¿Quieres controlar mejor tus respuestas emocionales? Neurofeedback, amiga, neurofeedback

Un experimento muestra que mediante el entrenamiento con neurofeedback se puede atenuar la actividad de la amígdala, una estructura cerebral clave en la respuesta emocional.

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No sabes cómo ha sucedido, cómo pudiste hacerlo, pero en cuestión de segundos dijiste mucho de lo que no debías decir (y más). Causaste dolor al otro y a ti mismo.

Perder el control de nuestras emociones puede ser uno de los grandes talones de Aquiles en la vida de cualquier persona.

Por eso muchos se ven en la situación de necesitar ayuda profesional, como la que ofrece la terapia psicológica tradicional.

¿Puede haber algo más? Pues según sugiere una investigación reciente el neurofeedback asistido por resonancia magnética funcional en tiempo real (rtfMRI), podría ayudarnos a regular la actividad de una estructura muy involucrada en nuestras emociones: la amígdala.

En la investigación, un grupo de personas fue expuesta a imágenes que provocaban emociones negativas al mismo tiempo que recibían retroalimentación visual sobre el funcionamiento de la amígdala.

Fueron estimulados a regular su respuesta emocional utilizando esa información y otras técnicas psicológicas. Los investigadores observaron que los voluntarios fueron capaces de regular a la baja la actividad de la amígdala.

El estudio sigue añadiendo más elementos al potencial del neurofeedback, un tipo de biofeedback en el que la persona puede observar (y regular) información de su actividad cerebral gracias a diferentes dispositivos, como un ordenador y un electroencefalógrafo.

En el caso del neurofeedback asistido por rtfMRI, su uso está más limitado a contextos investigativos, ya que el coste del equipo es muy elevado.

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Así se realizó el experimento

Tarea experimental | U. Herwig et al. 2019

Los investigadores crearon dos grupos; en uno, compuesto por 15 personas, se aplicó neurofeedback y técnicas psicológicas de regulación emocional mientras en el segundo grupo, de 11 voluntarios, solo se implementaron las técnicas psicológicas.

El entrenamiento tuvo lugar una vez por semana durante cuatro semanas. En cada sesión los participantes fueron expuestos a imágenes negativas. Antes de cada imagen, en la pantalla aparecía la instrucción de “mirar” o “regular”.

Para regular su respuesta emocional ante las imágenes negativas, los voluntarios fueron instruidos en técnicas de reevaluación cognitiva, por ejemplo, al ver las imágenes debían recordarse a sí mismos que “son solo imágenes”.

Además, en la parte inferior de la pantalla los sujetos podían observar unos cuadrados de diferentes colores (como puedes ver en la imagen anterior).

¿La diferencia entre uno y otro grupo? Que al grupo de intervención (el que realizó neurofeedback) sí se le informó que el cambio de color de esos cuadrados era importante tenerlo en cuenta al regular sus emociones, ya que estaba reflejando la actividad de la amígdala.

En el grupo control no se le dio importancia a los cuadrados y de hecho, el cambio de color fue aleatorio.

Llegó la cuarta sesión y los investigadores evaluaron si había diferencias entre los diferentes grupos.

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Sí, el entrenamiento logró disminuir la activación de la amígdala

En la cuarta sesión los investigadores observaron que en el grupo de intervención los voluntarios tenían una disminución significativa de la activación de la amígdala en comparación con la primera sesión.

El efecto fue superior que en el otro grupo, que solo aplicó las técnicas psicológicas. Incluso, se pudo observar un aumento de la conectividad de la amígdala con otras estructuras cerebrales.

Pero…


Se observaron algunas limitaciones en este experimento, por ejemplo, cuando en la cuarta semana los voluntarios fueron expuestos a otra tarea, en la cual no hubo feedback y las imágenes eran otras, no se detectaron diferencias significativas en la regulación emocional entre ambos grupos.

Este hecho nos hace preguntarnos si las habilidades entrenadas durante una tarea específica realmente se generalizan a otros contextos. Es una duda que se plantea a menudo con los programas de entrenamiento cerebral, ¿mejora la habilidad general o mejora la habilidad para realizar una tarea específica?

Tampoco es menor el hecho de que el acceso a la fMRI es  muy limitado y con unos precios que por el momento limitan su uso a la investigación científica, al menos en cuanto a neurofeedback se refiere.

Sin embargo, los resultados de la investigación siguen confirmando la capacidad del ser humano para autorregular algo que se creía tan inaccesible como la propia actividad cerebral. Y eso es muy poderoso.

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Fuentes

Eleanor Morgan (2019): Participants In This Study Successfully Down-regulated Their Amygdala Activity With The Help Of Neurofeedback. En https://digest.bps.org.uk/2019/02/04/participants-in-this-study-successfully-down-regulated-their-amygdala-activity-with-the-help-of-neurofeedback/Herwig, J. Lutz, S. Scherpiet, H. Scheerer, J. Kohlberg, S. Opialla, A. Preuss, V.R. Steiger, J. Sulzer, S. Weidt, P. Stämpfli, M. Rufer, E. Seifritz, L. Jäncke, A.B. Brühl (2019): Training emotion regulation through real-time fMRI neurofeedback of amygdala activity. NeuroImage. En https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1053811918319402

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