La disfonía espasmódica es un trastorno neuromuscular crónico, que se observa con más frecuencia en mujeres entre 30 y 50 años de edad. Esta genera alteraciones de la voz que afectan la comunicación y la calidad de vida de los que la padecen.
La disfonía o “ronquera”, como popularmente también se la conoce, es la dificultad en la voz (fonación), donde el paciente presenta alteraciones ya sea en la producción como en el tono, timbre e intensidad de esta, secundaria a un trastorno a nivel de la laringe, principalmente en las cuerdas vocales.
Las causas de disfonía pueden ser varias
Aunque la clasificación de la disfonía puede ser más extensa, para una mejor compresión preferimos dividirla en dos grandes grupos:
- Disfonías de causa funcional
- Disfonías de causa orgánica
Las disfonías de causa funcional van a ser aquellas que ocurren cuando no existe lesión anatómica de los órganos que intervienen en la producción de la voz (fonatorios). Suelen aparecer y desaparecer, no son progresivas y el paciente refiere mejoría ente el reposo de voz.
Mientras que las disfonías de causa orgánicas son aquellas en las que se observan generalmente alteraciones anatómicas; estas son permanentes, progresivas en el tiempo y no mejoran ante el reposo de voz.
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Disfonía espasmódica, una disfonía orgánica difícil de diagnosticar
La disfonía espasmódica es una enfermedad neurológica en la cual existe una contracción excesiva de los músculos que intervienen en el movimiento (distonía) de una zona específica del cuerpo (focal).
Podemos decir que la disfonía espasmódica es una distonía focal de la laringe, que se produce como consecuencia de la alteración en el control motor laríngeo, ocurriendo contracciones o espasmos involuntarios en la musculatura de las cuerdas vocales durante la ejecución de sus movimientos.
El paciente que la padece presentará dificultad para hablar, realizando un gran esfuerzo al hacerlo, pues trata de vencer la resistencia laríngea y sale la voz a saltos.
Existen dos tipos clásicos de disfonía espasmódica
- Disfonía espasmódica aductora
- Disfonía espasmódica abductora
Ahora bien, ¿qué pasa en cada una de ellas?
Durante la fonación, las cuerdas vocales se aproximan entre sí, se contraen y se tensan. La tensión de las cuerdas vocales se logra gracias a la contracción muscular voluntaria que modifica la posición de los cartílagos de la glotis, lugar donde se localizan las cuerdas vocales.
El aire que proviene de los pulmones se acumula por debajo de las cuerdas vocales, creándose una diferencia de presiones entre la zona que está por debajo y la que está por encima de ellas.
Esto crea una fuerza ascendente que hace vibrar las cuerdas vocales y se transforma la energía aerodinámica en energía acústica, permitiendo, junto con otros elementos, la voz.
Una vez que este proceso se ve alterado pueden aparecer trastornos de la fonación.
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En la disfonía espasmódica aductora (forma más frecuente), se afectan los músculos aductores que, en la laringe, a nivel de las cuerdas vocales, son los encargados de cerrarlas.
En este tipo de disfonía ocurren espasmos involuntarios repentinos, donde se produce el cierre excesivo e intermitente de las cuerdas vocales al hablar, por lo que no habrá una adecuada vibración de las cuerdas vocales y se alterará el sonido.
Mientras que, en la disfonía espasmódica abductora, se afectan los músculos abductores, encargados de separar las cuerdas vocales, existiendo una apertura prolongada de estas.
Durante la fonación el paciente presentará espasmos involuntarios repentinos; las cuerdas vocales se separarán, por lo que no ocurrirá una vibración adecuada, y el aire se escapará mientras el paciente habla, lo que resultará en trastornos de la voz.
Se preservan las funciones de respiración y deglución sin alteraciones.
Podemos decir, que, en estos pacientes, los músculos que participan en el movimiento de las cuerdas vocales se contraen, originando que estas se acerquen o separen demasiado cuando el enfermo se encuentra hablando.
En algunos enfermos pueden coexistir ambos trastornos. En ocasiones puede asociarse temblor en la voz.
¿Qué trastornos de la voz percibimos en estos pacientes?
En los pacientes con cierre excesivo e intermitente de las cuerdas vocales al hablar, la voz será ronca, temblorosa, quebrada, entrecortada y tensa; con periodos que alternan entre ausencia de sonidos (afonía) y voz casi normal.
En los enfermos con una apertura prolongada de las cuerdas vocales al hablar, la voz será velada, débil, baja, susurrante.
Este tipo de disfonía se produce cuando el enfermo habla y suele desaparecer o mejorar al cantar, reír, excepto en los casos severos o avanzados.
La disfonía espasmódica puede empeorar o presentarse inicialmente ante algunos eventos como tensión o agotamiento, pero luego se va haciendo cada vez más frecuente.
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Diagnóstico de la disfonía espasmódica
La presencia de trastornos característicos de la fonación compatibles con este tipo de afección, así como la ausencia de otras enfermedades que pudiesen generar problemas similares, permitirán al especialista orientarse en este posible diagnóstico.
El médico podrá apoyarse de algunas pruebas como la nasofaringoscopia con endoscopio flexible, la videoestroboscopia con laringoscopio rígido o flexible.
Esto permitirá ver las características anatómicas de las vías aéreas superiores del paciente, así como de la laringe (con laringoscopio). Een algunos casos, se logrará visualizar los movimientos involuntarios de las cuerdas vocales durante la fonación.
Podemos decir que un interrogatorio minucioso y un examen físico exhaustivo pueden ser la base principal para el diagnóstico.
Si aún existen dudas sobre el diagnóstico, ¿qué se hace?
Si el médico, a pesar de lo realizado con anterioridad, presenta una elevada sospecha de que el paciente padece de esta enfermedad, podrá realizar la prueba definitiva, la cual consiste en la inyección de toxina botulínica en las cuerdas vocales (intracordal) y observar resultados.
Si el paciente presenta mejoría, se deberá confirmar el diagnóstico.
La inyección de toxina botulínica, medio diagnóstico y a la vez tratamiento
Aunque actualmente se realizan múltiples estudios para lograr una cura de esta extraña enfermedad, aún no se ha podido lograr y solo existen tratamientos para mejorar los síntomas.
La administración intracordal de la toxina botulínica cada 4 o 5 meses aproximadamente es el tratamiento de elección para mejorar los síntomas (espasmos laríngeos) en estos pacientes.
Esto se puede hacer a través de infiltración transcutánea, por laringoscopia directa (bajo anestesia general); por laringoscopia indirecta o vía nasofibroendoscopia flexible con canal de trabajo (bajo anestesia local).
También se ha realizado el tratamiento quirúrgico (sección del nervio recurrente laríngeo) en este tipo de disfonía.
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Fuentes y referencias
Asociación Española de Disfonía Espasmódica (AESDE). Guía de Información para Pacientes y Profesionales de Disfonía Espasmódica. ISBN: 978-84-16549-03-0. 2015 Disponible en: https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&ved=0ahUKEwip1dmAkZLZAhULmVkKHb-iA_YQFgglMAA&url=http%3A%2F%2Fwww.disfoniaespasmodica.org%2Fguiapacientes2015.pdf&usg=AOvVaw3zqW_LGwl3XnPxEqEnafkF