Quién fue Lou Gehrig, el hombre por el que muchos conocen la esclerosis lateral amiotrófica


En EE. UU, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es también conocida como enfermedad de Lou Gehrig, debido a que el famoso jugador de béisbol del New York Yankees, Lou Gehrig, vio interrumpida su carrera como consecuencia de la ELA. Esta es su historia con la enfermedad.

 Amigos, las últimas dos semanas han estado leyendo acerca de la mala suerte que tengo. Sin embargo, hoy me considero el hombre más afortunado en la faz de la tierra (…) Cuando los Gigantes de Nueva York, equipo que golpearía tus brazos derechos y viceversa, te envían un regalo, eso significa algo. Cuando hasta los jardineros y los niños en batas blancas te recuerdan con trofeos, eso es algo. Cuando tienes una suegra maravillosa que toma partido contigo en las disputas con su propia hija, eso es algo (…) Así que termino diciendo que pude haber dado un mal paso, pero tengo un montón de cosas por que vivir. Gracias.”

Era el 4 de julio de 1939 y el que fuera uno de los grandes jugadores de béisbol del mítico New York Yankees estadounidense, se despedía ante más de 61 000 espectadores en su estadio.

Lou Gehrig había recibido apenas 16 días antes un diagnóstico de esclerosis lateral amiotrófica, después de meses de un declive acelerado que ya no se podía justificar por la edad o por el desgaste de 2.130 juegos consecutivos jugados, un record que solo se rompió 56 años después.

Lou Gehrig tenía 36 años, cumplidos el mismo día que recibió el diagnóstico, y sin dudas no tenía idea que su nombre terminaría por asociarse ya para siempre a la enfermedad que puso fin a una carrera espectacular.

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Historia estadounidense al más clásico estilo: hijo de inmigrantes humildes, “hecho a sí mismo”

Gehrig era hijos de inmigrantes alemanes, obreros, que se esforzaron para que su hijo fuera a la Columbia University, centro donde fue reclutado en 1923 por los New York Yankees (o Los Yankees de New York, como es conocido el equipo en el mundo hispanohablante).

A partir de ese momento comenzó una carrera fulgurante que lo llevó por derecho propio a ser parte de la historia de ese deporte. Su estilo lo llevó a ser conocido como el Caballo de Hierro.

Pero este artículo no va sobre la carrera deportiva de Lou Gehrig, sino de su historia con la ELA. En la temporada de 1938, el rendimiento de Gehrig ya no era el mismo y sus estadísticas rozaban lo peor en una década.

Gehrig y todos los que le rodeaban creían que era la edad y el desgaste por tantos años de juego al primer nivel. El jugador creía que esforzándose más lograría volver a estar en forma.

Llegó 1939, año en que se precipitó todo. Gehrig empezó a entrenar en febrero, a pesar de que oficialmente podía haberlo hecho en marzo.

Anteriormente algunos hechos, como el tropezarse con los patines en el hielo, algo poco común en él, lo hicieron ir a ver a un médico. Este consideró que todo era problema de una vesícula un poco molesta y lo mandó a casa con una dieta como tratamiento.

Según relata William C. Kashatus en el libro “Lou Gehrig: a biography”, el jugador se levantaba temprano a correr y después se unía al entrenamiento regular. Finalizaba haciendo una hora extra más que sus compañeros.

Lou Gehrig
Crédito de imagen: Wikipedia

Pero mientras más se esforzaba, peor parecía jugar. El cambio tan radical tenía desconcertado a todos, empezando por otro mítico jugador de béisbol, Joe DiMaggio, quien después de observar cómo en un entrenamiento Gehrig era incapaz de golpear las pelotas, dijo:

Eran todas rectas, el tipo de lanzamientos que Lou normalmente golpearía hasta el próximo condado. Podías ver que su timing estaba muy lejos. También tuvo problemas para atrapar pelotas en la primera base. Algunas veces no movió las manos lo suficientemente rápido como para protegerse”.

Al inicio de la temporada Gehrig aún quería quitar hierro al asunto, creyendo que todo se solucionaría esforzándose más. Excepto algún periodista que empezó a ver que aquello era más que la edad o el desgaste del juego, todos seguían viendo en esos dos factores las causas del declive.

