Vinculan una toxina producida por una bacteria a la esclerosis múltiple


La toxina épsilon, producida por la bacteria Clostridium perfringens, parece ser más común en las personas con esclerosis múltiple. En animales, la toxina puede llegar al sistema nervioso y causar desmielinización.

La lista de microorganismos candidatos a estar en el origen de la esclerosis múltiple sigue extendiéndose. Esta vez la sospecha recae sobre una bacteria y la toxina que produce.

La bacteria es la Clostridium perfringens, que se encuentra habitualmente en el tracto intestinal de muchos animales, primates humanos incluidos.

La toxina se conoce como épsilon y la producen dos cepas específicas de la bacteria. Es conocido el efecto de esta toxina en los animales, especialmente en el ganado, donde provoca enfermedades letales.

Sin embargo, el efecto de la toxina en seres humanos es mucho menos conocido, debido a que las cepas que más comúnmente nos afectan no son las que producen épsilon.

Y aquí viene lo curioso de esta historia: en las personas con EM parece que es más común haber estado expuesto a la toxina, según los resultados de un estudio recientemente publicado en la revista Multiple Sclerosis Journal.

¿Estamos ante un posible desencadenante de la enfermedad? Según el profesor de la Universidad de Exeter Rick Titball, uno de los investigadores detrás de este estudio:

Nuestra investigación sugiere que existe un vínculo entre la toxina épsilon y la EM. Las causas de la EM aún no se comprenden completamente y, si bien es posible que esta toxina desempeñe algún rol, es demasiado pronto para decirlo con certeza”.

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¿Y de dónde vienen las dudas?

bacteria esclerosis múltiple

Una investigación del año 2013 ya había encontrado que era más frecuente la presencia de anticuerpos para épsilon en las personas con EM que en individuos sanos.

Ese antecedente, más el hecho de que la toxina, al menos en animales, puede llegar al cerebro y provocar desmielinización (uno de los signos clásicos de la EM) llevaron a investigadores de la Universidad de Exeter a evaluar la prevalencia de anticuerpos en un grupo de 125 personas afectadas por EM o por otras alteraciones sugestivas de EM, como la neuritis óptica y el síndrome clínicamente aislado.

Además, se estudió la presencia de anticuerpos en 125 personas sanas que constituyeron el grupo control.

Los investigadores observaron que era más frecuente la presencia de anticuerpos para épsilon en el grupo de individuos con enfermedades desmielinizantes, es decir, más personas en este grupo se vieron expuestos a la toxina.

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¿Significa esto que la toxina épsilon puede causar EM?

No, todavía se está muy lejos de poder afirmar esto. El mismo hecho de que también se haya encontrado anticuerpos para épsilon en personas sin EM apunta a que por sí sola la toxina no es capaz de desarrollar la enfermedad.

Sí es un factor más que debe seguir estudiándose, como se está haciendo con otros, por ejemplo, el virus Epstein-Barr  o el virus herpes humano tipo 6 (VHH-6).

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Fuentes y referencias

Sariqa Wagley, Monika Bokori-Brown, Helen Morcrette, Andrea Malaspina, Caroline D’Arcy, Sharmilee Gnanapavan, Nicholas Lewis, Michel R Popoff, Dominika Raciborska, Richard Nicholas, Ben Turner, and Richard W Titball (2018): Evidence of Clostridium perfringens epsilon toxin associated with multiple sclerosis.  Multiple Sclerosis Journal

University of Exeter (2018): Multiple sclerosis may be linked to sheep disease toxin. En https://eurekalert.org/pub_releases/2018-04/uoe-msm042218.php

Redacción TiTi