La evidencia permite sustentar el hecho que los neurotransmisores como la adrenalina, noradrenalina y serotonina son la principal causa de los síntomas depresivos.
Actualmente se sabe que la depresión es un trastorno mental multifactorial, provocado por alteraciones neuroquímicas importantes.
Esto incluye problemas hormonales, inmunológicos, estructurales y moleculares, siendo estos últimos los más importantes por la aparente deficiencia de algunos neurotransmisores en el sistema nervioso central.
A continuación se hablará de las principales características de esta enfermedad, las teorías que explican el papel de los neurotransmisores en la aparición de los síntomas, y la forma en que los medicamentos actúan para reestablecer los niveles normales de dichas sustancias.
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¿Qué es la depresión?
Es un trastorno mental muy común en la población, al que generalmente se le atribuye la sensación de tristeza, trastornos del sueño y pérdida de la capacidad de sentir placer, entre otros síntomas, durante un período mínimo de 2 semanas.
Se puede considerar a la depresión como una enfermedad mental que puede y debe ser diagnosticada, seguida y tratada como cualquier otra patología.
El infradiagnóstico derivado de la falta de consulta al especialista por diversas condiciones (como presión social o vergüenza) es uno de los principales condicionantes del déficit laboral, problemas familiares o suicidio.
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La hipótesis monoaminérgica de la depresión
Las monoaminas son un conjunto de neurotransmisores que se crean a partir de un solo aminoácido. Este grupo engloba a sustancias tan importantes como la noradrenalina, adrenalina y la serotonina, las cuales participan en una enorme variedad de procesos corporales.
Diversas investigaciones durante el siglo XX lograron identificar la disminución de los niveles de dichas sustancias en el sistema nervioso de pacientes que padecen depresión. Esto permitió postular que, por lo menos parte de la enfermedad, es producida por déficit en la transmisión de estas moléculas.
En base a este descubrimiento es que se ha podido asociar principalmente la serotonina como la “hormona de la felicidad”, debido a que problemas en sus niveles centrales provoca trastornos del estado de ánimo, conducta y memoria.
El éxito de una buena cantidad de fármacos disponibles actualmente en el mercado y la evolución satisfactoria de muchos pacientes hace que hoy en día se admita que la hipótesis monoaminérgica sustenta buena parte de la causa de la depresión.
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El objetivo de los fármacos es regular los niveles de neurotransmisores
El tratamiento de la depresión es variado e incluye la terapia cognitiva conductual y el uso de medicamentos especiales.
Estos últimos, basados en la hipótesis monoaminérgica de la depresión, buscan reestablecer los niveles normales de neurotransmisores en el sistema nervioso central. El principal blanco terapéutico suele ser la serotonina.
Dentro de este grupo destacan los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS). Sucede que cuando las neuronas liberan serotonina, existe un mecanismo destinado a “captar” parte del neurotransmisor liberado, un proceso destinado a controlar las concentraciones neuronales de serotonina.
Los ISRS bloquean este mecanismo, por lo cual no se capta la serotonina y aumenta su disponibilidad en las neuronas. Esto permite, a su vez, aumentar su concentración y disminuir los síntomas de la depresión. Dentro de este grupo se incluye la sertralina, fluoxetina, citalopram o escitalopram.
Otros fármacos incluyen los antidepresivos tricíclicos (cuyo nombre tiene que ver con su estructura química), siendo su mecanismo de acción similar a los ISRS. Este grupo incluye la imipramina, nortriptilina y amitriptilina.
También es posible inhibir aquellas proteínas o enzimas que degradan a la serotonina naturalmente. Si se bloquea este mecanismo, es posible aumentar la disponibilidad de la serotonina y, con ello, disminuir los síntomas depresivos. Este grupo se denomina inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) e incluye a la moclobemida, selegilina y tranilcipromina.
Es importante mencionar que, a pesar de que el principal objetivo de estos fármacos es reestablecer los niveles normales de serotonina, el hecho de que esta sustancia sea muy parecida a otras monoaminas (como la adrenalina y la noradrenalina) permite que también exista cierto efecto sobre estas últimas, potenciando el efecto farmacológico de los medicamentos.
Como se comentó anteriormente, el éxito de estos fármacos sustenta la importancia de la serotonina y otros neurotransmisores en la aparición de la depresión.
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Fuentes y referencias:
Sequeira A, et al. Neurobiología de la depresión. Rev Mex Neuroci 2009:10(6):462-478.
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