Si has llegado hasta aquí, posiblemente hayas leído las numerosas noticias que han salido en relación a una nueva investigación, publicada en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), que encontró un gran potencial terapéutico para el párkinson en una sustancia llamada escualamina.
En nuestro artículo, a riesgo de repetir lo mucho que ya se ha dicho, intentaremos responder a preguntas concretas que, suponemos, todos se hacen cuando leen sobre este novedoso compuesto.
¿Qué es la escualamina?
Empecemos por lo básico: es una sustancia presente en el tejido del estómago y el hígado de una especie pequeña de tiburón, conocido como mielga o galludo (Squalus acanthias) y también en los glóbulos blancos de la lamprea de mar. Se descubrió en el año 1993 por un equipo de investigadores que buscaba antibióticos en diferentes animales, como ranas, cerdos y ratones.
En ese momento les resultó sorprendente las propiedades antibacterianas, antifúngicas y antivirales de un compuesto al que ellos mismo llamaron escualamina y que, hasta ese momento, había pasado desapercibido. Uno de los líderes de ese estudio, el Dr. Michael Zasloff, es también uno de los firmantes de la actual investigación sobre el uso de la escualamida en el párkinson.
El propio Zasloff fue capaz de sintetizar en un laboratorio la escualamina en el año 1995, lo que representó un paso muy importante para aumentar las posibilidades de aplicación terapéutica del compuesto. A lo largo de estos 24 años desde su descubrimiento, la escualamina ha sido probada en varios ensayos clínico como tratamiento de algunos cánceres en niño y enfermedades oculares asociadas a la diabetes, sin que por el momento se haya aprobado ningún fármaco.
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¿Qué se ha descubierto en relación a la enfermedad de Parkinson?
La reciente investigación —es muy importante decir que se realizó en animales de experimentación y cultivos celulares, no en seres humanos— encontró que la escualamina podía evitar la acumulación tóxica de una proteína vinculada al origen y progresión de la enfermedad de Parkinson, la alfa sinucleína.
Los agregados tóxicos de esta proteína, llamados cuerpos de Lewy, son en buena parte culpables de la muerte neuronal en las personas con párkinson y con enfermedad de cuerpos de Lewy, de ahí que el compuesto tiene potencial terapéutico para ambas enfermedades.
La escualamina no solo evitó la acumulación tóxica de la alfa-sinucleína en células neuronales. En un gusano modificado genéticamente para producir un exceso de alfa sinucleína —el C.elegans, que comparte el 40% de sus genes con los seres humanos— la administración oral de escualamina impidió el efecto tóxico de la proteína.
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¿Funcionará en humanos lo que funcionó en gusanos?
No se sabe, así de sencillo (y frustrante). Constantemente se identifican compuestos que en modelos animales parecen muy prometedores, pero que después no logran tan siquiera pasar a probarse en seres humanos.
En este caso los investigadores ya están planificando llevar el compuesto a ensayo clínico, esto es, a probarlo en seres humanos. Gracias en buena parte a que, al ser ya usado con anterioridad en otros ensayos clínicos, su perfil de seguridad es bastante conocido.
Las dudas sobre la seguridad de un compuesto es uno de los puntos que generalmente más retrasa la entrada de un fármaco a la fase de ensayo clínico. En el caso de los que van dirigidos al sistema nervioso, como sería el caso de la escualamina para el párkinson, otro de los grandes escollos es hacerlo atravesar la barrera que protege nuestro cerebro, la barrera hematoencefálica. Los investigadores han reconocido que este es uno de los puntos que tienen que perfeccionar.
De funcionar ¿sería una cura o un tratamiento sintomático?
El equipo de científicos ha dejado bastante claro que estamos hablando de un tratamiento sintomático, que en todo caso puede enlentecer considerablemente el avance de la enfermedad.
¿Existen complementos de escualamina?
¿Qué? ¿Creías que no íbamos a responder esto? ¿Que ibas a llegar hasta el final sin la respuesta a una de las primeras preguntas que te vino a la mente cuando leíste tiburón y compuesto natural? Pero calma. Vuelve a leer lo que dijimos anteriormente. Los investigadores reconocen que el compuesto que tienen actualmente tiene que ser perfeccionado para que llegue al cerebro, así que imagina los que puede haber en el mercado.
Por otra parte, aclararte que los suplementos que se venden de cartílago de tiburón no tienen esta sustancia, que se extrae del hígado o el estómago, y que el aceite de hígado de tiburón la contiene en muy baja concentración ¿Solución? No queda más que esperar.
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Referencias
Moore, K. S., Wehrli, S., Roder, H., Rogers, M., Forrest, J. N., McCrimmon, D., & Zasloff, M. (1993). Squalamine: An aminosterol antibiotic from the shark. , 90(4), . Disponible en https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC45871/pdf/pnas01102-0225.pdf
Weaver, S. C., Adams, P. A., Beckerman, B., Campbell, A., Han, Z., Zasloff, M., … 5, maz (2011). Squalamine as a broad-spectrum systemic antiviral agent with therapeutic potential. Proceedings of the National Academy of Sciences, 108(38), 15978–15983. doi:10.1073/pnas.1108558108
Whiteman, H. (2017, January 17). Parkinson’s could be treated with shark compound, study suggests. Medical News Today. Disponible en http://www.medicalnewstoday.com/articles/315272.php