Las alteraciones del sueño contribuyen a la pérdida de memoria en la enfermedad de Alzheimer, específicamente la alteración del ritmo circadiano del sueño. Aconsejan mantener buenos hábitos de sueño para ayudar al desarrollo de los procesos cognitivos.
Dormir es importante para nuestro cerebro. Eso no solo lo dice la ciencia, sino que nos lo recuerda cada noche que pasamos sin las suficientes horas de sueño ¿Cuesta concentrarse, verdad? En la enfermedad de Alzheimer se han encontrado evidencias de que las alteraciones del sueño juegan un papel importante. Un estudio reciente de científicos de la Universidad de California en Berkeley,EE.UU, encontró evidencias sólidas de que una mala calidad del sueño, en especial un déficit del sueño profundo y reparador que es tan necesario, es una vía a través de la cual la proteína beta-amiloide, componente fundamental de las placas amiloides que se acumulan entre las neuronas del enfermo, ataca a la memoria a largo plazo del cerebro.
Ahora otra investigación, esta vez de científicos de la Universidad de California, publicada en la revista Journal of Alzheimer’s Disease encontró que una alteración del ciclo sueño vigilia semejante al que se produce con el conocido jet lag, puede contribuir a las pérdidas de habilidades de aprendizaje y al deterioro de la memoria típicas de la enfermedad de Alzheimer. Los investigadores recuerdan que las alteraciones del sueño son un trastorno común entre las personas con enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, siempre ha existido la duda de si la enfermedad provoca las alteraciones del sueño o estas aceleran el surgimiento del alzhéimer. En palabras del investigador principal del estudio, el profesor Gregory Brewer, citado en un comunicado de prensa de la Universidad de California:
La cuestión es si la falta de sueño acelera el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer o viceversa. Es el dilema de la gallina o el huevo pero nuestras investigaciones apuntan a la interrupción del sueño como el acelerador de la pérdida de memoria.
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Los hallazgos se sustentan en experimentos realizados en ratones modificados genéticamente para padecer la enfermedad y otros sanos. Con el objetivo de analizar la relación entre el aprendizaje, la memoria y las alteraciones del ritmo circadiano del sueño, los investigadores alteraron los patrones de luz-oscuridad normales, disminuyendo en ocho horas el periodo de oscuridad cada tres días.
El resultado fue que en pruebas para valorar las habilidades de aprendizaje y la memoria de los ratones, aquellos con enfermedad de Alzheimer a los que se varió el ritmo circadiano tenían problemas de aprendizaje más significativos que los ratones con alzhéimer que no fueron sometidos a esa variación. Además, los roedores que no padecían la enfermedad pero sí se les varió el ciclo sueño-vigilia tuvieron menos dificultades de aprendizaje.
Los resultados más interesantes se encontraron al analizar el tejido cerebral de los ratones. El jet lag provocó que disminuyeran los niveles de glutatión (GSH) en las células del cerebro de todos los roedores pero en particular, en aquellos modificados para padecer alzhéimer. El glutatión es un antioxidante esencial para defender a las células del daño oxidativo, un proceso (el estrés oxidativo) que puede acelerar los problemas de memoria y aprendizaje en las personas con alzhéimer. La aplicación más inmediata de esta investigación la señala Brewer:
Este estudio sugiere que los médicos y cuidadores deben añadir los buenos hábitos de sueño al ejercicio regular y una dieta saludable para maximizar la buena memoria.
Mantener horarios regulares, evitar los estimulantes, hacer ejercicio en horario de la mañana y evitar que el enfermo duerma de forma excesiva durante el día pueden ayudar a que la persona con alzhéimer duerma mejor.