¿Cómo es la atención médica inicial en casos de traumatismo craneoencefálico?


La atención médica inicial en casos de traumatismo craneoencefálico pasa por valorar adecuadamente el compromiso neurológico con la Escala de Coma de Glasgow (GCS) y realizar exámenes complementarios que guien la intervención médica.

casos de traumatismo craneoencefálico

Los traumatismos craneoencefálicos (TCE) son lesiones o daños que se producen en el cráneo y, por consiguiente, en su contenido, secundariamente a la acción de una fuerza mecánica externa ejercida habitualmente de forma violenta.

Estos son más frecuentes en los niños pequeños (menores de 5 años de edad) generado por los accidentes que se producen en el hogar, en los ancianos y en el adulto joven.

Los adultos mayores, dada su senectud, presentan enfermedades crónicas (osteomioarticulares, cardiovasculares, etc.) que pueden generar caídas, así como una disminución funcional de los órganos de los sentidos, principalmente en lo relacionado con la visión y los oídos.

Hay que tener en cuenta que los oídos no solo son importantes para alertar sobre la proximidad del peligro, sino también en el mantenimiento del equilibrio.

Resulta importante señalar que en varios estudios realizados se apunta que este tipo de lesión es más frecuente en el adulto joven como consecuencia de los accidentes de tránsito

¿Cómo se clasifican los traumatismos craneoencefálicos?

A la hora de clasificar esta entidad, se puede hacer atendiendo al tipo de lesión (focales, difusos); al tipo de fractura (con fractura de base de cráneo, con fractura bóveda craneal); a la indemnidad meníngea (abierto, cerrado) ; así como al compromiso neurológico (leve, moderado, severo), siendo esta última una de las de mayor interés desde el punto de vista clínico.

Para evaluar el compromiso neurológico lo hacemos a través de la denominada Escala de Coma de Glasgow (GCS).

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¿Qué es la Escala de Coma de Glasgow (GCS)?

La Escala de Coma de Glasgow (GCS), como su nombre indica, es una escala creada para evaluar el nivel de conciencia de un paciente, basándose en tres criterios principales:

  • La respuesta ocular (apertura ocular)
  • La respuesta verbal
  • La respuesta motora

En esta se toma la mejor respuesta que tenga el enfermo para cada uno de estos criterios y se le va dando un puntaje que, al sumarse, genera un número que según el rango en que se encuentre indica el nivel de conciencia de este.

Si el puntaje se encuentra entre 13 y 15 decimos que el paciente presenta en TCE leve, si está entre 9 y 12 el TCE será moderado, pero si está por debajo de 9 el TCE es grave.

La aplicación de la escala, además de permitir clasificar el grado de compromiso neurológico en el paciente, también permite al inicio orientar al personal médico sobre cuál conducta tomar ante el enfermo, ya sea desde el punto de vista diagnóstico como terapéutico.

Además, su posterior aplicación luego de iniciado el tratamiento contribuye a evaluar la evolución del enfermo.

Es necesario conocer si el paciente había ingerido antes del trauma alguna sustancia depresora del sistema nervioso central (alcohol, drogas, sedantes) o si se encuentra en un estado de hipoxia cerebral o hipotensión aguda.

Lo anterior puede interferir en la confiabilidad de los resultados de la escala a la hora de evaluar el grado de compromiso por el trauma en sí mismo (gravedad del daño encefálico), pues estos son elementos que comprometen también el nivel de conciencia y cuando aplicamos la escala esta evalúa de forma general, sin discriminar por causas.

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¿Cómo es la valoración inicial del paciente con TCE?

Al examinar al paciente se debe realizar una evaluación integral del mismo, realizando un examen físico minucioso y prestando especial atención a la esfera neurológica (pérdida o no de la conciencia, nivel de orientación, cuadro de amnesia, etc.).

Los exámenes complementarios a la hora de diagnosticar un trauma craneoencefálico resultan de gran importancia.

Estos pueden ir desde los exámenes de laboratorio generales realizados a los pacientes en los servicios de urgencias (hematológicos, química sanguínea), incluyendo niveles de etanol en sangre y exámenes toxicológicos, hasta los estudios imagenológicos, siendo estos los que ayudan a definir de manera importante el diagnóstico y por consiguiente, la conducta terapéutica.

Estudios más simples y menos costosos, pero de importante nivel diagnóstico como las radiografías de cráneo y de columna cervical se pueden realizar.

Mientras que exámenes como la Tomografía Axial Computarizada (TAC) se reserva para casos más complejos, dependiendo siempre del criterio médico según estado neurológico del paciente y tipo de trauma.

La Resonancia Magnética Nuclear (RMN), está en ocasiones mejor indicada en los casos en que se sospeche lesión en vasos craneales, cuando se obtenga una TAC normal ante un paciente con TCE grave, así como en el diagnóstico de posibles secuelas neurológicas.

Ante todo paciente que es traído a los servicios de urgencias/emergencias médicas con el diagnóstico de un TCE, el tratamiento médico debe comenzar por el A-B-C del manejo inicial:

A- Abrir vías aéreas, es decir, asegurarse de que exista una adecuada permeabilidad de las vías respiratorias.

B- Soporte ventilatorio, determinando si el paciente respira (colocándolo en una posición de seguridad) o si no respira (ayudar a la ventilación).

C- Soporte circulatorio; se debe canalizar vena para reposición de volumen si necesario, así como buscar posibles sitios de hemorragias (externas o internas).

Nunca se debe olvidar que en estos pacientes se pueden presentar en cualquier momento complicaciones que pueden oscurecer su pronóstico, incluso, dar al traste con su vida, de ahí la importancia de que sean constantemente cuidados y observados tanto por el personal capacitado, como por sus familiares.

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