar alzhéimer en el trato con el enfermo.

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El título de este artículo podría parecer un sinsentido hace solo un día, antes de que decenas de titulares llenaran las páginas de algunos de los periódicos más importantes del mundo. Ejemplos:

La transmisión humana del Alzheimer es posibleEl Mundo

El alzhéimer puede ser contagioso (y hay pacientes que lo adquirieron siendo niños)El confidencial
La enfermedad de Alzheimer se puede adquirir por accidentes médicosThe Telegraph

Surge el concepto de Alzheimer TransmisibleBBC News

Primera evidencia de que las proteínas del Alzheimer pueden haber pasado de persona a persona TIME

La razón de tanto protagonismo alzhéimer no es otra que una investigación publicada en la revista Nature y que describe cómo, bajo circunstancias INUSUALES, la proteína beta amiloide, hasta el momento uno de los principales sospechosos del origen de la enfermedad, pudo haberse pasado a humanos a través extractos de hormonas de cadáveres que padecían la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.

Describamos mejor el caso

Los investigadores  John Collinge y Sebastian Brandner, del Departamento de Enfermedades Neurodegenerativas del Instituto de Neurología de Londres y la Clínica Nacional de Priones de Reino Unido estaban analizando muestras de autopsias de ocho personas que padecieron la variante humana de la enfermedad de las vacas locas, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.

Ellos habían desarrollado la enfermedad décadas después de un tratamiento con hormona del crecimiento extraída de las glándulas pituitarias de cadáveres. Hay que aclarar que la hormona del crecimiento que se usa en la actualidad es sintética y que desde 1985 no se realizan procedimientos como el descrito.

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Los investigadores observaron, además, que seis de los cadáveres tenían depósitos de proteína beta amiloide en la sustancia gris semejantes a los que se encuentran en el cerebro de personas con alzhéimer; en cuatro de ellos extendidos por todo el cerebro.

En busca de explicación, los científicos fueron descartando hipótesis: por edad no correspondía a casos de alzhéimer esporádico porque los cadáveres eran de personas entre 36 y 51 años, tampoco a un alzhéimer familiar de inicio precoz porque no eran portadores de las mutaciones genéticas necesarias y, al buscar en otras personas que también fallecieron de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob a una edad semejante, pero sin haber recibido hormona del crecimiento, no encontraron patología amiloide.contagiar alzhéimer

Concluyeron entonces que lo que pudo desencadenar la patología amiloide fue la transmisión de “semillas” de beta amiloide a través de las inyecciones de la hormona del crecimiento.

Los investigadores, además, comprobaron que efectivamente, la sustancia beta amiloide puede pasar del cerebro a la glándula pituitaria, ubicada fuera del cerebro pero en su base, de donde se extrajo la hormona. Para el neurocientífico John Hardy, del University College London:

Esta es la primera evidencia de la transmisión en el mundo real de la patología amiloide.

Y dice en el mundo real porque ya a nivel de laboratorio y entre animales se había comprobado que algo semejante podía ocurrir.

El descubrimiento, quién lo duda, es importante. John Collinge, uno de los investigadores, dice:

Lo que tenemos que considerar es que, además de haber enfermedad de Alzheimer esporádica y enfermedad de Alzheimer hereditario o familiar, podría haber también formas adquiridas de la enfermedad de Alzheimer.

Sin embargo, esto es una hipótesis que la investigación en sí no puede comprobar. Para Mathias Jucker, de la Universidad de Tübingen en Alemania, los investigadores:

Fallan en dar la prueba final de esto, para lo cual se requeriría inyectar hormona de crecimiento de cadáveres en animales bajo una situación controlada y ver si estos depósitos amiloides se desarrollan.

La primera preocupación que despiertan los resultados es si otras personas a las cuales se les inyectó la hormona del crecimiento, 30 000 entre 1958 y 1985, los años en que se extraía de cadáveres, pueden estar también desarrollando una patología amiloide.

Esto puede suceder sin que la persona aún note ningún síntoma de enfermedad de Alzhéimer debido al largo período de desarrollo que tiene la enfermedad antes de hacerse evidente. De hecho, en los cadáveres en los que se detectó la transmisión de beta amiloide no se tiene constancia de síntomas de alzhéimer.

Otro gran debate se ha generado ante la posibilidad de transmisión de la enfermedad, o más bien de la sustancia amiloide, a través de instrumentos quirúrgicos usados en neurocirugía, algo que varios expertos se han apresurado a acallar.  Mario Riverol Fernández, un neurocientífico citado por El Mundo dice:

Se tiene mucho cuidado con el material que se utiliza en procedimientos quirúrgicos en las intervenciones de neurocirugía. Por otro lado, cada vez es menos frecuente el uso de tejidos procedentes de cadáveres. Y no hay que olvidar que, aunque este estudio es relevante, hay que dar más pasos todavía y confirmar los resultados en otras investigaciones.

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Es importante que entendamos que esto se refiere a una situación muy especial en la que a la gente se le inyectó extractos de tejido humano. De ninguna manera se puede decir que se pueda contraer el alzhéimer viviendo con una persona que tenga la enfermedad.

Así de claro quiso dejarlo John Collinge en una rueda de prensa. Joaquín Castilla, director del laboratorio de Priones del Centro de Investigación Cooperativa en Biociencias CIC bioGUNE, en Bizkaia, citado por El Mundo también aclara este punto:

Lo que este trabajo dice es que la proteína beta amiloide se propagó de la misma forma que el prion. No dice que sea contagioso. Un patógeno puede ser altamente infeccioso por una vía y cero contagioso, por ejemplo, el virus de la gripe es infeccioso y contagioso, algo que no ocurre con el VIH que es infeccioso pero muy poco contagioso.

La realidad es que la investigación es inicial y nada concluyente. Sugiere elementos novedosos que hay que investigar, pero que no deben causar alarma.

Una transmisión de beta amiloide implica dos eventos bastante inusuales: acceso por alguna vía a las acumulaciones de la proteína, algo no muy sencillo y de ahí una de las complejidades del diagnóstico, y después, que esa sustancia llegue a otro organismo; en el caso descrito por los investigadores ingleses fue la inyección de hormona del crecimiento.

Además, la presencia en el cerebro de placas amiloides no implica que una persona padece o padecerá alzhéimer, de hecho, muchas personas mayores tienen estas placas y nunca llegan a desarrollar la enfermedad. La investigación es interesante, la manipulación mediática poco tiene que ver con la ciencia.

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Redacción TiTi