La sordera súbita o hipoacusia neurosensorial aguda es la pérdida auditiva que se inicia en menos de 72 horas sin que se identifiquen trastornos previos de la audición. Constituye una urgencia otorrinolaringológica.
Numerosos son los pacientes que acuden a las consultas de otorrinolaringología refiriendo “sordera”, término que muchas veces es empleado para definir tanto a la disminución como a la ausencia total de la capacidad de oír.
Para los especialistas, la disminución de la capacidad auditiva es llamada hipoacusia, mientras que la ausencia total de la audición es denominada cofosis.
A la pérdida auditiva que inicia de forma súbita (en menos de 72 horas), donde se niega la existencia de un trastorno previo de la audición, y que al realizar pruebas audiométricas se constata una pérdida auditiva de al menos 30dB (decibeles) en 3 o más frecuencias consecutivas, es conocida como sordera súbita o hipoacusia neurosensorial aguda.
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En la mayoría de los casos el origen de la sordera súbita es desconocido (idiopático)
Aunque su causa generalmente es desconocida, existen entidades que pueden presentar durante su evolución cuadros de sordera súbita, por lo que resultará primordial descartar siempre su relación con algunas de estas posibles causas conocidas:
- Enfermedades infecciosas originadas por espiroquetas (sífilis), bacterias o virus (que provoquen inflamación del órgano de la audición).
- Trastornos vasculares y hematológicos (embolia, trastornos de la circulación, etc.)
- Síndrome de Cogan
- Enfermedad de Ménière
- Consumo de sustancias ototóxicas.
- Traumatismo craneoencefálico previos
- Meningitis
- Schwannoma vestibular o neurinoma de acústico
- Esclerosis múltiple
- Esclerosis lateral amiotrófica
- Ataxia de Friederich
Se ha descrito que las personas que padecen de diabetes mellitus, hipertensión arterial, así como niveles excesivos de grasa en la sangre (dislipidemia), presentan un mayor riesgo de desarrollar un cuadro de sordera súbita.
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Además del principal, pueden haber síntomas acompañantes
La pérdida súbita de la audición, que podrá ser unilateral (en un solo oído), o en el menor número de los casos bilateral (en los dos oídos), será el síntoma principal, pero esta se podrá acompañar de acúfenos o ruidos en los oídos, sensación de plenitud ótica o aural, vértigos y mareos.
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Podrá tener un diagnóstico difícil
Dado que el síntoma que domina el cuadro es la pérdida auditiva, en muchas ocasiones se suele relacionar su aparición como un síntoma acompañante de otra afección (cuadros catarrales, la impactación de tapones de cerumen, etc.), lo cual evitará en un gran número de casos el diagnóstico y manejo precoz; de aquí la importancia de asistir inmediatamente al especialista en casos de una pérdida súbita de la audición.
La audiometría será un medio diagnóstico de alto valor
El examen audiométrico del paciente permitirá corroborar la hipoacusia presente, la cual será de tipo neurosensorial (por afectación del órgano de la audición y/o la vía auditiva), tanto en frecuencias altas, como bajas o ambas en general.
Este examen, además, será una herramienta que le permitirá al especialista determinar el grado de severidad y el posible pronóstico que tendrá.
Esta prueba quedará, junto a otras que se podrán realizar, como la evidencia que ayudará al doctor durante el seguimiento de esta afección.
El estudio imagenológico también tendrá indicación
Realizar estudios de imagen como la Tomografía Axial Computarizada y la Resonancia Magnética Nuclear contrastada ayudarán para diagnosticar o descartar enfermedades que entre sus síntomas se puede encontrar la pérdida súbita de la audición (esclerosis múltiple, neurinoma del acústico, etc.)
Su tratamiento aún se encuentra en investigación
Aunque algunas personas podrán ir recuperando de forma espontánea la audición, los pacientes con seguimiento otorrinolaringológico tendrán una mejor evolución.
Si bien se han planteado numerosos estudios que tratan de buscar un tratamiento efectivo, hasta el momento, el más avalado ha sido la indicación de los corticoides como la prednisona por vía oral.
El uso de corticoides por vía transtimpánica solo será empleada de forma excepcional.
En las personas que se logre establecer una posible causa (trastornos vasculares, hematológicos, inmunológicas, tumores, etc.) el especialista valorará el tratamiento específico para cada entidad.
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Referencias bibliográficas
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