La estimulación cerebral profunda mejoró la severidad de los tics en un 45% de los tratados, pero también provocó eventos adversos de consideración en el 35%.
Quienes padecen síndrome de Tourette (ST) se ven sometidos a la tiranía de los tics, que pueden aparecer en algunos momentos del día o ser tan frecuentes e intensos que imposibilita a la persona llevar una vida satisfactoria.
El ST aparece antes de los 18 años y suele mejorar a medida que pasan los años. Sin embargo, en un grupo de pacientes esto no es así y, además, el tratamiento actual es muy poco efectivo.
En varios centros a nivel mundial se ha probado la estimulación cerebral profunda para el tratamiento de casos graves de ST.
Una nueva investigación, publicada en la revista Jama Neurology, realizó un análisis de los resultados obtenidos con estimulación cerebral profunda en 185 pacientes de ST de 10 países con una media de edad de 29.1 años, teniendo 13 años el paciente de menor edad analizado y 58 el mayor.
El estudio encontró mejorías en la severidad de los tics, pero también eventos adversos, por ejemplo, infecciones, que no deben ser pasados por alto.
¿Qué es la estimulación cerebral profunda?
La estimulación cerebral profunda es un tratamiento que consiste en implantar electrodos en regiones muy específicas del cerebro.
Los electrodos van conectados mediante dos finos cables a un dispositivo llamado neuroestimulador que se coloca generalmente en el pecho o en la zona de la clavícula.
Cuando todo el sistema está funcionando, lo que se hace es generar una corriente eléctrica que modula la actividad cerebral en la diana en que se colocó los electrodos.
La estimulación cerebral profunda se utiliza con gran éxito en el tratamiento de algunos casos de párkinson y de temblor esencial, dos trastornos del movimiento como el síndrome de Tourette.
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¿A qué conclusiones llegó el estudio?
El análisis de los datos (se recopilaron gracias a una base de datos internacional) reflejó que 45. 1 % de los tratados mejoró significativamente la severidad de los tics, aunque hay que tener en cuenta que no se tuvo información de todos los casos.
Para tener una idea de la dimensión de esa mejora, los investigadores señalan que en promedio después de un año de haberse realizado el implante, las puntuaciones en una escala que mide la severidad de los tics pasó de 75.01 a 41.19.
Para Michael Okun, uno de los autores del estudio entrevistado por MedPage:
“Las mejoras que vimos son bastante impresionantes en comparación con los enfoques farmacológicos o conductuales»
Sin embargo, los eventos adversos (que ocurrieron en 56 pacientes) tampoco fueron despreciables:
- 10 pacientes experimentaron disartria, un trastorno del habla originado por alteraciones motoras en los órganos que controlan ese proceso.
- 8 pacientes desarrollaron parestesias, que son sensaciones anormales como ardor o picor en diferentes partes del cuerpo.
- 4 pacientes padecieron infecciones
- 2 pacientes experimentaron hemorragia intracraneal
No obstante, los científicos consideran que esta es una opción de tratamiento que debe seguir investigándose para casos de muy difícil manejo. Según Michael Okun:
«La mayoría de los pacientes con síndrome de Tourette no necesitan cirugía, pero hay un grupo de pacientes con síntomas muy graves: personas que no pueden funcionar, tener un trabajo, ir a la escuela o tener relaciones normales y esto podría ser una terapia valiosa para ellos «.
Okun reconoce que el estudio tiene muchas limitaciones, demasiadas, y que en estos momentos no se tiene la información necesaria como para dar recomendaciones específicas sobre la aplicación de la estimulación cerebral profunda en el ST. Eso, presumiblemente, venga en el futuro.
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Fuentes y referencias
George. J (2018): DBS Suppresses Tics in Uncontrolled Tourette Syndrome. En https://www.medpagetoday.com/neurology/generalneurology/70540
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