Los aneurismas cerebrales son enfermedades cerebrovasculares que pueden cursar de forma asintomática o generar en algunos casos complicaciones neurológicas que pueden llegar a ser muy graves. Identificarlas y tratarlas a tiempo es clave para lograr la recuperación del enfermo y evitar consecuencias invalidantes.
En los aneurismas cerebrales ocurre la dilatación de la pared de un vaso sanguíneo a nivel del cerebro, en una zona determinada.
Estos pueden cursar sin síntomas durante años, llegando a manifestar sintomatología cuando alcanzan gran tamaño y producen la compresión de zonas vecinas (tejido nervioso, pares craneales) o cuando ocurre su ruptura.
Ahora bien, ¿qué sucede cuando se rompe un aneurisma cerebral?
Una vez que este evento sucede, ocurre la salida de sangre hacia la zona circundante; pudiendo comenzar a aparecer complicaciones neurológicas que serán mayores según el daño ocasionado.
En el paciente podrá ocurrir lo que conocemos como hemorragia subaracnoidea, es decir, la colección de sangre en el espacio subaracnoideo, zona normalmente ocupada por líquido cefalorraquídeo en el sistema nervioso central.
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Síntomas del aneurisma cerebral roto
En sus inicios podrá manifestar cefalea intensa, de inicio súbito, trastornos del estado de conciencia, con pérdida súbita de esta; confusión, letargo, somnolencia y coma.
Podrá existir rigidez de nuca, así como dolor intenso a este nivel, trastornos motores como crisis convulsiva y parálisis de un lado del cuerpo (hemiplejia), trastornos del lenguaje (afasia) y visuales (aumento de la sensibilidad a la luz o fotofobia, pupilas dilatadas, visión doble, etc.); náuseas y vómitos.
Lamentablemente, se estima que gran parte de los pacientes mueren luego de la ruptura del aneurisma o en los primeros meses, secundario a sus complicaciones.
Complicaciones del aneurisma cerebral roto
Puede ocurrir el resangrado aneurismático
El paciente podrá sufrir de un nuevo sangramiento a nivel del aneurisma roto, lo cual empeorará el cuadro al provocar más daño a nivel de las células cerebrales.
Esta complicación representa una importante causa de convalecencia y mortalidad, sobre todo en los primeros quince días de ocurrido el sangramiento. El enfermo presentará más riesgo de volver a sangrar durante las primeras 24 horas de ocurrido el suceso (principalmente en las 6 primeras horas), por lo que resulta primordial prevenir el resangrado.
El riesgo de que ocurra nuevamente el sangramiento se eleva en pacientes con:
- Sexo masculino
- Grandes aneurismas (mayor de 10 mm)
- Hemorragia cerebral importante
- Tensión arterial elevada (a predominio de la conocida como máxima o sistólica)
- Aneurismas localizados en la circulación cerebral posterior
La hidrocefalia secundaria a la hemorragia subaracnoidea es otra manifestación de mal pronóstico en la evolución.
La sangre acumulada entre el cerebro y el tejido circundante, es decir, a nivel del espacio subaracnoideo, afecta la normal circulación del líquido cefalorraquídeo entre este y la médula espinal, por lo que puede existir un aumento de la presión a nivel cerebral, con el consiguiente daño de los tejidos.
La hidrocefalia puede ser en los pacientes de inicio agudo o tardía
Ante un enfermo que comienza en las primeras 24 horas de iniciado el sangramiento con síntomas como somnolencia progresiva, disminución de los reflejos pupilares, etc.; podemos pensar en un cuadro agudo de hidrocefalia.
Ante estos síntomas el médico seguramente oriente realizar Tomografía Axial Computarizada para confirmar el diagnóstico e iniciar el tratamiento, aunque algunos pacientes resuelven de forma espontánea.
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Puede ocurrir diminución del sodio cerebral
En los pacientes puede haber, secundario al evento agudo (ruptura del aneurisma), daño a nivel del hipotálamo, una glándula hormonal situada a nivel del sistema nervioso central.
Como consecuencia pueden aparecer alteraciones en el equilibrio del sodio (hiponatremia), generándose edema cerebral, lo cual puede ocasionar lesiones permanentes.
La hipertensión endocraneana, otra complicación temprana
Esta puede aparecer como consecuencia de la hidrocefalia, el edema cerebral o resangrado aneurismático. Resulta importante realizar un diagnóstico médico oportuno, el cual permitirá garantizar la vida del paciente y evitar graves complicaciones posteriores.
Estrechamiento del calibre de los vasos (vasoespasmo)
Posterior al sangramiento, los vasos sanguíneos del cerebro podrán disminuir su calibre, ocurriendo una reducción del flujo sanguíneo cerebral.
Una vez que esto suceda, el aporte de oxígeno y nutrientes se verá afectado, pudiendo ocurrir en los casos más severos infartos cerebrales múltiples, con daño cerebral permanente o comprometiendo la vida.
Se han descrito factores de riesgo que elevan las posibilidades de que ocurra un vasoespasmo cerebral, estos pueden ser:
- Hemorragia cerebral importante (según resultados imagenológicos)
- Hábito de fumar
- Afección cardiaca (hipertrofia ventricular izquierda)
El diagnóstico temprano y corrección de este cuadro, es primordial para evitar las complicaciones isquémicas tardías.
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Secuelas neurológicas a largo plazo en pacientes con aneurisma cerebral roto
En aquellos pacientes que han logrado sobrevivir a la ruptura de un aneurisma cerebral con su consiguiente hemorragia, pueden quedar secuelas neurológicas que requerirán de tiempo y ayuda terapéutica.
Los pacientes podrán presentar trastornos motores, cognitivos, y alteraciones a nivel de algunos órganos de los sentidos.
La pérdida de fuerza muscular en manos y piernas generará dificultad para caminar. También podrán presentar trastornos del equilibrio, dificultad para hablar, trastornos de la memoria y cognitivos.
Las alteraciones visuales dependerán también de la localización del aneurisma y de la gravedad de la hemorragia cerebral. El paciente podrá presentar trastornos para enfocar o visión borrosa. Se ha planteado en algunos casos la ceguera parcial o total.
Los cambios en el sentido del gusto y del olfato son consecuencias que también se pueden experimentar.
Para finalizar es casi un deber recordar la importancia de prevenir los factores de riesgo modificables que elevan las posibilidades de experimentar un aneurisma, por ejemplo, tabaquismo, alcoholismo e hipertensión arterial.
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Fuentes y referencias
Hoyos JD, Moscote LR. Hemorragia subaracnoidea aneurismática con mal grado clínico: Revisión clínica. Revista Mexicana de Neurociencia Enero-Febrero, 2016; 17(1): 1-113. Disponible en http://www.medigraphic.com/pdfs/revmexneu/rmn-2016/rmn161f.pdf
The Brain Aneurysm Foundation. Guía del paciente para la recuperación del tratamiento del aneurisma cerebral. 781-826-5556 o 888-BRAIN02. Disponible en https://www.bafound.org/wp-content/uploads/2016/01/2013-Spanish-BAF_Recovery_Treatment_booklet_Final_ES-US.pdf
