Así es como la microbiota intestinal puede influir sobre la esclerosis múltiple


Subproductos del triptófano derivado de la dieta activan moléculas capaces de regular la actividad inflamatoria o, por el contrario, limitarla en un modelo animal de esclerosis múltiple. La vía identificada, creen los investigadores, también puede tener un rol importante en otras enfermedades neurodegenerativas.

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Astrocitos de toda la superficie de la retina. Crédito de imagen: Gabriel Luna, Neuroscience Research Institute, University of California Santa Barbara. CC BY

Posiblemente hayas leído sobre investigaciones que vinculan la esclerosis múltiple (EM) y la microbiota intestinal, ya sea porque un desbalance en esta última parece influir negativamente en la EM o porque una dieta determinada tuvo un efecto positivo sobre los síntomas de la enfermedad y los investigadores creen que se debe al efecto de la dieta sobre la microbiota.

¿Y qué sucede en medio? A nivel molecular, ¿qué mecanismo pueden explicar esa relación?

Los resultados de un estudio recientemente publicado en la revista Nature identifican uno de los mecanismo posibles: los metabolitos del triptófano, que obtenemos de la dieta, controlan la activación de moléculas producidas por la microglía, las que a su vez regulan la actividad inflamatoria dañina de los astrocitos.

Tanto la microglía como los astrocitos forman parte de la neuroglia, células que en el sistema nervioso central tienen un papel clave en la respuesta inmunitaria.

Y ya en plan repaso, recordemos que la esclerosis múltiple se desarrolla debido a una respuesta anómala del sistema inmunitario, que causa inflamación y destrucción de la mielina, una sustancia esencial para la adecuada transmisión del impulso nervioso.

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Historias de microbiota intestinal, microglía, astrocitos y otros asuntos de ratones y EM

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En verde, microglía. Crédito de imagen: GerryShaw [CC BY-SA 3.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)], en Wikimedia Commons
¿Listo/a? Café en mano, porque aunque me esfuerce en resultar muy comprensible, el estudio es complejo y temo que mi ánimo divulgativo quede en un intento poco deslumbrante.

Comencemos por el final: resulta que los investigadores (que pertenecen al Brigham and Women’s Hospital, en EE.UU) alimentaron a los ratones modelos de esclerosis múltiple con una dieta baja en triptófano.

El resultado en este caso fue que la microglía de los ratones produjo una sustancia proinflamatoria denominada VEGF-B, que actúa sobre un receptor de los astrocitos haciendo que estas células se activen y empeoren los síntomas de EM.

Y en sentido contrario, cuando se añadió triptófano a la dieta, se activó en la microglía la producción de una molécula, la TGFα, que tiene efecto antiinflamatorio y limitó la actividad de los astrocitos. En este caso los síntomas de los animales modelos de EM mejoraron.

Ya con anterioridad los investigadores habían encontrado evidencias de que esa vía de conexión entre el cerebro y el intestino existía, solo que ahora fueron capaces de identificar los mecanismos precisos que subyacen a la influencia de la microglía sobre los astrocitos en respuesta a sustancias deribadas de la microbiota intestinal.

Según explica Francisco Quintana, uno de los autores del estudio citado por The Scientist:

El VEGF-B parece aumentar las respuestas patogénicas o proinflamatorias de los astrocitos, mientras que el TGFα hace exactamente lo contrario”.

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¿Una posible diana terapéutica?

TDP-43 demencia frontotemporal

En opinión de Quintana:

Ahora que tenemos una idea de los actores involucrados, podemos comenzar a ir tras ellos para desarrollar nuevas terapias».

Para otros científicos ajenos a esta investigación, el mérito del estudio no está solo en abrir nuevas oportunidades terapéuticas, sino además en los mecanismos que desvela en relación el eje intestino-cerebro.

Para el neurocientífico de la Universidad de Virginia Jonathan Kipnis, también citado por The Scientist:

La belleza de este artículo es que proporciona una comprensión mecanística muy detallada de cómo funcionan las cosas”

Mientras que para Michal Schwartz, neuroinmunólogo del prestigioso Weizmann Institute of Science, en Israel:

La idea de que los astrocitos pueden ser inflamatorios ha existido desde hace tiempo, pero creo que este artículo lo demuestra muy bien».

Para el futuro quedan muchas incógnitas, como seguir indagando en el rol de los astrocitos en la esclerosis múltiple y otras enfermedades neurodegenerativas.

Aunque seguro a más de uno le queda una duda más terrenal: ¿los alimentos ricos en triptófano serían beneficiosos para las personas con EM? Ahí lo dejo.

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Fuentes y referencias

Veit Rothhammer, Davis M. Borucki, Emily C. Tjon, Maisa C. Takenaka, Chun-Cheih Chao, Alberto Ardura-Fabregat, Kalil Alves de Lima, Cristina Gutiérrez-Vázquez, Patrick Hewson, Ori Staszewski, Manon Blain, Luke Healy, Tradite Neziraj, Matilde Borio, Michael Wheeler, Loic Lionel Dragin, David A. Laplaud, Jack Antel, Jorge Ivan Alvarez, Marco Prinz & Francisco J. Quintana (2018): Microglial control of astrocytes in response to microbial metabolites. Naturedoi:10.1038/s41586-018-0119-x

Olena, Abby (2018): Microbes Affect Brain Cells’ Activities in Mice with Multiple Sclerosis. The Scientist. En https://mobile.the-scientist.com/article/54592/microbes-affect-brain-cells-activities-in-mice-with-multiple-sclerosis

Redacción TiTi