Entrevista a Javier S. Burgos, Director General de Neuron Bio.
Una empresa que decidió hacer las cosas diferentes desde el principio. Pensó y actuó a contracorriente y el tiempo y la ciencia le está dando la razón. Hablamos de Neuron Bio, la empresa biotecnológica con sede en Granada, España, que pretende hacer una contribución significativa a la lucha contra la enfermedad de Alzheimer. Y no va mal encaminada. En marzo de este año anunciaba la obtención de una patente sobre un método para el diagnóstico de la enfermedad de Alzhéimer mediante marcadores presentes en la sangre y en agosto, hace menos de un mes, le concedieron en Japón una patente sobre un compuesto con efecto neuroprotector para el tratamiento de personas con alzhéimer. Hoy hablamos con Javier S. Burgos, Director General de Neuron Bio.
Javier, en entrevistas y en la web de la compañía leemos que vuestra misión fundamental es convertiros en referente mundial en el campo del alzhéimer ¿Por qué Neuron Bio ha elegido el alzhéimer como campo de innovación fundamental?
Por varias razones, lo primero por una razón histórica. El grupo de Fernando Valdivieso, que es el fundador de la compañía y actual presidente, cuando se fundó la compañía en el año 2005 aproximadamente ya llevaba unos 30 años trabajando en la enfermedad de Alzheimer. Tenía unos conocimientos muy profundos de la enfermedad; un grupo de herramientas, patentes y un grupo de investigación que había hecho desarrollos
¿Y por qué Fernando se dedica al alzhéimer y por qué Neuron se dedica al alzhéimer? Pues porque es un problema tremendamente importante y porque cada día que pasa el problema es mayor porque sigue aumentando el número de pacientes. Se estima que cada tres segundos hay un nuevo paciente de demencia en el mundo. Por lo tanto es obligatorio buscar soluciones para la enfermedad de alzhéimer, tanto farmacológicas, diagnósticas como terapéuticas: en todos los aspectos.
¿Qué productos está desarrollando la empresa en la actualidad orientados a la enfermedad de alzhéimer?
Tenemos dos grandes líneas de trabajo: una de desarrollo farmacéutico que busca compuestos que en el futuro se puedan convertir en fármacos y por otro lado desarrollo de herramientas diagnósticas. Se ha visto hace ya unos cuantos años, y todas las grandes farmas trabajan igual, que hay que buscar biomarcadores y fármacos a la vez porque necesitamos saber cómo evoluciona la enfermedad.
En relación al método diagnóstico ¿Qué tipo de prueba sería?
Este año, hace poquito, solicitamos una patente europea en la cual protegíamos el uso de 5 marcadores sanguíneos para el diagnóstico de la enfermedad de alzhéimer. Aparte, esos marcadores no solamente ayudan al diagnóstico sino que también dan un factor de riesgo de sufrir la enfermedad, este es un trabajo que nosotros llevamos haciendo en los últimos 4 años aproximadamente. Hasta ahora los marcadores que se estudian se obtienen en líquido cefalorraquídeo, para lo que hace falta hacer una punción lumbar y los pacientes de alzhéimer tienen bastante declive físico.
De transcurrir todo de forma ideal ¿en qué año estaría entrando en el mercado este método diagnóstico?
La ventaja que tiene el diagnóstico es que es mucho más rápido que el desarrollo farmacéutico. No tienes que hacer ninguna intervención en los pacientes, nada más que sacarle sangre. Cuando tú le das un fármaco a alguien sí que tienes que estudiar una serie de parámetros, sobretodo en toxicología, pero analizarlo en sangre tiene ciclos de desarrollo más cortos. Nosotros ya tenemos este trabajo hecho en más de 300 individuos, tanto sanos como controles, lo que tenemos que hacer es reproducirlo en otra cohorte diferente. En dos o tres años podríamos tener esa confirmación de las colecciones y eso podría ser un punto muy importante.
No tenía conocimiento de que estuvieran tan avanzados…
Sí, es un estudio bastante ambicioso, llevamos trabajando cuatro años en esto.
Y es una carrera de fondo con las grandes empresas biotecnológicas
Hemos optado por una estrategia diferente. Al final si tú te pones a hacer lo mismo que las grandes farmas con una millonésima parte del presupuesto nunca vas a llegar, van a llegar ellos antes. Nosotros desde el principio hemos tenido una aproximación científica diferente porque es la única oportunidad de desarrollar productos que tengan valor.
En relación a los productos destinados al tratamiento ¿Cuántos estáis desarrollando actualmente?
