Cosas que (creo) un enfermo de alzhéimer quiere decir y no puede.


Desde pedir que no le griten, que escucha perfectamente, a querer que su cuidador se cuide, que lo necesita sano. Cosas que creo que un enfermo de alzhéimer quiere decir y no puede.

enfermo de alzhéimer

He sido cuidadora, he atendido profesionalmente a enfermos de alzhéimer y he escrito lo suficiente sobre ello como para imaginar que hay cosas que quieren decir, cosas que hay veces que quieren gritar y no pueden.

No pueden porque ya no saben explicarse, porque el mundo de la palabra ya no es el de ellos, de ahí que muchas veces tengan comportamientos que a los demás nos parecen problemáticos—y lo son—solo que tal vez es su forma de decirnos cosas que ya de otra manera no pueden.

Hoy queremos unir experiencia y ciencia y decir algunas cosas que creemos que un enfermo de alzhéimer quiere que sepas. Tampoco hay que ser muy adivino, con solo preguntarnos: y si yo llego a tener la enfermedad, ¿qué quiero que los demás tengan en cuenta? Empatía de principiantes, vamos.

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Si yo enfermara de alzhéimer, quiero que sepas…

No soy sorda (o al menos no en principio).

Y gritar en las conversaciones cotidianas no tiene mucho sentido. Es verdad que las patologías relacionadas con la audición tienen una gran incidencia en la vejez, pero eso no quiere decir que ser mayor y enfermo de alzhéimer te haga automáticamente duro de oídos.

Para comprobar que no hay problemas en ese sentido se puede llevar al enfermo a una revisión, de hecho, es recomendable hacer una revisión del oído y la vista que, de tener problemas, pueden agravar el cuadro de desorientación que padece el enfermo.

Dicho lo anterior, no le veo mucho sentido gritar a los enfermos, un fenómeno semejante a lo que ocurre cuando hablamos a las personas que se expresan en otro idioma. No me refiero al gritar por ira, algo a lo que ya llegaremos, sino a gritar en un intento de que nos comprendan mejor.

De no existir problemas en el oído, lo más probable es que la persona no comprenda intelectualmente lo que decimos. Alzar la voz no va a solucionar esto. Al contrario, puede ocasionar un efecto contraproducente: generarles ansiedad y confusión.

Es mejor hablarles en un tono normal, de frente, pronunciando bien las palabras, de ser posible con ayudas visuales, por ejemplo, señalándole el vaso de agua para preguntar si quiere beber. Las frases cortas, simples.

Ten en cuenta mis deseos, aunque ya no pueda decirlos.

No hay que decir literalmente que no gusta una situación para saber que es así. Hay muchas maneras de trasmitir el desagrado con algo y las palabras a menudo son las menos importantes. Eso es válido para todos, en especial en el alzhéimer.

Si ves que hay situaciones que repetidamente rechaza ¿Por qué no te preguntas la causa? Puede que no le guste el sabor de la comida (es común que el gusto se vea afectado) o esa ropa que ahora le pones. O simplemente tal vez te está diciendo que esa persona que está rechazando no se porta tan bien con ella cuando no estás presente.

Y ten en cuenta mi opinión, cuando sí la digo.

Nunca olvidaré el caso de un enfermo de alzhéimer en fase leve que era plenamente consciente de su mal. Conversaba sobre lo que le pasaba y daba su opinión sobre la posibilidad de encontrar tratamientos.

Durante toda su vida fue una persona intelectualmente muy activa, acostumbrada a que se le tuviera en cuenta. Sin embargo, ahora todo lo que hablaba era recibido con una sonrisa de condescendencia ¡Mal! Sus opiniones, aunque a veces resultaran atropellas, la mayor parte de las veces estaban muy fundamentadas. Él merecía respeto, pero sobre todo interés. Lo mismo que el resto de los enfermos.

Dame tiempo, que aún puedo.

Sí, hay prisa. Que tenemos muchas cosas que hacer. Aseo, desayuno, vestirlo, llevarlo al médico, darle un paseo…tantas cosas que hay veces olvidamos darles tiempo, lo que más pueden necesitar.

Si aún pueden hacer cosas por ellos, no lo hagas tú en su lugar. Ve dando pequeños niveles de ayuda, por ejemplo, enseña dos prendas para que ella elija la que quiere o cepíllense los dientes juntas, así puede imitarte. Poco a poco irá perdiendo capacidades, lo sabemos, pero tú a su lado, no delante llevándola a rastras.

Cuídate, que te necesito.enfermo de alzhéimer

Tengo la suerte de tener un gran padre y él siempre me dice que su primer deber conmigo es cuidarse, así como mi deber con él es cuidarme. Por eso camina 5 km todos los días, la comida de su plato destila salud y parece tener 10 años menos de los que en realidad tiene.

El cuidarnos es parte de nuestra responsabilidad con aquellos que nos quieren. Como cuidador de personas con alzhéimer, el riesgo de caer en el síndrome del cuidador quemado es muy alto. Desarrollar la falsa creencia de que no debemos pedir ayuda porque “este es nuestro deber” es muy fácil.

También sabemos que muchas veces la ayuda es difícil de conseguir. Porque estamos solos, porque los hermanos desaparecen, porque los hijos están ocupados…Pero, ¿si no ayudan ahora cuándo lo van a hacer? Tampoco ignores a aquellos que te ofrecieron su mano, aunque creas que solo es por educación.

Convierte en un objetivo el tener algo de tiempo para cuidarte, si lo dejamos para cuando surja, nunca va a aparecer. Sirvan estos últimos párrafos como un llamado a todas aquellas personas que directamente no están cuidando a su familiar, que en esa labor está un padre, una hermana: ellos te necesitan y esperan tu ayuda.

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Redacción TiTi