Investigadores británicos concluyen que descontinuar el tratamiento con donepezilo puede aumentar la institucionalización en los siguientes doce meses. Sugieren que puede ser el resultado de ligeras y poco percibidas mejoras a nivel cognitivo.
El donepezilo (con nombres comerciales como Aricept y Lixben) es uno de los pocos fármacos que hay actualmente en el mercado para tratar la enfermedad de Alzhéimer. No actúa directamente sobre el curso de la enfermedad, sino que va a controlar el desarrollo de algunos síntomas como la pérdida de memoria. Un meta-análisis de 23 ensayos clínicos alojados en la base de datos Cochrane concluyó que efectivamente, las personas con demencia leve, moderada o grave por enfermedad de Alzheimer tratadas durante períodos de 12, 24 ó 52 semanas con donepezil experimentaron beneficios en la función cognitiva, las actividades de la vida diaria y el comportamiento.
Sin embargo, el uso de los medicamentos para tratar los síntomas de la enfermedad se abandona habitualmente a medida que esta avanza por dudas sobre el alcance real de los mismos. Incluso, aunque estadísticamente los resultados sean significativos, si los cambios no se reflejan en la vida diaria mantener la adherencia a un tratamiento es difícil y muchas veces deja de tener sentido para familiares y profesionales de la salud.
Ahora un grupo de investigadores británicos del University College London ha publicado una investigación en la revista Lancet Neurology que identifica posibles beneficios de mantener el tratamiento con donepezilo en comparación con el mantenimiento de la memantina o de eliminar el tratamiento farmacológico. El beneficio se tradujo en evitar la institucionalización de la persona con alzhéimer, eso sí, solo por un año. El análisis a tres años no mostró un beneficio claro. Uno de los implicados en la investigación, el profesor Robert Howard, citado por el periódico británico The Guardian, dice:
Nuestro trabajo mostró que incluso cuando los pacientes habían avanzado hasta las etapas moderadas o graves de la demencia, continuar con el tratamiento con donepezilo proporcionó beneficios modestos en la función cognitiva y en cómo de bien la gente pudo realizar sus actividades diarias. Nuestros nuevos resultados muestran que estos beneficios se traducen en un retraso en llegar a depender de la atención residencial, un evento que muchas personas temen.
Donepezilo y retraso de la institucionalización.
La investigación incluyó a 295 personas con enfermedad de Alzheimer de moderada a grave. Se dividieron de forma aleatoria en diferentes grupos: uno continuó con el tratamiento con donepezilo, otro dejó de tomar donepezilo y empezó a usar memantina, un grupo no tomó ninguno de estos dos fármacos y otro tomó a la vez memantina y donepezilo.
Después de 52 semanas los investigadores encontraron una mayor tasa de institucionalización en aquellas personas que descontinuaron el uso del donepezilo. Este efecto se notó solo en el primer año, después de cuatro años de seguimiento las diferencias entre las distintas opciones de tratamiento farmacológico y su asociación con la institucionalización ya no fue significativa.
Los investigadores concluyen que descontinuar el uso del donepezilo en personas con alzhéimer moderado a severo aumenta el riesgo de institucionalización en los próximos doce meses.
En opinión de los autores del estudio, estos hallazgos han de tenerse en cuenta a la hora de tomar una decisión sobre continuar o no con el tratamiento con donepezilo.