La mala calidad del sueño y una corta duración del mismo podría ser un indicador de la fase prodrómica de un parkinsonismo, especialmente de enfermedad de Parkinson, según concluye un estudio reciente que analizó a más de 13 000 personas.
Entre las personas afectadas por párkinson es más frecuente el insomnio, la fragmentación del sueño, la somnolencia diurna o incluso los trastornos de la conducta del sueño REM que en la población general.
Más aún, estos trastornos no solo son más comunes en las personas que ya tienen un diagnóstico de párkinson, sino que se ha observado que son frecuentes incluso antes de que los primeros síntomas de alteraciones motoras sean evidentes.
Esto ha llevado a plantear que las alteraciones del sueño constituyen uno de los síntomas de la fase prodrómica del párkinson, es decir, uno de los síntomas iniciales que anteceden al desarrollo franco de la enfermedad.
Un estudio reciente publicado en la revista Brain añade más evidencia a favor de esta idea pues según concluyó después de analizar a 13 176 personas, la mala calidad del sueño y una menor duración del sueño están asociadas a mayor riesgo de parkinsonismo y de enfermedad de Parkinson.
El parkinsonismo es un síndrome caracterizado por síntomas como temblor, rigidez, enlentecimiento de los movimientos e inestabilidad postural. Muchas enfermedades pueden causar parkinsonismo, siendo la enfermedad de Parkinson una de las primeras causas a nivel mundial.
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Más de 10 años de seguimiento para evaluar la relación de las alteraciones del sueño con la enfermedad de Parkinson
El objetivo de la investigación fue determinar si la mala calidad del sueño y una menor duración estaban relacionadas con el riesgo de párkinson y parkinsonismo, además, analizaron si la evolución de estas dos variables a lo largo de los años también estaba relacionada con mayor riesgo de párkinson y parkinsonismo.
Traduciendo: ¿Quiénes duermen poco y mal tienen más riesgo de párkinson? Si al pasar los años duermes peor y menos, ¿significa eso también que tienes un riesgo elevado de la enfermedad?
Para responder esas incógnitas estudiaron a 7726 personas de la población general entre los años 2002 y 2008 y a 5450 personas entre los años 2009 y 2014. Todos formaban parte de un proyecto de investigación llamado Rotterdam Study que durante años ha investigado las enfermedades crónicas durante el envejecimiento.
Inicialmente realizaron entrevistas, pasaron cuestionarios que evaluaban el sueño y realizaron valoraciones físicas. Cada cuatro o cinco años se volvía a evaluar a cada persona.
Al grupo implicado en la actual investigación se les siguió hasta el año 2015, momento en el que se habían diagnosticado 75 casos de parkinsonismo, de ellos 47 correspondían a casos de enfermedad de Parkinson.
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Los problemas del sueño, ¿síntoma o causa?
Los investigadores observaron que tanto los problemas relacionados con la calidad del sueño como una corta duración del mismo estaban relacionados con mayor riesgo de parkinsonismo y de enfermedad de Parkinson, especialmente de esta última.
También observaron que un deterioro de ambos parámetros (calidad y duración del sueño) a lo largo de seis años se relacionó con un aumento del riesgo de párkinson, aunque para el parkinsonismo en general esta asociación fue menos marcada.
Los investigadores opinan que los problemas relacionados con el sueño son una manifestación de la enfermedad en su fase prodrómica, más que una causa de la misma como se ha planteado en otras enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.
No obstante, tampoco descartan esta última posibilidad (que las alteraciones del sueño estén relacionadas con la aparición del párkinson), pero lo que se sabe hasta el momento no permite sacar más conclusiones sobre el tema.
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Lo que sí se sabe: las características del sueño, clave de la salud neurológica en la tercera edad
Más allá de los mecanismos específicos que unen las alteraciones del sueño con las enfermedades neurodegenerativas, de lo que sí hay acumulada bastante evidencia es de que los trastornos del sueño tienen una estrecha relación con enfermedades como el alzhéimer o el párkinson.
En el alzhéimer se ha llegado a identificar mecanismos biológicos que explicarían por qué determinados problemas del sueño pueden contribuir a desarrollar la enfermedad.
En el caso de las llamadas sinucleinopatías, grupo de trastornos que incluye el párkinson o la demencia con cuerpos de Lewy (entre otros) hay un trastorno del sueño, el trastorno idiopático de conducta del sueño REM, que es un indiscutible indicador de mayor riesgo de padecer estas enfermedades neurodegenerativas.
Según los resultados de un estudio reciente sobre este tema, más del 70% de las personas con trastorno idiopático de conducta del sueño REM termina desarrollando una enfermedad neurodegenerativa.
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Fuentes
Thom S Lysen, Sirwan K L Darweesh, M Kamran Ikram, Annemarie I Luik, M Arfan Ikram, Sleep and risk of parkinsonism and Parkinson’s disease: a population-based study, Brain, , awz113, https://doi.org/10.1093/brain/awz113