Tenemos 5 compuestos o moléculas en nuestro portafolio, unas con un grado de desarrollo más avanzado y otras más temprano. La patente que nos han concedido en Japón y también en Europa es nuestro compuesto más avanzado. Los productos que nosotros desarrollamos son diferentes a lo que se está haciendo habitualmente por las grandes farmas. Nuestra apuesta desde el principio fue buscar moléculas que impidan que se mueran las neuronas, es lo que se llama neuroprotectores, mientras que los fármacos que se están desarrollando, sobre todo por las grandes farmas, son antiamiloideos lo que significa que van a una diana muy concreta de la enfermedad del alzhéimer, algo que científicamente también está en discusión: si esa diana es la oportuna para desarrollar fármacos. Nosotros lo que hacemos es buscar moléculas para evitar que las neuronas se mueran y luego averiguar por qué.
Desde hace unos cuantos años, y eso ya venía desde antes de crear la compañía, estamos convencidos de que hay que ir a las etapas tempranas de la enfermedad, cuanto antes mejor, por eso también es muy importante que el diagnóstico sea lo más certero posible y lo más preliminar posible al desarrollo de la enfermedad. Desgraciadamente los enfermos avanzados de alzhéimer en la etapa severa tienen una pérdida de neuronas de entre un 30 y un 40% en su cerebro; esto es muy difícil de regenerar.
¿Qué mecanismo de acción tiene?
Esta molécula es una estatina, es una molécula que regula el colesterol, las que toman una gran bolsa de la población para regular el colesterol. Al principio de la década pasada hubo una serie de estudios epidemiológicos, sobretodo en Boston, Massachusetts, que veían que la gente que se había tratado con estas medicinas para el colesterol tenían un riesgo de sufrir la enfermedad de Alzheimer mucho más bajo. En algunos de los casos hasta un 70% menos de posibilidades sufrir la enfermedad del Alzheimer. Nosotros lo que hicimos fue, de las nueve estatinas que se conocían en ese momento, buscar cuál de ellas protegía mejor de la muerte neuronal. Identificamos a la simvastatina y a partir de ahí la utilizamos como cabeza de serie para modificarla pero ya orientada, no para bajar el colesterol, sino para evitar que la neurona se muriera. Por ejemplo, haciendo que la molécula pasara mejor la barrera hematoencefálica del cerebro.
Volvamos a ponernos en una situación ideal, esa que tanto gusta y tanto cuesta conseguir. De resultar exitosas todas las etapas de la investigación ¿Cuándo estaría el fármaco como medicamento en el mercado?
Los desarrollos farmacéuticos tardan unos 12 o 13 años en desarrollarse. Neuron lo que hace ahora mismo es desarrollar e identificar moléculas, desarrollarlas en su fase preclínica y a partir de ahí intentar llegar a alianzas con farmacéuticas para que hagan los desarrollos, pero esto lleva unos cuantos años.
Los estudios preclínicos ya están acabados, lo siguiente que habría que hacer es la fase I. Ya se podrían empezar ensayos clínicos en unos pocos meses pero necesitamos establecer alianzas. Para una pyme española es demasiado dinero, necesitamos socios que nos ayuden a desarrollarlo.
El futuro de los tratamientos para el alzhéimer ¿Está en la ralentización o en la cura?
Yo creo que la ralentización, la cura significa que la señora o el señor que está enfermo va a revertir y va recuperar memoria, yo ahora mismo creo que no es posible, ojalá , la ciencia nos sorprende todos los días y muchas veces llegamos a hacer cosas que ni sospechábamos pero lo veo muy difícil. Lo que se puede hacer es disminuir el número de pacientes. Se estima que si pudiéramos retrasar el inicio de la enfermedad tan solo cinco años bajaría a la mitad el número de enfermos del mundo y hay 36 millones de enfermos. Por ahí estamos haciendo el esfuerzo todos, tanto en diagnóstico temprano como en desarrollo farmacéutico y yo creo que ese es el futuro. Podríamos hacer una alegoría a las vacunas, aunque en el alzhéimer se ha utilizado mal la palabra vacuna desde mi punto de vista. Al final lo que tenemos que hacer es prevenir, evitar el desarrollo de la enfermedad, por ahí está el futuro.
Le pedimos que se arriesgue a dar un pronóstico. En su opinión ¿Cuántos años va a tardar en llegar un tratamiento lo suficientemente efectivo?
Yo desgraciadamente no soy muy optimista por ahora y me gustaría serlo más, se ha hecho mucho esfuerzo por desarrollar los fármacos en los últimos años, sobretodo antiamiloides y no han dado el fruto que esperábamos. Ahora mismo en el campo estamos en una profunda revisión desde mi punto de vista sobre cuáles son las estrategias farmacológicas sobre la enfermedad del Alzheimer. Eso no significa que hayamos perdido el tiempo, nos ha servido para aprender mucho y saber por dónde tenemos que ir, es una forma de hacer ciencia. Nos gustaría ir más rápido y haber acertado a la primera.