Qué es la atrofia cortical y cómo puede afectarte


La atrofia cortical es una condición relativamente común y que compromete diversas funciones neurológicas dependiendo de la zona afectada.

atrofia multisistémica

Muchos cambios degenerativos nerviosos pueden llevar a la formación de atrofia cortical, una entidad muchas veces desconocida y que suele diagnosticarse mediante el uso de  neuroimagen en el transcurso de algún estudio general.

La atrofia es un cambio normal que no solo afecta al sistema nervioso, pero cuando lo hace suele provocar alteraciones graves dependiendo de la zona afectada.

Es sobre sus principales particularidades de lo que hablaremos a continuación.

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¿Qué es la atrofia cortical?

La atrofia se refiere a la disminución del volumen celular, independientemente de la causa que la origine.

Este fenómeno puede observarse en una gran cantidad de órganos y sistemas, entre ellos el tejido muscular, por ejemplo, cuando los deportistas abandonan sus hábitos de gimnasio y sufren de disminución del tamaño muscular, debido a atrofia de las células musculares o miocitos.

atrofia cortical

En el tejido nervioso también es posible observar este cambio, el cual tendrá distinta denominación dependiendo de la localización del daño.

Si afecta alguno de los ganglios basales se denomina “atrofia de los ganglios basales”, mientras que si afecta a la corteza cerebral, se denomina “atrofia cortical”.

¿Qué es la corteza cerebral?

Se trata de la porción más externa del cerebro, la cual está formada únicamente por sustancia gris (es decir, neuronas que carecen de mielina) y que se distribuye de manera uniforme como una especie de reborde.

Este tejido en particular se encarga tanto del origen de muchas acciones neurológicas como de la interpretación de los estímulos provenientes del exterior. Es decir, la corteza cerebral es realmente el área donde está asentado el pensamiento y las emociones.

Las funciones están distribuidas de manera irregular a lo largo de dicha corteza, por lo que existen zonas especializadas en “iniciar” cualquier movimiento voluntario, así como existen zonas especializadas en “interpretar” los estímulos externos, como los visuales, auditivos u olfatorios.

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¿Cuáles son los síntomas de atrofia cortical?

Imagen que ilustra la atrofia cortical en la fase leve de enfermedad de Alzheimer.

Como es común en una buena cantidad de entidades que afectan al sistema nervioso (como la esclerosis múltiple o la esclerosis lateral amiotrófica), los síntomas que la caracterizan dependen enteramente de la región de la corteza cerebral que esté afectada.

Por ejemplo, en la atrofia cortical posterior predominan los síntomas visuales. Esto es debido a que la región del cerebro que está especializada en la interpretación de los estímulos captados por la retina se encuentra en el lóbulo occipital.

Dicho lóbulo se encuentra ubicado en la porción posterior del cerebro, lo cual permite entender la correlación de los síntomas con la atrofia cortical posterior.

En este caso, los síntomas pueden incluir la ataxia óptica, un trastorno en el cual los pacientes afectados no pueden lograr tocar un objeto con facilidad mientras lo estén mirando, pero sí pueden hacerlo tranquilamente mientras tengan los ojos cerrados.

La agnosia visual, referida como la incapacidad de reconocer ciertos objetos, es una consecuencia normal y previsible de esta entidad. Cuando esta misma afección se refiere al reconocimiento de caras se denomina prosopagnosia, y cuando se refiere al reconocimiento de los colores es “agnosia de los colores”.

Las dificultades para la lectura también son evidentes, muchas veces debido a que el paciente no puede interpretar la lectura completa y debe leer poco a poco cada una de las letras que componen las palabras.

Se piensa que trastornos degenerativos y ciertas mutaciones genéticas pudiesen llevar a la aparición de la atrofia cortical, pero en muchos casos se asocia a la edad y no existe una causa exacta definida.

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Fuentes y referencias

Longo DL, Fauci AS, Kasper DL, Hauser SL, Jameson JL, Loscalzo J, editores. Harrison principios de medicina interna. Vol 2. 18a ed. México: McGraw‐Hill; 2012.

Diego J. Pereira