Investigadores japoneses asocian mayor riesgo de enfermedad de Parkinson a consumo de leche en zona contaminada de Hawaii en la década de 1980. Reabren el debate sobre la influencia de agentes tóxicos en el desarrollo de la enfermedad de Párkinson.
No se ha demostrado firmemente nada, pero tantos son los indicios que apuntan a una asociación entre agentes ambientales tóxicos y un incremento del riesgo de enfermedad de Parkinson, que la ciencia no para de seguir buscando pistas en ese sentido…y de encontrarlas.
Ahora, un grupo de investigadores japoneses ha publicado en la revista Neurology, un estudio que examina la relación entre la ingesta de leche en la mediana edad y la incidencia de enfermedad de Parkinson en un grupo de 449 nipo- americanos que vivieron en la década de 1980 en Hawaii. En esa periodo en Hawaii se usó un insecticida ya prohibido, denominado epóxido de heptacloro, para matar los insectos que atacaban los cultivos de piña. Paralelamente, se comenzó a producir un alimento para las vacas hecho en parte con restos de las piñas. Además, justo en esa región se había comenzado desde hacía años, un estudio sobre enfermedades cardiovasculares y se había recogido información de más de 8000 hombres en la que se detallaban temas como los hábitos alimentarios, incluyendo la ingesta de leche diaria.
Justo esa información fue la que aprovechó un equipo de investigadores de la Universidad de Ciencias Médicas Shiga, en Japón, para analizar la relación entre la ingesta de leche y la incidencia de enfermedad de Parkinson. Y añadió otro dato de gran valor: el análisis post mortem del tejido cerebral de 449 de las personas implicadas en la investigación original. El análisis del tejido cerebral se realizó entre los años 1992 y 2004.
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Menor densidad neuronal en los que bebían más leche.
Los investigadores analizaron la densidad de neuronas en las zonas cerebrales que son afectadas específicamente por la enfermedad de Parkinson. Encontraron que los no fumadores que bebían más dos tazas de leche al día, tenían 40 % menos de células cerebrales en esa área del cerebro que las personas que bebían menos de dos tazas de leche por día. Este dato se justifica en parte teniendo en cuenta que el tabaquismo se ha asociado desde hace muchos años a menor riesgo de padecer enfermedad de Parkinson. De hecho, entre los fumadores no se encontró una asociación significativa entre el consumo de leche y la pérdida de densidad neuronal.
El análisis de los niveles de epóxido de heptacloro en el cerebro de los fallecidos indicó que esta sustancia estaba presente en el 90 % de las personas que bebían mayor cantidad de leche y en el 63% de los que no bebían leche.
Robert Abbott, uno de los autores del estudio citado por el periódico TIME, aclara que él y su equipo no tuvieron acceso a muestras de leche de ese periodo, con lo cual no pueden afirmar que la leche estuviese contaminada. Además, los datos sobre la ingesta de leche se recogieron en una sola oportunidad muchos años antes del fin del estudio, así que tampoco pueden afirmar que no hayan cambiado los hábitos de alimentación de esas personas.
La investigación simplemente se limita a mostrar una asociación que debe ser analizada con mayor profundidad para continuar develando los factores medioambientales que pueden contribuir a un mayor riesgo de enfermedad de Parkinson. Eso sí, Abbott considera que el estudio es un llamado a tener más en cuenta los agentes tóxicos medioambientales que pueden estar afectando nuestra salud.
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Enfermedad de Parkinson y factores medioambientales.
El epóxido de heptacloro se considera un posible carcinogénico en seres humanos. Se usó hasta 1988 como insecticida en cultivos y áreas residenciales, según explica la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades de EE.UU. Aunque su uso se ha prohibido en buena parte del mundo, la sustancia puede permanecer muchos años en el suelo y el agua pues se degrada muy lentamente.
El epóxido de heptacloro se une a una lista notable de agentes tóxicos que se han asociado a un riesgo incrementado de enfermedad de Parkinson, fundamentalmente en zonas rurales donde estas sustancias son más usadas. Entre ellos se encuentra la rotenona, un insecticida usado hasta el año 2007 y el paraquat, un herbicida altamente tóxico si es ingerido y que actualmente está prohibido en la Unión Europea. También la exposición a un disolvente indutrial, el tricloroetileno se ha asociado a mayor incidencia de enfermedad de Parkinson.
Referencias
Abbott, R. D., Ross, W. G., Petrovitch, H., et al, (2015). Midlife milk consumption and substantia nigra neuron density at death. Neurology. doi:10.1212/WNL.0000000000002254
Checkoway, H., Powers, K., Smith-Weller, T., Franklin, G. M., et al., (2002). Parkinson’s disease risks associated with cigarette smoking, alcohol consumption, and caffeine intake. American Journal of Epidemiology, 155(8), 732–738. doi:10.1093/aje/155.8.732
Neuroscience News (2015, December 9). Signs of Parkinson’s linked to pesticides found in milk in early 80’s. Neuroscience News. Recuperado de http://neurosciencenews.com/signs-of-parkinsons-linked-to-pesticides-found-in-milk-in-early-80s/
Park, A. (2015, December 9). Drinking milk is linked to Parkinson’s disease: Study. . Recuperado de http://time.com/4143358/milk-parkinsons-disease-pesticides/