El sistema parasimpático es una subdivisión del sistema nervioso autónomo encargada de cambiar la actividad celular de los órganos internos.
Las respuestas orgánicas ante situaciones de lucha, estrés o relajación, o incluso el funcionamiento normal de vísceras como el corazón o el tubo digestivo depende en buena medida de una compleja red de interacciones celulares gobernadas por el sistema nervioso autónomo, el cual se encuentra compuesto por una división simpática y otra parasimpática, con funciones opuestas entre sí.
La división parasimpática tiene unos elementos anatómicos y funcionales particulares, cuyo conocimiento ha permitido crear opciones terapéuticas para el tratamiento de distintas enfermedades. A continuación describiremos cinco claves que te permitirán entender mejor este importante subsistema humano.
1. ¿Qué es el sistema nervioso autónomo?
Se trata de una subdivisión del sistema nervioso encargada de regular las funciones viscerales e involuntarias. Muchos procesos internos (como la secreción de glándulas) están finamente regulados por este componente, al igual que por el sistema endocrino (el cual actúa de manera muy diferente).
Este se divide clásicamente en dos subsistemas: el simpático y parasimpático. Ambos son componentes imprescindibles y depende el uno del otro para garantizar el equilibrio corporal u homeostasis. Esto es debido a que ejercen efectos contrarios con el objetivo de afrontar situaciones diversas.
También te puede interesar leer: Sistema nervioso autónomo: el control de lo involuntario
2. ¿Qué es el sistema parasimpático y cuál es su función?
Como se mencionó anteriormente, es uno de los componentes del sistema nervioso autónomo. Su función es contraria a la del sistema simpático, y generalmente se le atribuye tareas de “relajación” o de recuperación de las funciones basales.
Por ejemplo, se encarga de disminuir la frecuencia cardíaca, favorecer el tránsito intestinal con la relajación de los esfínteres del tubo digestivo y la contracción de las pupilas.
También te puede interesar leer: Así se relacionan intestino y sistema nervioso
3. ¿Cómo se organiza anatómicamente el sistema parasimpático?
Para que pueda existir en armonía con su contraparte, es completamente necesario que ambos sistemas estén separados anatómicamente. Esto quiere decir que, a pesar de que un órgano determinado esté influenciado por dos subsistemas diferentes, estos deben ejercer dicha influencia mediante nervios con distinto origen.
Estos nervios surgen de niveles “cráneo-sacros” por lo que parte de las neuronas se originan directamente del encéfalo, especialmente del tallo encefálico (formando algunos de los importantes nervios craneales) y de la porción sacra de la médula espinal (es decir, aquella que está en relación con el hueso sacro, en la porción inferior de la columna vertebral).
4. ¿Cómo funciona exactamente?
Es necesario entender que las neuronas con origen cráneo-sacro y que pertenecen a este sistema, se extienden hasta unas estructuras de forma redondeada llamadas “ganglios parasimpáticos”, que son sitios en los que se establecen conexiones o sinapsis entre dos o más neuronas.
Por ello, existen neuronas presinápticas que se originan en los sitios antes mencionados hasta los ganglios, y que hacen contacto mediante sinapsis con neuronas postsinápticas, las cuales se extienden desde dichos ganglios hasta los órganos efectores.
Es característico que dichos ganglios se encuentren cerca de los órganos, por lo que las neuronas presinápticas son largas y las postsinápticas muy cortas. Esta característica permite diferenciar el sistema parasimpático de su contraparte, ya que esta última tiene una disposición anatómica justamente opuesta.
Las conexiones entre las células se establecen mediante la liberación de mediadores bioquímicos en un proceso conocido como sinapsis química. Se conocen como neurotransmisores, y el que se encuentra presente en este sistema se denomina acetilcolina.
Dicha molécula debe establecer contacto con unas neuronas y con las células del órgano efector, para lo cual necesitará de receptores especializados en la membrana de dichas células. Estos receptores no son más que proteínas, y pueden dividirse en muscarínicos y nicotínicos en base a sus características moleculares.
La activación de los receptores desencadena una cascada de reacciones bioquímicas que desencadena una gran cantidad de efectos intracelulares, lo cual se traduce en el conjunto de efectos del sistema parasimpático, como la disminución de la frecuencia cardíaca.
5. ¿Cuál es la utilidad de este conocimiento?
Muchos fármacos han sido diseñados para actuar directamente sobre el sistema nervioso parasimpático, mediante la estimulación o bloqueo de los receptores antes mencionados.
Entre estos medicamentos se encuentra la pilocarpina (que estimula los receptores y puede usarse en el tratamiento del glaucoma) y la fisostigmina (que contribuye a aumentar las concentraciones de acetilcolina y estimular a los receptores, pudiendo usarse para el tratamiento de la miastenia gravis).
También te puede interesar leer: Disautonomías, las señales de que el sistema nervioso autónomo está dañado
Fuentes y referencias
Arthur C. Guyton, John E Hall. Tratado de Fisiología Médica. 12a Ed. Ed. Elsevier. Barcelona (2011).
- Historia de la medicina: el origen de la tomografía computarizada - 2020-01-19
- Historia de la medicina: Santiago Ramón y Cajal - 2020-01-19
- Apraxia de la marcha: síntomas, causas y diagnóstico - 2019-09-16