El trastorno del control de los impulsos, más común de lo pensado entre los pacientes con párkinson


Fármacos como el pramipexol, ropinirol y rotigotina elevan significativamente el riesgo de trastorno del control de los impulsos, una consecuencia muchas veces ignorada (y hasta ocultada) por quienes se ven afectados.

Didier Jambart, un francés residente en Nantes, Francia, pasó en 2 años de ser un modélico padre de familia a convertirse en un adicto al juego online, a tener sexo con hombres desconocidos y ya en el camino de su destrucción, tuvo 8 intentos de suicidio.

¿Qué sucedió en esos dos años que llevó a una persona a cambiar tanto? Pues que Didier Jambart, que es un paciente de párkinson, comenzó a tomar el fármaco ropinirol para tratar sus síntomas.

Años después de todo ese infierno personal, Jambart ganó un juicio en el que acusaba a la farmacéutica que comercializaba el fármaco de no advertir que elevaba el riesgo de trastorno del control de los impulsos, a pesar de que los datos que reflejaban ese riesgo existían desde hacía años.

Ya hoy es una realidad que casi nadie niega: los agonistas dopaminérgicos, grupo de fármacos que incluye, entre otros, al pramipexol, ropinirol y rotigotina, elevan el riesgo de trastorno del control de los impulsos.

Una investigación reciente publicada en la revista Neurology viene a confirmar lo que ya se sabía, eso sí, añadiendo datos que asombran: en 5 años, casi el 46.1 %  de las personas estudiadas terminó desarrollando un trastorno del control de los impulsos.

La mayoría de ellas había estado bajo terapia con agonistas dopaminérgicos.

Y el riesgo del trastorno parece aumentar con la dosis y el tiempo de exposición, es decir, a más años y más cantidad, más riesgo de desarrollar un trastorno que puede cambiar tu vida radicalmente.

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¿Qué son los trastornos del control de los impulsos?

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Son trastornos del comportamiento que se caracterizan por la imposibilidad de resistir un impulso y el fallo en el intento de controlar comportamientos específicos.

Una persona con este trastorno experimenta impulsos irrefrenables de, por ejemplo, comprar, y aunque sabe que no debe hacerlo, es incapaz de controlar su comportamiento y termina realizando la compra.

Son comunes comportamientos anómalos relacionados con los juegos de azar, las compras, el sexo y la comida.

En las personas con párkinson que todavía no han sido tratadas con fármacos, la prevalencia de estos trastornos no se diferencia mucho de la población general, sin embargo, cuando el análisis se realiza en poblaciones de pacientes que ya están bajo terapia farmacológica, resulta que los pacientes con párkinson sí padecen más frecuentemente de trastorno del control de los impulsos.

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¿Qué se observó en esta nueva investigación?

El nuevo estudio investigó durante 5 años a un grupo de 411 pacientes con párkinson, de los cuales 306 no padecían de trastorno del control de los impulsos al comenzar la investigación.

Después de 5 años, el 46.1% de esos 306 pacientes terminó desarrollando el trastorno, siendo los afectados en su inmensa mayoría pacientes bajo tratamiento con agonistas dopaminérgicos (90 de 94 casos en total).

Además, los investigadores notaron que mientras mayor era la dosis y durante más tiempo se usaran estos fármacos, el riesgo del trastorno también se elevaba.

Para el investigador principal, el Dr. Jean-Christophe Corvol, investigador de La Sorbona:

Nuestro estudio sugiere que los trastornos del control de los impulsos son aún más comunes de lo que pensamos en las personas que toman agonistas de la dopamina. Estos trastornos pueden conducir a graves problemas financieros, legales, sociales y psicológicos».

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Trastornos comunes y muy escondidos

consecuencias de la medicación para la enfermedad de Parkinson

La ciencia dice que hay muchos pacientes afectados, sin embargo, a la consulta de los especialistas llegan pocos casos, según afirma la neuróloga Laura S. Boylan, quien escribió un editorial en Neurology que acompaña a la investigación.

¿Por qué sucede así? En opinión de Boylan:

Las personas pueden sentirse avergonzadas de contarle a su médico sus problemas, pueden pensar que estos problemas no están relacionados con el párkinson, o puede que no consideren el trastorno como un problema”.

Y tampoco ignora Boylan que las condiciones para plantearle a un neurólogo estos síntomas no siempre son las mejores

El tiempo de los médicos para reunirse con cada paciente es cada vez más corto, plantear cuestiones delicadas se vuelve más y más difícil «.

Y así sigue la situación, con pacientes afectados por síntomas que no entienden de dónde salen, síntomas que pueden hacerles sentir muy culpables y destruir la vida que han construido.

Y la respuesta puede estar muy cerca, tan cerca como esos fármacos que se llevan cada día a la boca.

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Fuentes y referencias

American Academy of Neurology (2018): Half of those on Parkinson’s drugs may develop impulse control problems

Jean-Christophe Corvol, et. al., (2018): Longitudinal analysis of impulse control disorders in Parkinson disease. Neurology. En http://n.neurology.org/content/early/2018/06/20/WNL.0000000000005816

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