Encuentran una correlación positiva entre una mejor condición física y el flujo sanguíneo en áreas cerebrales claves en el alzhéimer.
Es un tema sobre el que la mayoría se siente inclinado a decir que sí: el deporte puede ayudar a disminuir el riesgo de deterioro cognitivo incluso en su forma más extrema, en la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, la realidad es que, como sucede tan a menudo en la ciencia, nada hay firmemente establecido. De forma regular se van acumulando conocimientos y evidencias que por sí solas no pueden demostrar que el deporte ayuda a disminuir el riesgo de demencia, pero que sí van formando un cuadro que eventualmente será suficiente para decir sí o no.
La investigación de la que venimos a hablaros hoy, publicada en la revista NeuroImage, es de esas que aporta elementos a favor sin ser concluyente. Investigadores del Colegio de Ciencias de la Salud de la Universidad de Kentucky, en EE.UU, han encontrado que las personas con mejor condición física tienen mejor flujo sanguíneo en áreas cerebrales afectadas desde las primeras fases de la enfermedad de Alzheimer.
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A mejor condición física, mejor flujo sanguíneo.
Los investigadores evaluaron a treinta personas entre 59 y 69 años. Cada participante realizó una prueba de aptitud física y recibió una valoración de salud cardiovascular. Con la ayuda de escáneres cerebrales analizaron el flujo sanguíneo en determinadas áreas del cerebro.
Encontraron que existía una correlación positiva entre las personas que tenían una condición física más adecuada y un mejor flujo sanguíneo en áreas cerebrales claves en el surgimiento y desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.
Mejor flujo sanguíneo significa mayor suministro de oxígeno y nutrientes a las células cerebrales. Los problemas con el flujo sanguíneo al cerebro han sido identificados como un factor de riesgo para la demencia vascular. En el alzhéimer se sabe que el flujo sanguíneo puede disminuir hasta un 20% en el cerebro, siendo no solo consecuencia de la enfermedad sino, además, causa de deterioro.
La investigación, aunque aporta una razón más para que salgamos a caminar, está lejos de poder demostrar que el deporte disminuye el riesgo de enfermedad de Alzheimer. Así lo aclara uno de los firmantes de la publicación, el profesor Nathan Johnson:
¿Podemos demostrar de forma irrefutable que mejorar la condición física previene la enfermedad de Alzheimer? No en este momento. Pero este es un primer paso importante para demostrar que la actividad física mejora el flujo de sangre al cerebro y confiere cierta protección contra la demencia, y por el contrario, que las personas que viven estilos de vida sedentarios, especialmente aquellos que están genéticamente predispuestos a la enfermedad de Alzheimer, podrían ser más susceptibles.
Johnson explica que a mediados del siglo XX la ciencia estaba volcada en identificar los posibles determinantes vasculares de las demencias, incluyendo a la enfermedad de Alzheimer. Con el descubrimiento del rol de las proteínas involucradas en la enfermedad, como la beta amiloide y la tau, el interés se desplazó en esa dirección. Espera que investigaciones como esta vuelvan a llevar el interés de los científicos hacia el papel del sistema vascular en el proceso de la enfermedad.
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Referencias
Johnson, N., Gold, B., Bailey, A., Clasey, J., Hakun, J., White, M., … Powell, D. (2015). Cardiorespiratory fitness modifies the relationship between myocardial function and cerebral blood flow in older adults.NeuroImage., 131, 126–32. Recuperado de http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26032886
Perry, A., & Dawahare, L. (17 de mayol de 2016). STUDY: Regular exercise at any age could keep the mind young. University of Kentucky. Recuperado de http://uknow.uky.edu/content/study-regular-exercise-any-age-could-keep-mind-young