Relacionan las conductas disruptivas en el autismo con alteraciones en la conectividad cerebral

Un estudio de la Universidad de Yale parece haber identificado un mecanismo biológico relacionado con la aparición de conductas disruptivas en los niños con autismo.

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Los comportamientos disruptivos como la ira, la desobediencia o la agresividad son frecuentes en la infancia en general y entre los niños y niñas dentro del espectro del autismo tienen una presencia elevada, llegándose a estimar que más del 50% de este grupo infantil manifiesta niveles clínicamente significativos de comportamientos disruptivos.

Sin embargo, hasta ahora no se ha logrado describir exactamente el por qué de una incidencia tan elevada.

Recientemente, un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Yale describió diferencias en la conectividad funcional entre la amígdala y el área prefrontal del cerebro de los infantes que manifiestan comportamientos disruptivos, una observación que podría ser clave para comprender estas conductas y plantear alternativas terapéuticas.

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Reactividad y conectividad cerebral diferentes en los niños dentro del espectro del autismo

Con el objetivo de comparar los circuitos neuronales de niños dentro del espectro del autismo con y sin conductas disruptivas, un equipo de investigadores norteamericanos estudió 57 niños entre los 8 y los 16 años de edad.

Participaron 19 sujetos neurotípicos, 20 dentro del espectro del autismo sin conductas disruptivas y 18 menores con TEA (trastorno del espectro del autismo) que sí manifestaban conductas disruptivas.

Para evaluarlos se les pidió que realizaran un test de percepción-emoción que consistía en la observación de fotos de rostros humanos calmados o amenazantes, había imágenes de rostros femeninos y masculinos y los participantes en el estudio debían decir a qué genero pertenecía la imagen que miraban.

Mientras la prueba avanzaba, se observó las regiones cerebrales activas mediante resonancia magnética funcional. También se analizaron características no emocionales y conductas de los infantes.

El artículo, publicado en la revista Biological Psychiatry: Cognitive Neuroscience and Neuroimaging, describe una reducción en la conectividad de la amígdala y el córtex prefrontal ventrolateral en los participantes con conducta irregular. De acuerdo con los especialistas, esta relación se asocia estrechamente con la regulación de las emociones y según explica Karim Ibrahim, autor principal del estudio:

La reducción de la conectividad funcional de la corteza prefrontal ventrolateral y la amígdala se asoció únicamente con el comportamiento disruptivo, pero no con la gravedad de los déficits sociales o la ansiedad, lo que sugiere una red cerebral distinta que podría estar separada de los síntomas centrales del autismo.

En estos infantes la reactividad de la amígdala parece ser mayor en comparación con el resto de los implicados. Estos resultados podrían indicar que el procesamiento del miedo en determinadas situaciones es totalmente distinto en niños con TEA con conductas disruptivas.

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Un estudio para comprender el autismo

Este nuevo proyecto de la Universidad de Yale representa un paso más en la compresión del funcionamiento cerebral en un trastorno tan complejo como es el autismo.

Teniendo en cuenta su variabilidad se precisan otros estudios que incluyan un mayor número de participantes e investiguen los patrones de reactividad de la amígdala ante otras emociones además del miedo.

También es necesario realizar estudios con la participación de más niñas, ya que en este (y posiblemente en la mayoría de los estudios en el campo del TEA) predominaron los niños.

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Fuentes bibliográficas

Ibrahim, K. I. Reduced Amygdala–Prefrontal Functional Connectivity in Children With Autism Spectrum Disorder and Co-occurring Disruptive Behavior.Biological Psychiatry: Cognitive Neuroscience and Neuroimaging (2019). En: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2451902219300230?via%3Dihub

Yale University. Behavioral disorders in kids with autism linked to reduced brain connectivity. ScienceDaily (2019). En: https://www.sciencedaily.com/releases/2019/04/190418164340.htm