El síndrome de las piernas inquietas y la enfermedad de Parkinson.


El síndrome de las piernas inquietas y la enfermedad de Parkinson tienen puntos en común que hacen que la ciencia se pregunte si existe una relación ente ambas.

síndrome de las piernas inquietas

El movimiento no es una propiedad de todos los seres vivos. Casi no existe entre vegetales y hongos pero el resto de las especies no hubiésemos sobrevivido sin él. Los movimientos del reino animal llegaron a ser tan sugestivos y tan elocuentes sobre su utilidad, que una cultura milenaria como la china basó muchas de sus artes de combate en la imitación de ellos. Si no pudiéramos movernos no solo no podríamos satisfacer nuestras necesidades vitales, sino que jamás hubiésemos creado la danza y el teatro, las dos bellas artes que basan su estética en la forma en que los seres humanos podemos mover nuestro cuerpo. Sin embargo, a veces, esta habilidad tan preciada termina por deteriorarse. Párkinson es el nombre de la enfermedad más comúnmente asociada a los trastornos motores de nuestro organismo, pero hay otras alteraciones bastante frecuentes, por ejemplo, el síndrome de las piernas inquietas ¿En qué consiste esta última? ¿Está relacionada con el párkinson? Sigue leyendo en busca de respuesta a esta y otras preguntas.

¿Qué es el síndrome de las piernas inquietas?

Se trata de un trastorno neurológico caracterizado por sensaciones desagradables en las piernas y un impulso  incontrolable de moverse cuando se está descansando. Las sensaciones desagradables pueden ser descritas como quemantes o como insectos que trepan por el interior de las piernas. Como los síntomas a menudo son activados por el hecho de acotarse o tratar de relajarse, la mayoría de las personas que padecen este síndrome tienen dificultades para conciliar y mantener el sueño y pueden padecer agotamiento y fatiga durante el día.

Puede comenzar a cualquier edad, pero es más frecuente en adultos medio y mayores.

Los síntomas varían de una persona a otra. Cuando se manifiestan de manera leve, ocurren episódicamente, con sólo una interrupción ligera al comienzo del sueño. En los casos moderados ocurren solamente una o dos veces a la semana pero traen como consecuencia una demora significativa para conciliar el sueño. Si son severos, los síntomas ocurren más de dos veces a la semana y afectan significativamente el sueño y la actividad diurna.

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¿Cuál es su relación con la enfermedad de Parkinson?

mayor deterioro cerebral

A esta pregunta la ciencia solo puede responder a medias. La frecuencia con que un mismo paciente presenta estas dos afecciones ha hecho pensar en un mecanismo común para ambas.

Los síntomas motores en la enfermedad de Parkinson se deben a la afectación de neuronas que basan su comunicación en una sustancia denominada dopamina. Al parecer, en el síndrome de las piernas inquietas hay cierta disfunción dopaminergica al punto de que a veces los síntomas mejoran con la ingestión de levodopa, un fármaco característico del párkinson que hace que nuestro organismo produzca más dopamina.

Por otro lado se han encontrado algunas mutaciones genéticas similares en ambas enfermedades y estudios con neuroimagen apuntan a cierta confluencia del área cerebral afectada tanto en una como en la otra.

Sin embargo, en la enfermedad de Parkinson existen altos niveles de hierro y ferritina en la región cerebral donde se localiza la sustancia negra. Tal abundancia es una de las causas de la degeneración dopaminergica. Mientras, en el síndrome de las piernas inquietas, existe una deficiencia de hierro y por lo general bajos niveles de ferritina, lo cual torna oscura la comprensión de cómo pueden confluir los mecanismos fisiológicos de ambas afecciones.

 Tratamiento del síndrome de las piernas inquietas.

Aunque el síndrome de las piernas inquietas no tiene cura conocida, cuando los síntomas todavía son leves o moderados, la prevención es clave para un curso más “bondadoso”.

Una disminución en el uso de cafeína, alcohol y tabaco pueden proporcionar algún alivio. Los médicos suelen sugerir la ingestión de suplementos de hierro, folato y magnesio. Mantener un patrón regular con el horario para dormir y realizar ejercicios también suele ser beneficioso. Lo mismo ocurre con paliativos como tomar un baño caliente o darse masajes en las piernas.

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Referencias bibliográficas

Peeraully, T. & Tan, E. Linking restless legs syndrome with Parkinson’s disease: clinical, imaging and genetic evidence. Disponible en https://translationalneurodegeneration.biomedcentral.com/articles/10.1186/2047-9158-1-6

Síndrome de las piernas inquietas. Disponible en http://espanol.ninds.nih.gov/trastornos/piernas_inquietas.htm

Síndrome de piernas inquietas. Disponible en http://www.ineco.org.ar/sindrome-de-piernas-inquietas/

Redacción TiTi