Un trabajo publicado en la revista Nature revela la asociación entre una mutación genética y la hipoactividad cerebral observada en personas con autismo. Algunos hallazgos indican la posibilidad de revertir estas alteraciones con tratamiento farmacológico.
Los trastornos del espectro autista (TEA) son alteraciones neuropsiquiátricas con una sintomatología sumamente florida y variada cuya causa se ha relacionado con alteraciones cromosómicas (estructuras compuestas por ADN en todas las células), muchas de ellas sin un mecanismo patogénico bien establecido que permitan explicar las características de la enfermedad.
Un estudio reciente realizado en modelos experimentales (ratas de laboratorio) permitió demostrar el verdadero papel del gen Kctd1, el cual experimenta mutaciones en estos pacientes. La investigación hace asomar la posibilidad de revertir los daños causados por esta mutación genética mediante fármacos probados en el laboratorio.
La eliminación del gen disminuye la cantidad de sinapsis neuronales
Mediante técnicas de biología molecular, fue posible manipular el cromosoma 16 de las ratas de laboratorio y eliminar el gen Kctd1, con el objetivo de determinar las alteraciones que se producían en el sistema nervioso de los animales, simulando la situación encontrada en los humanos con autismo.
Los científicos pudieron evidenciar una disminución evidente de la cantidad de sinapsis neuronales en las regiones cerebrales evaluadas, uno de los hallazgos conocidos en personas con autismo.
Las sinapsis neuronales comprenden un conjunto de mecanismos mediante los cuales las neuronas pueden comunicarse entre ellas y con otros tejidos excitables. Esto lo hacen de diferentes formas, entre ellas la sinapsis química, que requiere la liberación de sustancias llamadas neurotransmisores, que son ampliamente conocidas.
No es de extrañar que las personas con trastornos del espectro autista caracterizadas por disminución de la capacidad de establecer relaciones sociales adecuadas, prestar atención o mantener un lenguaje fluido, presenten disminución de la cantidad de sinapsis en algunas regiones del sistema nervioso.
A pesar de todo, el descubrimiento por sí solo no aporta demasiada información, ya que pueden existir infinidad de mecanismos que expliquen la disminución de las sinapsis neuronales, Por suerte, uno de estos mecanismos también fue descubierto en el estudio.
La disminución de la actividad neuronal se asocia a aumento de la proteína RhoA
Los científicos decidieron indagar un poco más en los hallazgos hasta determinar una asociación sumamente importante: la eliminación del gen en estudio se relacionaba con un aumento en la expresión de una proteína llamada RhoA, cuya participación en el autismo se desconocía hasta el momento.
Esta molécula se relaciona generalmente con procesos como la transcripción genética y el control del ciclo celular, sin embargo, la asociación con la eliminación de uno de los genes involucrados en el autismo llamó la atención de los investigadores.
Entonces decidieron probar un conjunto de fármacos que inhiben la expresión de RhoA, con el objetivo de evaluar nuevamente la función neuronal y determinar si existen cambios relevantes. Esto fue posible con sustancias especiales llamadas Rhosin y Exoenzima C3.
Los hallazgos de esta parte del experimento son los que dan relevancia al estudio, ya que la hipoactividad neuronal provocada en los animales de laboratorio fue revertida en cuestión de pocas horas.
Esto, sin duda, aporta datos valiosos que permiten conocer mejor los TEA y abre la posibilidad de restablecer la función cerebral anómala en personas con autismo.
Sin embargo, como sucede con la mayoría de los descubrimientos importantes, este estudio da pie a numerosas dudas que quedan sin responder.
El desarrollo de nuevas alternativas terapéuticas dependerá de años de estudio enfocados a este descubrimiento
“Este es un paso importante, pero todavía falta un largo camino por recorrer” refirió el Dr. Powell, investigador en neurociencias y participante en el proyecto, al hablar sobre el descubrimiento en los medios de comunicación.
Si bien los resultados del estudio son bastante alentadores, hay que considerar que el autismo, al igual que muchos otros trastornos complejos, consta de una serie de alteraciones que, engranadas unas con otras, permiten el desarrollo de la alteración. Es decir, es una entidad multicausal.
Las causas genéticas involucran a varios genes diferentes al Kctd1, sin contar con los factores ambientales y teratogénicos (relacionado a alteraciones del desarrollo fetal por agresiones durante el embarazo) que se consideran como causas del autismo.
A esto se une el hecho de que las personas con TEA suelen tener varios años de vida al momento del diagnóstico, con lo cual es probable que algunos cambios neuronales sean irreversibles.
Sin embargo, este descubrimiento deja las puertas abiertas a la posible experimentación con humanos de los fármacos inhibidores de la proteína RhoA, que quizá permitan mejorar las características clínicas de los TEA.
Fuentes y referencias
Christine Ochoa Escamilla et al. Kctd13 deletion reduces synaptic transmission via increased RhoA, Nature (2017). DOI: 10.1038/nature24470 .
Medicalxpress (2017). Autism treatments may restore brain connections. Disponible en: https://medicalxpress.com/news/2017-11-autism-treatments-brain.html
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