El raloxifeno, un medicamento que imita al estrógeno no funciona en la enfermedad de Alzheimer, según estudio de un año realizado por científicos de la Universidad de Stanford.
Ya va siendo notable el historial de investigaciones orientadas a identificar el papel del estrógeno en la enfermedad de Alzheimer. Una hipótesis apunta a que la drástica disminución de esta hormona debido a la menopausia explicaría en parte la mayor incidencia de alzhéimer entre las mujeres. Se estima que una mujer tiene a los 65 años una posibilidad entre seis de desarrollar alzhéimer, en comparación la probabilidad de una entre once que tienen los hombres.
Y claro, si se cree que la deficiencia de estrógeno en la mujer posmenopáusica es un factor de riesgo de desarrollar alzhéimer, lo más lógico es pensar que aumentar los niveles de esta hormona puede tener un efecto protector. En esta línea se han investigado mucho las terapias hormonales sustitutivas y su efecto en la cognición o en el riesgo de alzhéimer, con resultados a favor y en contra, muchas veces criticados por falta de rigor metodológico en el estudio.
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Ahora una nueva investigación publicada en la revista Neurology encontró que un medicamento, denominado raloxifeno, que imita los efectos del estrógeno en el organismo, no tiene ningún beneficio en la memoria y en las habilidades para realizar las actividades de la vida diaria en mujeres con enfermedad de Alzheimer.
El raloxifeno pertenece a una clase de medicamentos llamados moduladores selectivos del receptor de estrógeno (SERM, por sus siglas en inglés) que previene y trata la osteoporosis y también se usa para disminuir el riesgo de tener un cáncer de seno invasivo. Sobre este tipo de fármacos habla el investigador principal del estudio, Victor Henderson, citado por U.S.news:
Los fármacos que interactúan con los receptores de estrógeno han atraído un gran interés como posible tratamiento para las mujeres con demencia por enfermedad de Alzheimer, pero estudios relativamente pequeños sobre el estrógeno han fracasado a la hora de confirmar algún beneficio. Antes de este estudio, el raloxifeno no había sido evaluado como un tratamiento para el alzhéimer.
En esta ocasión los investigadores, de la Universidad de Stanford, en California, Estados Unidos, quisieron comprobar si el raloxifeno era capaz de mejorar las funciones cognitivas en mujeres con enfermedad de Alzheimer. Para ello contaron con 42 mujeres con una media de edad de 76 años con enfermedad de Alzheimer leve a moderada, que se dividieron en dos grupos; uno control que no recibió el raloxifeno y otro que tomó una dosis diaria de 120 mg del fármaco. El tratamiento tuvo una duración de 12 meses. En ese tiempo se les realizó periódicamente evaluaciones de funciones cognitivas como la memoria, la atención y la planificación, además de analizar las habilidades para el desarrollo de las actividades cotidianas.
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Al finalizar la investigación se encontró que los resultados no diferían de forma significativa entre el grupo control y el grupo que sí tomó el medicamento. En palabras de Henderson:
Hemos encontrado que el fármaco no tuvo ningún efecto significativo en los pacientes después de un año. Si hay efectos cognitivos en esta población, es probable que sean pequeños. Estos resultados pueden ser valiosos si se considera realizar ensayos futuros de raloxifeno.