Los investigadores determinaron el rol de una proteína en el desarrollo de un tipo de tumor cerebral. Mediante diversos experimentos fue posible lograr la remisión del tumor en animales de experimentación, arrojando datos valiosos sobre las posibilidades de tratamiento en seres humanos afectados.
El glioblastoma es un uno de los tumores cerebrales que más se conocen. Se caracteriza por la proliferación de células “gliales”, las cuales corresponden a un tejido de sostén de las neuronas, pero que además tienen un papel metabólico y funcional importante que todavía hoy se encuentra en investigación.
Como toda proliferación neoplásica, existen bases genéticas que explican su desarrollo. En este caso, se ha planteado el papel protector de los telómeros (los extremos de los cromosomas) en la carcinogenia. En pocas palabras, entre más intactos y enteros estén los telómeros, mayor será la capacidad de las células tumorales de poder proliferar.
¿Es posible que la evolución del tumor pueda detenerse si se identifican y eliminan las moléculas responsables de “proteger” a los telómeros? En esta pregunta se ha enfocado un grupo de investigadores en la búsqueda incansable de curar el cáncer cerebral.
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TRF1: una proteína que contribuye a la protección de los telómeros
Los cromosomas son estructuras formadas por ADN densamente empaquetado. Esta es la manera que tiene la célula de comprimir millones de moléculas en el núcleo para poder almacenar correctamente la información genética.
Si se revisa con cuidado la estructura de los cromosomas, es posible determinar la presencia de extremos que se denominan telómeros. Estos tienen importancia en el establecimiento del tiempo de vida celular y la cantidad de divisiones que puede sufrir una determinada célula.
En ese sentido, los telómeros son una especie de regiones de ADN que se van deteriorando cada vez que la célula se divide. Poco a poco, los telómeros se van acortando hasta llegar a un punto de no retorno en el que la célula, al carecer de estas estructuras que proporcionan estabilidad estructural a los cromosomas, terminan por morir por “muerte celular programada” o “apoptosis”.
El papel de los telómeros en el cáncer está bien documentado. Básicamente, se ha propuesto que la regeneración constante de los telómeros, por mecanismos todavía no bien conocidos, permiten la proliferación celular de manera indefinida debido a que no hay ningún elemento interno que permita que las células mueran por los mecanismos normales.
En algunos pacientes con cáncer ha sido posible encontrar elevaciones importantes en las células tumorales de una proteína denominada TRF1, la cual tiene relación con el mantenimiento de los telómeros.
Si existen grandes cantidades de TRF1, los telómeros tienden a estar intactos y las células tumorales pueden proliferar descontroladamente. Este es el caso del glioblastoma, lo cual llamó la atención de los investigadores en este estudio, en el que se buscó determinar el efecto de la eliminación de esta proteína en las células tumorales y evaluar su posible papel mediante diversas técnicas para lograr curar el cáncer cerebral.
La disminución de la proteína TRF1 contribuye a disminuir la progresión del glioblastoma
Haciendo uso de técnicas de biología molecular, los investigadores pudieron eliminar el gen que codifica la síntesis de esta importante proteína en animales de laboratorio, por lo que disminuiría drásticamente las concentraciones intracelulares de dicha molécula.
Los resultados del estudio respaldaron todas las hipótesis: la eliminación de este gen permitió disminuir el proceso de formación del tumor (disminuyendo la velocidad con que proliferan las primeras células tumorales) y también inhibir la progresión de los tumores establecidos en el tejido cerebral.
Al momento de analizar los telómeros de las células de estos animales, fue posible observar un desgaste evidente de los mismos. Esto refuerza la teoría inicial de que el TRF1 es un fuerte protector de los telómeros, y que, además, tiene un papel importante en la carcinogénesis.
Al disminuir los niveles de TRF1 y con ello la protección de los telómeros, se evita que la célula prolifere descontroladamente y se conduce a la muerte celular programada de las células tumorales, una manera fácil y rápida de eliminar estas células malignas.
Este estudio permitió arrojar tres conclusiones importantes luego de la inhibición de la expresión de TRF1: el daño del DNA y de las células tumorales es evidente, la proliferación celular tumoral se ve disminuida y el tumor entra en “remisión” de manera acelerada.
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Las posibles implicaciones en seres humanos
Si bien todavía estos descubrimientos tienen que ser revisados, comprobados y ensayados en seres humanos antes de intentar diseñar un arsenal terapéutico adecuado, aportan una esperanza para crear nuevas terapias para el cáncer cerebral.
En el supuesto caso de que se pudiesen diseñar nuevos fármacos para esta enfermedad, sin duda representaría un auténtico aporte para la salud pública brindando alivio a miles de personas que sufren de una de las enfermedades de más rápida evolución y discapacitantes que se conocen dentro del mundo de la oncología.
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Fuentes y referencias
Medicalnewstoday (2017). Deadly brain tumors halted by blocking telomere protein. Disponible en: https://www.medicalnewstoday.com/articles/320054.php
Bejarano et al. Inhibition of TRF1 Telomere Protein Impairs Tumor Initiation and Progression in Glioblastoma Mouse Models and Patient-Derived Xenografts. Cell. 2017; 32:590-607.
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