El estatus o status epiléptico es una condición grave, con mortalidad considerable y cuyo manejo debe realizarse obligatoriamente en un centro hospitalario.
Esta condición se define como una crisis o un conjunto de crisis epilépticas o convulsivas que se repiten rápidamente y en las que el paciente no se recupera entre cada una de ellas. Es decir, los afectados no recobran la conciencia antes de iniciar la próxima convulsión.
Es muy peligrosa debido a que el daño neuronal se produce constantemente y, a menos que se instaure un tratamiento farmacológico inmediato y medidas de soporte vitales, es muy probable que el paciente desarrolle secuelas importantes o, inclusive, que pueda morir.
Es sobre las principales características de esta condición de lo que hablaremos el día de hoy.
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¿Por qué se produce el estatus epiléptico?
Actualmente se desconoce en gran medida la causa molecular de esta condición. Sin embargo, basándose en los antecedentes del paciente, se han podido identificar varios factores de riesgo importantes que pudieran estar aumentando la probabilidad de sufrir uno de estos episodios.
Esto puede suceder en dos grupos de pacientes, aquellos que ya tienen el diagnóstico o antecedente de síndrome epiléptico, y en aquellos que no tienen la enfermedad de base.
Los pacientes ya diagnosticados con epilepsia suelen padecer el estatus epiléptico cuando cambian o interrumpen abruptamente el tratamiento o durante el abuso de ciertas sustancias “prohibidas” como el alcohol.
Las infecciones y otras condiciones caracterizadas por el estrés pueden ser desencadenantes claros.
Los pacientes que no tienen diagnóstico pueden debutar de esta manera cuando sufren infecciones, especialmente del sistema nervioso central, como la meningitis.
Los traumatismos craneoencefálicos, el síndrome de abstinencia, los tumores o la enfermedad cerebrovascular son causas bien identificadas y documentadas.
Por último, existe otro grupo de pacientes que no tienen epilepsia pero que tampoco tienen un trastorno definido en el sistema nervioso, por lo que se consideran pacientes idiopáticos.
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¿Cuáles son los síntomas del estatus epiléptico?
Se ha logrado identificar cuatro tipos distintos de presentaciones clínicas en base a la presencia de convulsiones y el grado de extensión de las mismas.
El estatus parcial convulsivo se caracteriza por crisis focalizadas (afectan solo a una región del cuerpo) y por no afectar el nivel de conciencia.
Los síntomas pueden ser motores pero también pueden asociarse trastornos de la sensibilidad. Estos tienen una duración corta pero se presentan de manera repetitiva, por lo que una de las complicaciones es la muerte celular de las neuronas corticales, lo cual es un daño permanente.
El estatus epiléptico generalizado convulsivo suele ser más complicado ya que involucra pérdida de la conciencia, convulsiones tónico-clónicas generalizadas, confusión y amnesia.
Los estatus epilépticos parciales o generalizados no convulsivos son dos tipos que se caracterizan porque el evento inicial son las crisis de ausencia, las cuales se caracterizan por la ausencia de convulsiones y por un estado de ensimismamiento en el cual el paciente parece distraído y fuera de lugar, lo cual es frecuente en pediatría y suele asociarse con bajo rendimiento escolar.
Estos últimos tipos suelen asociarse a enfermedades metabólicas y se atienden en Unidades de Cuidados Intensivos.
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¿Cuáles son las complicaciones del estatus epiléptico?
Esta condición se asocia con hiperactividad y agotamiento del sistema nervioso, por lo que las principales complicaciones se asocian con el daño neuronal permanente y los cambios metabólicos derivados de la intensa descarga eléctrica inicial.
El daño cerebral viene determinado por la dificultad de aporte de oxígeno hacia el tejido nervioso, ya que se produce un “desacoplamiento entre la demanda de oxígeno y la oferta del mismo”, ya que las neuronas se encuentran funcionando más de lo normal y, por lo tanto, requieren de un aporte energético mayor que cada vez es más deficiente debido a algunos trastornos vasculares que se asocian a la enfermedad.
Además, es normal que debido a la gran actividad del músculo se produzca un exceso de ácido láctico, una sustancia derivada del metabolismo de los carbohidratos. Esto produce un estado de acidosis sanguínea, lo cual se considera un trastorno metabólico importante ya que compromete severamente la frecuencia respiratoria de los pacientes.
Otras alteraciones son el aumento de temperatura corporal, las secreciones abundantes, hipertensión y trastornos de la contracción cardíaca, especialmente graves en pacientes cardiópatas.
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Fuentes y referencias:
Corral-Ansa L, et al. Estatus epiléptico. Med Intensiva. 2008;32(4):174-82.
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