MPTP es un compuesto tóxico para el cerebro que provoca síntomas muy similares a los de la enfermedad de Parkinson, de ahí su empleo en la investigación científica. Su descubrimiento tiene una curiosa historia detrás.
A principios de 1817 James Parkinson publicó un ensayo que el tiempo terminaría convirtiendo en clásico de la literatura científica: “La parálisis temblorosa”. El texto mostraba la sintomatología de seis pacientes aquejados de agitación constante, rigidez y lentitud de movimientos. Muchos años después la patología sería bautizada con el nombre de su descubridor, llegando hasta nuestros días siendo conocida como enfermedad de Parkinson. Esta dolencia afecta a más de 7 millones de personas en el mundo y es causada por la degeneración de las neuronas de la sustancia negra del cerebro y el déficit de una sustancia que las células nerviosas usan para comunicarse: la dopamina.
Aunque esta enfermedad tiene un tratamiento bien definido, por lo general a base de L-Dopa, el no poder contar con modelos animales para probar tratamientos alternativos fue durante muchos años una gran limitante. Esta barrera cayó hace hoy más de 30 años, lo sorprendente es el modo tan sui generis en que fue vencida.
También te puede interesar leer: Los enfermos de párkinson ¿por qué toman levodopa y no se inyectan dopamina?
MPTP: una larga cadena de casualidades.
Barry Kidston, químico de 23 años y adicto a las drogas, logró sintetizar por medios propios una sustancia denominada MPPP, un opiáceo similar a la heroína. Después de un tiempo consumiendo este fármaco por vía intravenosa, algo salió mal en su procedimiento y terminó ingresado en urgencia. Al ver que algunos de sus síntomas (rigidez, mutismo, debilidad, temblores) eran similares a los del párkinson, el equipo médico le administró L-Dopa, lográndose una mejoría parcial. Tiempo después el paciente desarrolló tolerancia a la L-Dopa, se deprimió, continuó drogándose y murió víctima de una sobredosis. La autopsia mostró un daño neuronal similar al del párkinson y se encontraron resto de MPPP, el opiáceo que había querido sintetizar. Una inyección de esta sustancia en ratas produjo parálisis parcial pero no se logró una verdadera reacción parkinsoniana. El estudio cayó en el olvido.
Sin embargo, la ruta del descubrimiento estaba trazada y en ocasiones las casualidades se empeñan en acosarnos de manera sistemática. En 1982, un joven ingresó en un hospital de California en estado de parálisis. Poco después lo mismo sucedió con su novia y con otros tres jóvenes. Aunque eran incapaces de hablar, uno de ellos podía mover la mano. Lo que escribió en una hoja llevó a seguir la pista de una supuesta heroína con propiedades tóxicas, pero la investigación descubrió que no se trataba de heroína, sino de una nueva sustancia, el MPTP, al parecer un subproducto indeseado que emerge cuando se intenta sintetizar MPPP, la droga que había llevado al ingreso de Barry Kidston.
De esta manera, como si todo fuese planificado por una mano caprichosa, fue como se descubrió un compuesto que, aunque no ha llevado a ningún fármaco que supere la L-Dopa, ha supuesto un gran avance en el estudio del párkinson, dotando a los investigadores de la posibilidad de investigar en modelos animales como los primates o ratas.
El descubrimiento del efecto del MPTP también reafirmó a la comunidad científica en la hipótesis de que algunos factores ambientales están en el origen de la enfermedad de Parkinson, una idea en la que se sigue trabajando intensamente. Así es la ciencia, nunca se sabe qué cosa es lo que nos va a hacer avanzar.
También te puede interesar leer: Enfermedad de Párkinson y agentes tóxicos.
Referencias bibliográficas
The Case of the Frozen Addicts: How the solution of an extraordinary medical mystery spawned a revolution in the understanding and treatment of Parkinson’s disease. Disponible en http://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJM199612263352618#t=article
MPTP-Induced Parkinsonian Syndrome. Disponible en http://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK27974/