Investigadores del prestigioso Instituto Buck de Investigación sobre el Envejecimiento dicen haber revertido la pérdida de memoria asociada al alzhéimer en 10 personas. El cambio se logró gracias a un complejo programa de intervención que incluye modificaciones en 36 factores.
Es de esas noticias que te atrapa desprevenida. Estás revisando un poco descuidadamente las informaciones del día y de pronto ¡bum! Vuelves y lees, temes haberte equivocado. No, ese es el titular y quien lo publica es uno de los institutos científicos más importantes dedicados a la investigación en el área del envejecimiento; el Instituto Buck de Investigación sobre el Envejecimiento. Los resultados del proyecto, además, han sido publicados en la revista Aging.
Los sorprendentes resultados no se consiguieron con un medicamento o una intervención quirúrgica, sino mediante un enfoque sistémico altamente personalizado que implicó cambios en el estilo de vida, la alimentación, toma de nutrientes específicos y estimulación cognitiva. No es la primera vez que escuchamos del proyecto —ya generó titulares en 2014— pero no deja de sorprender.
En palabras del director de la investigación, el conocido Dr. Dale Bredesen, profesor de la Universidad de California, en Los Angeles, EE.UU:
La magnitud de las mejorías en estos diez pacientes no tiene precedentes, aportando más evidencia objetiva de que este acercamiento programático al deterioro cognitivo es altamente efectivo.
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10 enfermos en fase de deterioro cognitivo leve.
El proyecto implicó a 10 enfermos, 9 de los cuales eran portadores de la variante E4 del gen APOE, uno de los riesgos genéticos más conocidos para desarrollar alzhéimer. Cuatro de los participantes en el experimento tenían dos variantes E4 del gen, lo que incrementa su riesgo de 10 a 12 veces en comparación con los no portadores. De las 10 personas, algunos tenían deterioro cognitivo leve, otros quejas subjetivas de problemas de memoria y había casos con un diagnóstico de alzhéimer ya realizado.
Después de pasar por el programa diseñado por el Bredesen, algunas de las personas que habían tenido que trabajar volvieron a hacerlo y otras mejoraron su desempeño. Lo más sorprendente fue que los cambios pudieron constatarse de forma objetiva a través de escáneres cerebrales y pruebas neuropsicológicas.
36 puntos para vencer el alzhéimer.
Ya desde el año 2014 cuando el Dr. Bredesen presentó resultados de este proyecto, una de las primeras críticas fue que seguir el programa no sería tarea fácil para nadie. Consta de 36 puntos y aunque los detalles no se conocen con exactitud (eso lo dejan para el libro que ya están anunciando) sí se puede presumir que implica una disciplina de hierro.
Las personas implicadas en la investigación tuvieron que hacer cambios en factores como:
- Los patrones de sueño
- Reducción del estrés
- Optimización de la dieta: con alimentos con efecto antiinflamatorio
- Ejercicio: de 30 a 60 minutos al día, entre 4 y 6 días a la semana
- Estimulación cognitiva
- Toma de complementos nutricionales y otros compuestos como cúrcuma, resveratrol, aceite de coco o vitamina B12
Los resultados, después de algunos meses de iniciado el programa, ya eran notables. En el comunicado de prensa emitido por el Buck se presentan varios casos. Por ejemplo, el de un profesional de 66 años con deterioro cognitivo leve y signos que indicaban que ya estaba desarrollando la enfermedad de Alzheimer. Después de 10 meses siguiendo el protocolo de intervención diseñado para él, tuvo un incremento del 12% del volumen del hipocampo, una estructura cerebral directamente implicada en los procesos de memoria.
Otro caso es el de un empresario de 69 años. El deterioro que venía padeciendo desde hacía años le estaba obligando a cerrar su negocio. Después de 22 meses en el programa, las pruebas neuropsicológicas muestran marcadas mejorías en todas las categorías y el empresario está expandiendo su negocio.
Para el Dr. Bredesen lo obtenido vienen a confirmar lo que ya se ha observado en décadas de investigación biomédica: que la enfermedad de Alzheimer es el resultado de una compleja interacción de diversas redes celulares y que un enfoque sistémico es lo más adecuado. Máxime si se tiene en cuenta el fracaso de las terapias convencionales para vencer a la enfermedad.
Los resultados ilusionan, pero…
Siempre que surgen noticias tan esperanzadoras nos vemos en la obligación de describir todo, no solo lo bueno, sino también los posibles puntos conflictivos.
La primera crítica la hace el propio Dr. Bredesen: el programa solo se ha aplicado en 10 personas y los resultados están lejos de poder generalizarse. Ya se disponen aplicarlo en mayor número de individuos, pero por el momento las conclusiones se basan solo en 10 personas y en etapa de deterioro cognitivo leve, una de las primeras fases del alzhéimer.
Por otro lado está la complejidad del programa; no parece un método que se pueda seguir sin un estricto control por parte de los profesionales y de un autocontrol notable por parte del enfermo.
Y falta por ver hasta qué punto estamos viendo mejorías temporales o un verdadero freno a la enfermedad. Cualquier profesional de la intervención en demencias ha sido testigo de cómo personas enfermas de alzhéimer sin previa estimulación, al incorporarse a un programa terapéutico mejora significativamente, sin que esto implique que se ha modificado el curso de la enfermedad.
Resta ver si los cambios generados por el Dr. Bredesen y su equipo se mantienen. Sin dudas serían buenas noticias y daría un poco más de sentido a los esfuerzos por lograr un diagnóstico temprano.
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Referencias
Bredesen, D. E. (2014). Reversal of cognitive decline: A novel therapeutic program. . Disponible en http://www.impactaging.com/papers/v6/n9/full/100690.html
Bredesen, D. E. et al. (2016). Reversal of cognitive decline in Alzheimer’s disease. Aging. Disponible en http://www.impactaging.com/papers/v8/n6/abs/100981a.html
Buck Institute (2016). Pre and post testing show reversal of memory loss from Alzheimer’s disease in ten patients. . Disponible en http://thebuck.org/buck-news/reversal-memory-loss-ad