Según los investigadores, la transformación de otros tipos de células cerebrales en neuronas productoras de dopamina es una vía prometedora para tratar el párkinson. Por el momento solo se ha probado en animales de experimentación.
En la enfermedad de Parkinson mueren, en zonas muy específicas del cerebro, células encargadas de producir un químico cerebral denominado dopamina. Cuando los niveles de dopamina en el cerebro son muy bajos, comenzamos a ver los síntomas de la enfermedad.
La solución a primeras es muy simple: evitemos que esas neuronas mueran o reemplacemos con nuevas las que ya han muerto ¡Qué sencillo es todo teóricamente! ¿verdad? En la práctica encontrar un fármaco que detenga la muerte de neuronas se ha antojado un objetivo que lleva decenas de años sin poder alcanzarse.
Más cercana parece la posibilidad de trasplantar nuevas neuronas a las zonas afectadas, gracias a los proyectos con células madres que se están desarrollando en países como Australia. Pero, ¿y si en lugar de llevar al cerebro nuevas células, transformamos las que ya existen en neuronas capaces de producir dopamina?
Exactamente eso fue lo que hizo un grupo de científicos del prestigioso Instituto Karolinska, en Estocolmo, Suecia. Los resultados del estudio fueron publicados recientemente en la revista Nature Biotechnology.
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De astrocito a neurona: el viaje para lograr un tratamiento para el párkinson.
Los investigadores introdujeron un cóctel de cuatro genes (relacionados con las neuronas dopaminérgicas) y algunas pequeñas moléculas en cultivos celulares de astrocitos, células muy abundantes en el cerebro. Comprobaron que el 16% de los astrocitos se reprogramaron en neuronas dopaminérgicas, esas que tanta falta hacen a los enfermos de párkinson.
Cuando probaron a introducir los genes y las moléculas en el cerebro de ratones a los que se les habían destruido las neuronas productoras de dopamina, no solo se logró transformar astrocitos en neuronas, sino además que los animales tuvieron mejorías en los síntomas motores que presentaban.
Aunque esta es una tecnología que está lejos de poder aplicarse en seres humanos, los investigadores la ven como una alternativa viable, en el futuro, al trasplante de células madre.
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Referencias
Val Cervo et at. (2017): Induction of functional dopamine neurons from human astrocytes in vitro and mouse astrocytes in a Parkinson’s disease model. Nature Biotechnology.