Lo que no nos atrevemos a decir: lo bueno y lo malo de ser cuidador

cuidador


Ser cuidador es uno de los roles más definidos de que hay. Alguien depende de ti y tú cuidas de él/ella. Pero la dependencia tiene muchos rostros y la que genera el alzhéimer y otras enfermedades neurodegenerativas es dependencia absoluta, definitiva.

Literalmente hay alguien que vive porque tú haces que viva, de lo contrario no podría sobrevivir ¿Hay algo más abrumador que esa realidad?

He sido cuidadora, aunque no sé si en el caso de dependencias tan acusadas el pasado es acertado.

Una nunca deja de ser cuidadora, te identificas por siempre con ese rol. Escuchas a alguien decir que cuida a su madre con alzhéimer e inmediatamente te sientes unido a ella.

Siempre se habla del estrés del cuidador, de las situaciones tan complejas por las que pasa, de cómo su vida queda en una especie de pausa. Se habla de tantas cosas negativas—con razón— que pocas veces escuchamos hablar de lo positivo que puede rodear el rol del cuidador.

Hoy en TiTi vamos a centrarnos en ambos puntos de vista: en lo bueno y en lo malo que tiene ser cuidador. Con cinc…bueno, iba a escribir cinco puntos, pero serán los que salgan, que hoy no tiro de la ciencia, sino de la experiencia para escribir esta página.

También te puede interesar leer:  Síndrome del cuidador quemado. Causas, síntomas y estrategias de afrontamiento.

Lo negativo no hay que esconderlo

Hay cosas que los cuidadores no decimos públicamente, nos da vergüenza aceptar que no somos esos cuidadores modelos que nos proyectan los medios ¿Sabes qué? En el cuidado, como en la vida misma, la perfección es una irrealidad. Esta es la realidad menos bonita:

  • Hay días en que crees que no podrás más, que tus capacidades han llegado a su límite. Días en que el amor se te esconde y casi sientes que odias.
  • Lloras y gritas: la realidad es que lloramos y gritamos. Algunos pocas veces, otros más a menudo y los hay que lo hacen demasiado (busca ayuda).
  • Tenemos que cambiar pañales y bañar, dar de comer, peinar, vestir…es difícil, por qué negarlo.
  • Te enfermas a menudo, aunque ignores las señales de tu cuerpo. Te duele mucho la espalda, el insomnio es casi crónico y el estrés te sale a flor de piel.
  • Te sientes sola, aunque tu familia venga y te de una mano, tú sientes que la responsabilidad es solo tuya, que ellos no entienden; ellos no están pasando por lo que estás pasando tú.

Lo positivo de cuidar

cuidador-alzheimer

Sin más vueltas, aquí van las cosas que me hicieron sentir que además de una experiencia difícil, estaba pasando por un periodo enriquecedor:

  • Te sientes superwoman: sí, al menos así le llamo yo a esa sensación tan poderosa de que en tus manos está la vida de otra persona. Depende de ti para todo, te creces porque sabes no hay excusas, tienes que poder.
  • Te asombras de las cosas que puedes pasar, de las energías que sacas; no sabías que había tanta fuerza en ti.
  • Conoces hasta qué punto los que te rodean están ahí para ti. Algunos decepcionan, otros son sorpresas maravillosas.
  • Comienzas a valorar las cosas en su justa medida. Poder tomar un café con un amigo es todo un placer, el que se rompa el ordenador tampoco es el fin del mundo.
  • A pesar de todo quieres, quieres y quieres más. El amor es tu fuerza.

Al final sí me han salido cinco puntos. Pero todos los cuidadores sabemos que se pueden escribir muchos más. En algunos prevalecerán unas experiencias, en otros la realidad será diferente, pero las emociones comunes son innegables. En ti, ¿que ha sido positivo y qué negativo?

También te puede interesar leer: Escaras. Qué son y cómo prevenirlas.

Dunia Chappotin