Después de dos investigaciones que levantaron mucha polémica y crearon la teoría de la enfermedad de Alzheimer transmisible, las autoridades sanitarias canadiense deciden financiar una investigación para determinar cuánta verdad, o no, puede haber en esos temores.
Existe el alzhéimer hereditario, se da en casos muy raros, en familias donde se heredan mutaciones genéticas que hacen que generación tras generación sus miembros sean afectados por lo que se conoce por alzhéimer familiar de inicio precoz. Existe también la forma esporádica de la enfermedad de Alzheimer, la que padece la mayor parte de los enfermos y de la que no se conocen aún exactamente las causas. Pero, ¿existe un tercer tipo de alzhéimer? ¿uno que pueda considerarse transmisible bajo circunstancias excepcionales?. Lo único seguro es que no se sabe, pero el término alzhéimer transmisible surgió recientemente y es un tema tan polémico que algunos investigadores simplemente se niegan a hablar de ello, argumentando que es más un juego mediático que un asunto de importancia capital. Otros sin embargo, admiten la posibilidad y la necesidad de seguir investigando. En este último caso parece enmarcarse el gobierno canadiense que ha decidido financiar una investigación que busca aclarar si en realidad puede existir un alzhéimer transmisible, algo que, haciendo justicia a la famosa calma canadiense, ha sido tomado con total normalidad por los medios de comunicación del país. Las razones no pueden ser más lógicas. Según opina el Dr. Michael Coulthart, científico de la Agencia de Salud Pública de Canadá citado por el periódico National Post:
Es muy importante ir hacia adelante en la medida de lo posible con algo que puede ser un problema, incluso en pocos casos.
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Poca evidencia de que pueda ser transmisible y de serlo, justificaría muy pocos casos.
Porque según explican, la evidencia de que el alzhéimer pueda ser transmisible está lejos de ser comprobada, e incluso, de comprobarse, las circunstancias en las que puede ocurrir esa transmisión son muy poco frecuentes y el número de casos debido a una hipotética transmisión, muy bajo comparado con el resto de las causas de la enfermedad de Alzheimer. El temor es que el material quirúrgico empleado en algunas intervenciones cerebrales no quede lo suficientemente esterilizado debido a que la sustancia beta amiloide, una de las causas de la enfermedad de alzhéimer, es muy difícil de eliminar con las técnicas de esterilización usadas actualmente.
Pero para el Dr. Coulthart, adelantarse a los problemas es una de las funciones fundamentales de las políticas de salud pública. En su opinión:
Uno siempre está buscando cosas que podrían estar llegando. La precaución se ha convertido en parte del nombre básico del juego en salud pública.
El estudio canadiense se centrará en el análisis de 4 cerebros de personas fallecidas con la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, el equivalente humano de la enfermedad de las vacas locas. Estas personas recibieron en vida injertos de de duramadre, una de las membranas que protege al sistema nervioso central, y de ese procedimiento se cree que pudieron adquirir la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. La nueva investigación verá si además de esta enfermedad, las personas transplantadas pudieron recibir “semillas” de beta amiloide que se fueron diseminando por el cerebro, una situación semejante a la que describen los dos estudios previos que hicieron surgir la teoría del alzhéimer transmisible.
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De dónde surge la teoría del alzhéimer transmisible.
Todo empezó un 9 de septiembre del año 2015, cuando los principales medios de comunicación se hicieron eco de una investigación publicada en la revista Nature en la que sus autores reportaron haber encontrado placas de sustancia beta amiloide en el cerebro de personas que fallecieron con la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob adquirida mediante un procedimiento médico, la inyección de hormona del crecimiento extraída de cadáveres. Ni la edad, ni la genética podían explicar la presencia de las placas amiloides, un signo clásico de la enfermedad de Alzheimer, en el cerebro de esas personas. Entonces los autores hipotetizaron que la sustancia beta amiloide llegó al cerebro a través de las inyecciones de hormona del crecimiento y que se diseminó después, comportamiento semejante al prión, la proteína culpable de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. Y aunque los medios podíamos habernos quedado con la información igual de importante de que la beta amiloide puede comportarse como un prión, decidimos quedarnos con la parte de que se transmitió a una persona. Una entrevista al autor del estudio en la que admitió la remota posibilidad de que los instrumentos quirúrgicos usados en neurocirugía no quedaran libres de sustancia beta amiloide, hizo el resto. Los medios de comunicación tuvieron titulares para medio día. A todas estas, ¿dónde está el alzhéimer? Calma, ahora os lo explicamos.
