Investigadores suecos han asociado la formación de nuevos vasos sanguíneos durante la enfermedad de Parkinson a alteraciones de la marcha, hipotensión ortostática y mayor permeabilidad de la barrera hematoencefálica.
La formación de nuevos vasos sanguíneos en el cerebro de personas con enfermedad de Parkinson podría estar contribuyendo al desarrollo de síntomas como las alteraciones de la marcha e hipotensión ortostática, según informan mediante un comunicado de prensa investigadores de la Universidad de Lund en Suecia. La investigación ha sido publicada en la revista Neurology.
La angiogénesis es el nacimiento de nuevos vasos sanguíneos a partir de los que ya existen, como si fueran ramas. Este proceso es esencial en el desarrollo físico, así se forman los vasos sanguíneos de nuestro cuerpo, pero en ocasiones puede estar contribuyendo al desarrollo de enfermedades como el cáncer de mama, la arterosclerosis y las enfermedades neurodegenerativas.
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El por qué se produce este proceso durante las enfermedades neurodegenerativas no está del todo claro, aunque se hipotetiza que es una reacción ante la inflamación y la muerte de neuronas, que en el caso de la enfermedad de Parkinson, serían fundamentalmente las neuronas dopaminérgicas.
Intentando analizar la presencia de angiogénesis en la enfermedad de Parkinson y su posible relación con las manifestaciones clínicas de la enfermedad, los investigadores suecos midieron a través del líquido cefalorraquídeo los biomarcadores que indican el alcance de la angiogénesis en un organismo. Esta medición la hicieron en un grupo control de 38 personas mayores sanas y 100 personas con enfermedad de Parkinson. Encontraron que los enfermos de párkinson tenían más elevados los marcadores de angiogénesis en comparación con las personas sanas e incluso, esos valores se asociaron a mayores alteraciones de la marcha, a hipotensión ortostática (reducción excesiva de la tensión arterial al cambiar de posición) y a mayor permeabilidad de la barrera hematoencefálica.
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La barrera hematoencefálica es una densa formación de células que protegen al cerebro impidiendo el paso de agentes nocivos. Si su integridad se ve comprometida, como indica la investigación que sucede en los enfermos de párkinson con elevada angiogénesis, existen más posibilidades de que componentes de la sangre se filtren al cerebro y lo dañen.
De confirmar estos resultados en otras investigaciones, los expertos creen que podría ser una oportunidad para crear tratamientos para la enfermedad de Parkinson. Según explica el profesor Oskar Hansson, uno de los autores del estudio:
Ya existe medicación para la angiogénesis. Si podemos confirmar nuestros resultados en otros estudios, estos fármacos pueden ser probados en pacientes con Parkinson en el futuro.