Uno de los primeros que notó ese “algo más” fue su compañero de habitación, Bill Dickey, quien contó:

Lou siempre había sido muy temperamental, fácil y agradable, pero ahora se sentaba en la habitación y no decía nada durante mucho tiempo (…) Estaba empezando a darme cuenta de que algo pasaba con él. Alguna cosa que no tenía nada que ver con que envejecía”.

Y continúa:

Entonces, un día sucedió algo en la habitación que me convenció. Empezó a dar un pequeño paso adelante para coger algo y el pie que adelantó para comenzar el paso, simplemente no se movió bien. En lugar de balancearse hacia afuera, simplemente se movió unos centímetros de una manera vacilante y esto desequilibró a Lou, y él cayó al suelo tambaleándose”.

Una manifestación clásica de los primeros síntomas de ELA que aún tendría que esperar algunos meses para recibir un diagnóstico.

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Lou Gehrig recibe el diagnóstico de una enfermedad que le aseguraron “no es contagiosa”

La decisión de dejar el equipo vino porque en una jugada básica, de esas que haría cualquier novato, sus compañeros comenzaron a felicitarle. El orgullo del gran jugador se agrietó y se le hizo evidente lo que hasta entonces había bloqueado: ya no podía seguir jugando en las Grandes Ligas.

De vuelta a casa, Gehrig experimentó un deterioro marcado en poco tiempo: perdía peso a ojos vista y la torpeza en las manos le impedía hasta jugar a las cartas. Su esposa, entonces, le concertó una cita médica en la famosa Clinica Mayo, en Rochester, Minnesota.

Lou Gehrig

El primer médico en ver a Lou Gehrig en Clinica Mayo fue el Dr. Harold Habien, el jefe de diagnóstico. Habien supo inmediatamente qué enfermedad estaba afectando a su paciente, la misma que había padecido su madre: esclerosis lateral amiotrófica.

El diagnóstico oficial le fue comunicado a Gehrig, como ya avanzamos, el mismo día de su cumpleaños, el 19 de junio de 1939. A las pocas horas escribía a su esposa para comunicarle que la mala noticia era “esclerosis lateral amiotrófica”, una enfermedad sin cura conocida y que posiblemente le lleve a usar un bastón en 10 o 15 años.

Gehrig asegura haber comprobado con los doctores que su enfermedad no se podía trasmitir y que su esposa podía estar segura.
A pesar del deterioro, Gehrig, contando con la aprobación de sus médicos, se mantuvo con el equipo un tiempo más, aunque sin participar en el juego. En agosto, cuando fue nuevamente a Clínica Mayo, estos encontraron que su condición había “mejorado”.

El jugador confirmó que así también lo sentía él. La noticia fue una inyección de ánimo para Lou Gehrig, que después de finalizar su contrato con los Yankees, que duraba hasta el final de esa temporada, aceptó un nuevo reto en su vida: formar parte de la Comisión para la Libertad Condicional de New York.

Cuentan que Gehrig tomó esta nueva responsabilidad con un entusiasmo y compromiso que asombraba a todos. Cuando ya no podía usar las manos para escribir, su esposa lo acompañaba a la oficina para ayudarlo a continuar con el trabajo.

La fuerza y el optimismo de Lou Gehrig nunca mermaron y es algo que destacaron todos los que le visitaron en ese periodo.  Un amigo recuerda cómo durante una visita, Gehrig se despidió con un “Hasta la próxima chicos. Voy a vencer esto”.

Y sí que lo venció. Aunque falleció el 2 de junio de 1941, la leyenda de Gehrig se hizo gigante después de su muerte en EE.UU.

En el resto del mundo seguramente cientos de personas se preguntan cada día por qué en la nación estadounidense a la ELA se la conoce como enfermedad de Lou Gehrig. Y ya sabes la respuesta.

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Fuentes y referencias

Nix Elizabeth (2016): The Life of Lou Gehrig. En http://www.history.com/news/the-life-of-lou-gehrig

William C. Kashatus (2004): Lou Gehrig: a biography.

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