Un reciente estudio de neuroimagen podría cambiar uno de los paradigmas dominantes en la biología de los trastornos del espectro autista

La conectividad estructural de ciertas regiones del cerebro podría estar disminuida en las personas dentro del espectro del autismo, según sugiere un estudio reciente que desafía el paradigma predominante sobre este tema hasta la actualidad.

conectoma autismo
Los “cables” o tractos de materia blanca (conectoma) en un cerebro humano como se verían por una variante de la resonancia magnética conocida como tractografía (extraído de Wikipedia).

El trastorno del espectro autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo que perdura durante toda la vida. Sus principales síntomas son problemas en la comunicación social y comportamientos e intereses tanto repetitivos como restringidos.

Entre el 1,5 % y el 1 % de la población mundial padecen este trastorno, en España los datos arrojan que aproximadamente 450 000 personas sufren esta condición.

En los últimos años, diversos estudios de neuroimagen han demostrado que las personas con TEA tienen anomalías en el funcionamiento de ciertas regiones del cerebro implicadas en procesamiento de las emociones, lenguaje y habilidades sociales. Entre estos hallazgos están las diferencias que se han encontrado en el conectoma.

El conectoma podría definirse como el mapa de los “cables” o tractos (fibras de materia blanca) que llevan la información de un lugar a otro del cerebro.

De esta manera podemos encontrar tractos que conectan diferentes áreas del cerebro tanto cercanas (conexión de corto recorrido) como lejanas (conexión de largo recorrido) entre sí.

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El conectoma en el espectro del autismo

El análisis del conectoma a través de herramientas de neuroimagen ha ayudado al desarrollo de un modelo teórico para entender el TEA.

En este, la pérdida de atención social y las dificultades en el procesamiento de la información se explicarían a través del incremento en las conexiones de corto recorrido dentro del cerebro.

Sin embargo, un estudio recientemente publicado en la prestigiosa revista científica Brain cuestiona este modelo.

Uno de sus autores, Prof. Josselin Houenou del Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación Médica en Francia (INSERM), ha criticado la metodología utilizada para establecer este paradigma:

El modelo se ha basado en el estudio de poblaciones pediátricas, incluyendo chicos autistas de edad y sintomatología variada, además del uso de métodos de neuroimagen que no son capaces de proveer medidas fiables de la conectividad de corto recorrido”

El Prof. Josselin Houenou y su equipo realizaron un estudio para comprobar esta teoría mejorando la metodología anteriormente utilizada.

Para ello, utilizaron una población homogénea de hombres adultos con TEA de alto funcionamiento que compararon con una población de hombres equivalente sin TEA, evitando de esta manera la variabilidad debida al neurodesarrollo que se da en las poblaciones pediátricas.

Posteriormente, los investigadores obtuvieron imágenes del conectoma de cada uno de los participantes gracias a la tractografía, una variante de la resonancia magnética.

Estas imágenes se analizaron con un nuevo atlas o mapa cerebral que englobaba 63 tractos de corto recorrido entre diferentes partes del cerebro.

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La conectividad no aumenta, disminuye

Diferentes planos de una imagen por resonancia magnética donde pueden verse los 13 tractos o conexiones de corto recorrido (líneas de colores) cuyo déficit se ha demostrado en personas con TEA (extraído de Marc-Antoine d’Albis et al. 2018).

El resultado de este trabajo, a diferencia del modelo anteriormente mencionado, muestra una disminución de la conectividad estructural en 13 tractos de corto recorrido en los participantes con TEA en comparación con el grupo control.

Estas diferencias se encuentran en las regiones frontal, parietal y temporal del cerebro, en las cuales hay áreas conocidas por ser importantes para la cognición social, la emoción y el procesamiento del lenguaje.

El descubrimiento de este déficit en la conectividad cerebral de corto recorrido se ha asociado a una pérdida en la interacción social y empatía.

¿Una oportunidad para explorar nuevas terapias?

Si este hallazgo se confirma en futuros estudios, podría suponer la investigación de nuevos enfoques para el tratamiento de los déficits en cognición social de personas con TEA.

Por ejemplo, una técnica conocida como estimulación magnética transcraneal podría explorarse como posible tratamiento ya que algunos estudios sugieren que podría afectar a la conectividad del cerebro.

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Referencias

CEA (2018): Neuroimaging Study Challenges Dominant Theoretical Model of ASD. NeuroscienceNews. En http://neurosciencenews.com/asd-neuroimaging-model-10212/

Marc-Antoine d’Albis et al (2018): Local structural connectivity is associated with social cognition in autism spectrum disorder. En https://academic.oup.com/brain/advance-article/doi/10.1093/brain/awy275/5167503

Redacción médica (2018): Un nuevo plan de cribado del autismo en España costaría 5 millones de euros. En https://www.redaccionmedica.com/secciones/psiquiatria/un-nuevo-plan-de-cribado-del-autismo-en-espana-costaria-5-millones-de-euro-1952

Ángel García de Lucas