Siguen confirmando el vínculo entre microbiota intestinal y párkinson


Un estudio encuentra que existe un desequilibrio en la microbiota de los enfermos de párkinson. Parece ocurrir cierta respuesta particular de la microbiota dependiendo del tipo de fármaco que se emplee para tratar la enfermedad.

microbiota intestinal y párkinson

Ya casi nadie duda de que existe un vínculo ente la el párkinson y la composición de la microbiota intestinal, el conjunto de bacterias, hongos y demás microorganismos que pueblan nuestro intestino. Un nuevo estudio, desarrollado por investigadores de la Universidad de Alabama, en EE.UU,  y publicado en la revista Movement Disorders, confirmó una vez más que en los enfermos de párkinson se halla alterado el equilibrio de la composición de la microbiota.

Anteriores investigaciones habían encontrado elementos en esa misma dirección. Por ejemplo, en 2016 un estudio publicado en la revista Cell (por cierto, entre los artículos sobre párkinson más populares de los últimos años) halló que la microbiota regulaba la neuroinflamación y la acumulación tóxica de proteínas que ocurre en los enfermos.

Incluso, al colonizar a ratones con microbiota de personas con párkinson, estos animales mostraban más déficits motores que los ratones que recibieron microbiota de individuos sanos.

Microbiota intestinal y párkinson: desequilibrios y diferentes reacciones a los medicamentos.

Los investigadores estudiaron la composición de la microbiota de 197 enfermos de párkinson, que compararon con la microbiota de 130 personas sanas. La individuos estudiados residían en tres regiones diferentes de de EE.UU, un elemento que a la larga resultó ser importante, ya veremos por qué. Entre los principales resultados que se derivaron del estudio está:

  • La microbiota de los enfermos de párkinson muestra desequilibrios específicos al compararse con el perfil de personas sanas. Algunas bacterias son más abundantes, mientras otras especies muestran una población reducida.
  • Los medicamentos para tratar el párkinson parecen afectar la composición de la microbiota de forma diferenciada.
  • Las diferencias en la composición de la microbiota también guardaban cierta relación con el área geográfica, mostrando la influencia de factores ambientales y de estilos de vida.

Sobre el efecto diferencial que parecen tener los diversos tipos de fármacos para tratar la enfermedad en la microbiota intestinal, una de las autoras del estudio, la Dra. Haydeh Payami, opinó:

Puede ser que, en algunas personas, un fármaco altere el microbioma causando problemas de salud adicionales en forma de efectos secundarios. Otra consideración es que la variabilidad natural en el microbioma podría ser una razón por la que algunas personas se benefician de determinado medicamento y otros no. El creciente campo de la farmacogenómica – adaptar los fármacos basándonos en la composición genética de un individuo – puede necesitar tener en cuenta el microbioma «.

Una microbiota menos capaz de lidiar con compuestos químicos extraños.

La microbiota intestinal también ayuda a que nuestro cuerpo se libere de sustancias químicas nocivas que están en el medio ambiente. Sin embargo, este estudio encontró que los microorganismos que intervienen en esta labor también estaban en desequilibrio en las personas con párkinson.

Este hecho resulta interesante porque en repetidas ocasiones se ha señalado que la exposición a contaminantes ambientales aumenta el riesgo de padecer la enfermedad.

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Sin embargo, la Dra. Payami advierte de que este es un campo de investigación relativamente nuevo y que aún falta mucho por estudiar, empezando por responder a una pregunta crucial ¿Las alteraciones en la microbiota contribuyen a desencadenar la enfermedad o es el párkinson el que provoca las alteraciones intestinales? La eterna historia del huevo o la gallina.

Lo que sí parece ser seguro es que la investigación científica en esta área va a continuar con una excelente salud. Desde hace unos meses las publicaciones sobre la relación microbiota-neurodegeneración no han hecho más que crecer. Ya se ha vinculado nuestra particular población interna a enfermedades como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y el alzhéimer, falta ver cómo todos esos resultados se traducen en tratamientos que mejoren la calidad de vida de los enfermos.

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Referencias

Hill-Burns, E. M., Debelius, J. W., Morton, J. T., Wissemann, W. T., Lewis, M. R., Wallen, Z. D., … Payami, H. (2017). Parkinson’s disease and Parkinson’s disease medications have distinct signatures of the gut microbiome. Movement Disorders. doi:10.1002/mds.26942

Sampson, T. (2016). Gut Microbiota Regulate Motor Deficits and Neuroinflammation in a Model of Parkinson’s Disease. Cell167(6), . Disponible en http://www.cell.com/fulltext/S0092-8674(16)31590-2

 

Redacción TiTi