La neurosífilis constituye la etapa más temida para los pacientes con sífilis que nunca fueron tratados debido a sus posibles complicaciones y secuelas. Surge generalmente después de 20 años de haberse producido la infección.
Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) son un problema de salud pública que suele conllevar a una inmensa carga social y económica, siendo la sífilis una de las enfermedades más comunes dentro de las ETS.
Las complicaciones neurológicas de la enfermedad, aunque cada vez menos frecuentes debido a las medidas de prevención específicas, son graves y pueden afectar en gran medida la calidad de vida del paciente. Es sobre esta enfermedad y sus particularidades de lo que se hablará a continuación.
¿Qué es la sífilis?
Se trata de una infección de transmisión sexual causada por una bacteria llamada Treponema pallidum. Es una de las más conocidas dentro de su género debido a lo representativo de su sintomatología y de la gravedad de los efectos si el paciente no recibe tratamiento.
Clásicamente es posible distinguir varias etapas o formas clínicas de la enfermedad.
La sífilis primaria es la que se produce inmediatamente después de haberse adquirido la infección y se caracteriza por ulceraciones indoloras en la piel afectada, unas lesiones llamadas chancros. Como es una ETS, esta forma suele presentarse en los genitales.
La sífilis secundaria es un poco más inespecífica y puede caracterizarse por lesiones elevadas y pequeñas que se extienden por todo el cuerpo, asociadas a inflamación de los ganglios linfáticos, dolor de cabeza y fiebre.
La sífilis terciaria es muchas veces llamada etapa final de la enfermedad, ya que generalmente es discapacitante y afecta a los pacientes crónicos. Para que aparezca esta fase es necesario un período de unos 20 años luego de haberse producido la infección.
Esta etapa también se llama neurosífilis porque el sitio de principal afección es el sistema nervioso.
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¿Qué es la neurosífilis y cuáles son sus síntomas?
Es la tercera fase de evolución de la sífilis y se caracteriza principalmente por la afección del sistema nervioso central.
Los síntomas dependen de la zona del sistema que esté afectado, aunque por lo general se asocia a trastornos oculares (disminución de la agudeza visual, alteraciones en la percepción de estímulos), trastornos motores que incapacitan el movimiento (provocados por lesiones tanto en sistema nervioso central como en médula espinal) y pérdida de coordinación en las extremidades.
También es importante acotar que las manifestaciones clínicas en el sistema cardiovascular pueden comprometer considerablemente la esperanza de vida en estos pacientes.
Dichas alteraciones incluyen dilataciones anormales de las paredes arteriales que comprometen su función y conlleva el riesgo de desgarro, ruptura y hemorragias internas. Ese proceso de dilatación arterial se conoce como aneurisma sifilítico.
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¿Cómo se hace el diagnóstico de neurosífilis?
Generalmente suele hacerse con serología, un conjunto de estudios que miden la exposición a ciertos agentes infecciosos basándose en métodos inmunológicos.
Cuando se produce una infección, las células del sistema inmunitario producen anticuerpos para poder neutralizar todas las bacterias u otros microorganismos que estén causando daño y sean ajenos al cuerpo.
Dichos anticuerpos son proteínas que reconocen ciertos componentes de las bacterias, se unen a ellos y desencadenan una serie de reacciones inflamatorias. Además, esos “componentes” de las bacterias se conocen como antígenos.
La serología se basa en la interacción entre antígenos y anticuerpos, generalmente tomando sangre del paciente (que debería contener uno de los dos o incluso ambos, dependiendo de la evolución de la enfermedad).
Luego de realizar una serie de procedimientos de laboratorio, es posible determinar si existe positividad en la sangre para una infección que se esté sospechando. Ese es el caso tanto de la sífilis como de otras enfermedades como la hepatitis viral.
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¿Cuál es la esperanza de vida de estos pacientes?
Es muy variable y depende de la evolución de cada persona, ya que toda lesión en el sistema nervioso central es, en teoría, irreparable.
Es por eso que la mayoría de los pacientes que reciben tratamiento en esta etapa de la enfermedad, si llegan a sobrevivir, pueden quedar con serias secuelas en muchos casos discapacitantes.
En todo caso, el tratamiento para la sífilis en estadios iniciales es rápido y fácil, generalmente con antibióticos como la penicilina (a pesar de la frecuente resistencia bacteriana que se observa en medios hospitalarios). Eso hace que la prevención y el diagnóstico oportuno sean la mejor manera de evitar la neurosífilis.
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Fuentes y referencias
Longo DL, Fauci AS, Kasper DL, Hauser SL, Jameson JL, Loscalzo J, editores. Harrison principios de medicina interna. Vol 2. 18a ed. México: McGraw‐Hill; 2012.
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