El daño axonal difuso, la huella de los traumatismos craneoencefálicos


Se trata de un conjunto de cambios macro y microscópicos observados en el tejido cerebral de pacientes que han sufrido traumatismos craneoencefálicos.

daño axonal difuso
Imagen por SBarnes – Karen Tong, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=5874994

Generalmente, los traumatismos producen una serie de consecuencias a mediano y largo plazo que dependen enteramente de las características del evento y el grado de extensión del daño.

Sin embargo, a nivel molecular se sabe cuál es el patrón morfológico que adoptan estas pequeñas lesiones y que representan la explicación real de todos los síntomas del paciente.

El daño axonal difuso solo puede ser descrito mediante el análisis microscópico, por lo que es un diagnóstico de laboratorio. Es sobre sus principales características de lo que hablaremos a continuación.

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¿Qué es el daño axonal difuso?

Se trata de un término histopatológico, por lo que el diagnóstico de esta entidad solo puede ser realizado por un anatomopatólogo.

Esto quiere decir que solo puede observarse con el estudio del cerebro, ya sea analizando sus características físicas como estudiando una porción mediante microscopía.

Este generalmente se presenta después de comas traumáticos prolongados debidos a traumatismos craneoencefálicos, aunque existen otras causas menos comunes.

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¿Qué caracteriza a esta lesión?

daño axonal difuso

Como se comentó anteriormente, los daños pueden observarse tanto en el estudio macroscópico (es decir, aquel que puede ser realizado a simple vista en la autopsia) como microscópico.

El estudio macroscópico incluye la presencia de hemorragias muy pequeñas en la superficie del cuerpo calloso, una estructura que une ambos hemisferios cerebrales.

Estas lesiones se conocen como petequias, y también pueden estar en la piel de pacientes con problemas de la coagulación.

Las hemorragias de la sustancia blanca y algunas alteraciones morfológicas inespecíficas, como la atrofia cerebral, dilatación de los ventrículos cerebrales y la falta de delimitación clara entre la corteza cerebral y la sustancia blanca subcortical son lesiones que pueden orientar el diagnóstico.

El estudio microscópico revela la tracción de los axones, los cuales son la parte más alargada y fina de las neuronas.

Esta “tracción” puede obedecer tanto a los efectos de presión física desencadenados por el traumatismo craneoencefálico como por trastornos inflamatorios, el daño vascular y la falta de oxigenación de los tejidos.

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¿Cuál es el principal problema derivado de estas lesiones?

«Fibras nerviosas mielinizadas y no mielinizadas y vaso sanguíneo» por la Universidad de Edimburgo. Crédito: Universidad de Edimburgo. CC BY-NC

En un primer momento, el daño axonal producido por los traumatismos compromete el adecuado funcionamiento de las neuronas.

La tracción de dichas células produce microlesiones destructivas que, a su vez, desencadenan una serie de eventos desfavorables.

Parece ser que uno de los más importantes es la desmielinización, un proceso a través del cual los axones (pertenecientes a la sustancia blanca cerebral), pierden una capa protectora de grasa llamada mielina.

Esta sustancia es vital para permitir la adecuada transmisión de los impulsos nerviosos a lo largo de las neuronas.

Posteriormente, la célula sigue sufriendo daños progresivos hasta que entra en un proceso de degeneración franca que destruye la célula y termina completamente con la función que en algún momento cumplió.

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Este se considera un daño irreversible e irreparable, debido a que el tejido nervioso no tiene la capacidad de regenerarse.

Es por ello que la evolución de esta condición depende enteramente de la extensión del daño inicial, ya que este producirá síntomas (generalmente, de por vida) que van a variar enormemente del área comprometida.

Es importante aclarar que el diagnóstico de esta condición es puramente histopatológico, por lo que suele realizarse después de la muerte del paciente.

La realización de este examen durante la vida es difícil, debido a la incapacidad de obtener una biopsia del tejido cerebral.

Sin embargo, se sabe que el daño axonal difuso es la explicación molecular y morfológica de los cambios clínicos observados luego de un traumatismo craneoencefálico importante, por lo que no es necesario un diagnóstico microscópico en la mayoría de los casos.

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Fuentes y referencias:

Sánchez J. Daño axonal difuso. Importancia de su diagnóstico en neuropatología forense. Cuad Med Forense.

Diego J. Pereira