Phineas Gage fue un capataz de la construcción de ferrocarriles que sufrió un terrible accidente en 1848 y sobrevivió. Los cambios de personalidad y carácter asociados a su herida, abrieron un nuevo campo del estudio de la relación entre las lesiones cerebrales y el comportamiento.
En los anales de la neurología hay un caso que destaca por su impacto en el estudio del comportamiento humano. La reconstrucción histórica del accidente de Phineas P. Gage permitió establecer por primera vez una relación entre las lesiones cerebrales y las alteraciones en la conducta.
Una vez más la clave del desarrollo de la ciencia pudo encontrarse en el pasado.
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El extraño accidente de Phineas Gage
Phineas Gage tenía 25 años y era capataz de la construcción en la compañía Ferrocarril Rutland & Burlington. Según documentos de la época, era considerado un trabajador muy eficiente y tenía un carácter agradable.
El 13 de septiembre de 1848 se encontraba preparando el terreno para el establecimiento de una nueva línea férrea en las afueras de Cavendish, New England. Entre sus funciones de aquel día estaba la colocación de pólvora, un detonador y arena en agujeros taladrados en la roca. Para finalizar, aplastaba la arena con una pesada barra de metal.
Un posible descuido de Gage provocó que, a las 4:30 de la tarde, en el momento en que presionaba la mezcla, se produjera una formidable explosión. La barra de metal, que medía cerca de 1 metro de largo y presentaba un diámetro de 3 centímetros, salió disparada atravesando el cráneo del hombre y cayendo a unos 30 metros.
La prensa del momento reflejó certeramente lo más curioso de todo: Phineas Gage no solo se encontraba consciente luego de semejante evento, sino que era capaz de caminar y relatar el episodio solo unos minutos después.
Fue trasladado en un carreta hasta la consulta más cercana donde es atendido por el doctor John Martyn Harlow. De acuerdo con la carta enviada por el especialista al editor del Boston Medical and Surgical Journal, la barra atravesó la mejilla izquierda del paciente, pasando por detrás del ojo y saliendo por la parte superior de la cabeza.
El doctor Harlow detuvo la hemorragia, eliminó los fragmentos de hueso y desinfectó la herida. Menos de tres meses después del accidente, Phineas Gage parecía totalmente recuperado. Aunque su ojo izquierdo estaba dañado y quedaban cicatrices en la cabeza y la cara, nadie pensaría que no estaba ante un hombre saludable y normal.
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Un cambio total en su conducta
El 3 Junio de 1868 Harlow presenta a la Asociación Médica de Massachusetts (Massachusetts Medical Society) una ponencia basada en sus investigaciones sobre Phineas Gage. Resulta la única reconstrucción histórica de las consecuencias del accidente en su comportamiento.
Según la familia, Phineas sufrió un cambio completo en su personalidad y carácter. De ser considerado por todos como un hombre gentil, inteligente y capaz pasó a ser díscolo, caprichoso, irreverente, grosero y violento. Sus jefes fueron incapaces de emplearlo otra vez. Su esposa lo abandonó.
Todo parece indicar que su conducta estaba fuera de toda norma cultural, social o moral de la época. Pasó un largo período en Chile, Boston y Nueva York y se dice que incluso trabajó en el circo, siempre acompañado por la barra de hierro que provocara sus heridas. En 1860 una serie de crisis epilépticas terminan por provocarle la muerte.
¿Quién hubiera imaginado que su caso comenzaría a cambiar la percepción con respecto a las funciones de ciertas áreas del cerebro tan solo 10 años después?
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Phineas Gage y las neurociencias
Durante mucho tiempo se consideró que determinadas áreas cerebrales tenían escasa funcionalidad e importancia en los seres humanos. El caso de Phineas Gage se considera uno de los primeros en demostrar la importancia los lóbulos frontales en el comportamiento humano.
El investigador David Ferrier en 1870, utilizó las descripciones del doctor Harlow para relacionar el daño prefrontal con variaciones conductuales. Sin embargo, pasaron muchos años para que el estudio de las bases neuronales del comportamiento tomara auge.
El neurocientífico portugués António Damásio estudió profundamente el caso de Gage, sugiriendo que los lóbulos frontales influyen en la emoción y la toma de decisiones.
A su vez, Hanna Damásio contribuyó a la realización de una simulación computarizada de la trayectoria de la famosa barra a través del cráneo de Phineas. Se llegó a la conclusión de que el artefacto había afectado la zona media entre los lóbulos frontales.
De esta manera debía haber dañado su capacidad para manifestar determinadas emociones o sentimientos y, por tanto, su habilidad para la interacción social.
Una reconstrucción más del año 2004 (Hospital Brighamand Women’s de Boston) plantea que solo el lóbulo izquierdo resultó dañado. De acuerdo con las últimas investigaciones, el accidente debió lesionar la corteza ventral del cerebro. De esta manera se destruyeron los circuitos de la valoración ética y preventiva que inhibían ciertos comportamientos.
El estudio del caso de Phineas Gage sentó las bases para el desarrollo de la neurociencia desde el punto de vista de las emociones y las funciones ejecutivas. Su cráneo y la barra se hallan en el Museo de Historia de la Medicina de Harvard, en Estados Unidos.
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Fuentes bibliográficas
Molina F. A. El caso Phineas Gage, una revisión de la histórica de la neurobiología. ALCMEON 2012 17 (3): 227 a 248. En:
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