Conoce los distintos tipos de epilepsia y sus características


Los tipos de epilepsia se clasifican en función de las características de las convulsiones. En algunos casos, los síntomas junto a hallazgos genéticos y neurofuncionales permiten diagnosticar un síndrome epiléptico.

La imagen de un paciente epiléptico en medio de una crisis generalmente se asocia a convulsiones abruptas que involucran todo el cuerpo junto con pérdida de la consciencia, lo que se conoce como convulsión tónico-clónica generalizada.

La realidad dista mucho de esto, ya que la epilepsia involucra muchos tipos de convulsiones que incluso pueden pasar desapercibidas, por lo que los pacientes no acuden al médico y por lo tanto no reciben diagnóstico.

Clásicamente es posible distinguir las convulsiones dependiendo de su extensión, dividiéndolas en crisis focales y generalizadas. En algunas ocasiones, el patrón de síntomas que tiene el paciente es tan característico que es posible agruparlo en una categoría en particular, lo que permitió identificar los síndromes epilépticos.

A continuación, te mostramos los tipos de epilepsia más comunes en la actualidad en base a las características de las convulsiones y algunos detalles sobre los síndromes epilépticos más comunes.

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Tipos de epilepsia: las convulsiones o crisis focales

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Las crisis focales se originan por la activación de una región específica en un solo hemisferio cerebral, sin diseminarse a otras áreas encefálicas. A diferencia de las convulsiones generalizadas, el paciente está consciente.

Estas pueden ser motoras (involucran la realización de un movimiento muscular), sensitivas (afectando cualquiera de los sentidos del paciente, como el olor o el gusto), autonómicas (manifestándose en algunos sistemas corporales como el cardiovascular) o psicológicas.

Por ejemplo, los pacientes con una crisis focal motora sufrirán convulsiones dependiendo de la región cerebral que esté involucrada. Si está afectada la región encargada del movimiento de la mano derecha, esta sufrirá contracciones espontáneas e incontrolables mientras dure la convulsión.

Algunos pacientes pueden sufrir un fenómeno llamado “marcha jacksoniana”, en el que aumenta gradualmente la extensión de las convulsiones. En el ejemplo anterior, la convulsión puede extenderse poco a poco desde la mano derecha hasta el hombro. Son crisis más graves y requieren un tratamiento especial.

Por otro lado, algunos pacientes sufren una parálisis focal (llamada “parálisis de Todd”) que afecta a la parte corporal involucrada durante la convulsión y puede extenderse durante varios minutos u horas.

En raras ocasiones, estas convulsiones aparentemente benignas pueden prolongarse durante horas o días. Esto se llama epilepsia parcial continua y a menudo es muy resistente al tratamiento médico.

Las convulsiones focalizadas también pueden ser sensitivas. Pueden producirse destellos luminosos o alucinaciones elaboradas, sensación de vértigo, enrojecimiento facial, percepción de olores intensos y sonidos raros, o una sensación de malestar abdominal que asciende hacia la cabeza.

Tipos de epilepsia: Las convulsiones o crisis generalizadas

Estas se originan en un solo punto del cerebro pero conectan de inmediato con otras regiones en ambos hemisferios, lo cual permite generalizar su acción en varias porciones corporales. Existen crisis de ausencia, convulsiones tónico-clónicas, atónicas y mioclónicas.

Las crisis de ausencia son más comunes en pediatría y se caracterizan por breves episodios de pérdida de la consciencia, sin embargo se conserva la postura. Por lo tanto, el paciente asemeja un estado de ensimismamiento, como si estuviese pensando en algo importante. Sin embargo, realmente ha perdido el conocimiento.

Las convulsiones tónico-clónicas son los clásicos episodios que inician con la aparición brusca de rigidez muscular que dura unos segundos (la fase “tónica”) seguido de movimientos musculares fuertes e incontrolables (la fase “clónica”). En este caso, el paciente siempre está inconsciente.

Las convulsiones atónicas se caracterizan por la pérdida repentina del conocimiento y el tono postural, por lo que la persona cae con su propio peso. Es peligroso por los impactos que pueda recibir el paciente, especialmente en la cabeza. Es fácil confundirlo con un desmayo, también llamado “síncope”.

Las convulsiones mioclónicas se caracterizan por contracciones musculares muy breves de una parte del cuerpo, aunque en ocasiones se extiende más. En los pacientes sanos puede asociarse a trastornos metabólicos repentinos, pero en los pacientes epilépticos es normal.

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Los síndromes epilépticos

Cuando un paciente presenta una serie de signos y síntomas muy característicos, además de pruebas complementarias que corroboran el diagnóstico (como un electroencefalograma, radiologías o pruebas genéticas) es posible incluirlo dentro de algunos tipos de epilepsias llamados síndromes epilépticos.

Los más comunes son la epilepsia mioclónica juvenil, el síndrome de Lennox-Gastaut y el síndrome de epilepsia del lóbulo temporal mesial.

La epilepsia mioclónica juvenil suele aparecer al inicio de la adolescencia y se caracteriza por sacudidas mioclónicas (como las descritas anteriormente), aunque algunas veces pueden sufrir convulsiones tónico-clónicas generalizadas. Tiene una base genética y puede desencadenarse por falta de sueño, alcohol o estrés.

El síndrome de Lennox-Gastaut afecta a pacientes pediátricos y se caracteriza por una tríada de síntomas: (1) cualquier tipo de convulsión (2) anomalías en el  electroencefalograma y (3) alteraciones del conocimiento o cognición. Además, se asocia a enfermedades que provocan disfunción del sistema nervioso central.

El síndrome de epilepsia del lóbulo temporal mesial se acompaña generalmente de crisis focales, que se asocia con alteraciones en el hipocampo (estructura cerebral encargada de las emociones y memoria). A pesar de ser muy refractaria al tratamiento farmacológico, responde muy bien a la cirugía.

El “estado epiléptico” como urgencia médica

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El status o estado epiléptico es un tipo de epilepsia y condición crítica caracterizada por crisis continuas o convulsiones aisladas que se repiten muy rápidamente. Sin embargo, a diferencia de las demás crisis, el paciente no recupera la consciencia entre cada uno de los episodios convulsivos.

Estos episodios duran como mínimo entre 15 y 30 minutos, lo que puede provocar disfunción cardiorrespiratoria y metabólica, hipertermia (aumento de la temperatura) y lesiones permanentes en el sistema nervioso central. Es una urgencia y requiere tratamiento farmacológico intravenoso.

Sin tratamiento es mortal. Es por ello que la única solución para estas crisis es el traslado a un centro asistencial que cuente con los medicamentos necesarios.

Si bien las crisis convulsivas son sumamente variadas, el paciente epiléptico puede sufrir cualquiera de ellas en su vida. El tratamiento está dirigido a mejorar el ambiente molecular existente en el cerebro que propicia las convulsiones, con el objetivo de mejorar la calidad de vida a pesar de que no exista una cura definitiva.

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FUENTES BIBLIOGRÁFICAS:

  1. Longo DL, Fauci AS, Kasper DL, Hauser SL, Jameson JL, Loscalzo J, editores. Harrison principios de medicina interna. Vol 2. 18a ed. México: McGraw‐Hill; 2012.
  2. Organización Mundial de la Salud [Internet]. Epilepsia: nota descriptiva. Disponible en: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs999/es/
Diego J. Pereira