Algunos meses después, Nature volvió a generar polémica, esta vez menos, con un editorial que tituló: Surge más evidencia para la teoría del “Alzheimer transmisible”. Estaba haciendo referencia a una investigación publicada en la revista Swiss medical weekly en la que los autores referían haber encontrado las placas de amiloide en el cerebro de personas fallecidas con la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, estas personas también habían pasado en vida por un trasplante de duramadre. Aquí nuevamente, ni por genética ni edad, se encontraron razones que justificaran la extensión de las placas amiloides en el cerebro. La trasmisión de semillas de beta amiloide mediante el trasplante fue también la explicación más plausible.
Críticas a la teoría del alzhéimer transmisible.
Algunos seguramente os habéis percatado de que en todo momento se habla de que se encontró patología amiloide en los cerebros analizados, no que esas personas padecieran alzhéimer. Esa es una de las críticas fundamentales que recibe esta teoría, no se tiene constancia de que ninguna de las personas analizadas en realidad padeciera la enfermedad de Alzheimer. Y es que muchas personas pueden tener placas de beta amiloide en el cerebro sin desarrollar alzhéimer, y la sola presencia de beta amiloide no es suficiente, según los conocimientos actuales, para desencadenar la enfermedad. Además, otras muchas enfermedades neurodegenerativas cursan con esta acumulación anómala de proteínas beta amiloide. Así lo señala la Sociedad Española de Neurología (SEN) en un comunicado que emitió después de la polémica generada por la primera investigación. En ese documento añaden, a raíz de varios titulares que mencionan la palabra contagio— miren esta joya de El Confidencial: El alzhéimer puede ser contagioso (y hay pacientes que lo adquirieron siendo niños)— que trasmisión y contagio son palabras totalmente distintas en el campo de la medicina. Contagio es cuando existe la posibilidad de la propagación de una enfermedad de un individuo a otro y en ningún caso se ha hablado de ello en dicho estudio.
De trasmisión sí se ha encargado de hablar Nature y ahora la autoridades sanitarias canadienses deciden afrontar tan polémico tema de la mejor manera: con ciencia y normalidad. No hay razones para alarma y sí muchas para ganar en conocimiento.
Referencias
Abbott, A. (2015). Autopsies reveal signs of Alzheimer’s in growth-hormone patients. News, 525(7568), 165. doi:10.1038/525165a
Blackwell, T. (2016, February 16). Can Alzheimer’s be transmitted person to person? Preserved Canadian brains studied for answer.National Post. Disponible en http://news.nationalpost.com/news/can-alzheimers-be-transmitted-person-to-person-preserved-canadian-brains-studied-for-answer
Frontzek, K. et al (2016). Amyloid-β pathology and cerebral amyloid angiopathy are frequent in iatrogenic Creutzfeldt-Jakob disease after dural grafting. Swiss medical weekly,146, Disponible en http://www.smw.ch/content/smw-2016-14287/
Sociedad Española de Neurología (SEN) (2015). Comunicado del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN: La Enfermedad de Alzheimer no es contagiosa. Sociedad Española de Neurología (SEN),. Disponible en http://www.sen.es/noticias/78-noticias-sen/1130-comunicado-del-grupo-de-estudio-de-conducta-y-demencias-de-la-sen-la-enfermedad-de-alzheimer-no-es-contagiosa