El alzhéimer y los cinco sentidos ¿Qué sucede?


El alzhéimer y los cinco sentidos: vista, audición, olfato, gusto, tacto; los cinco sentidos son impactados por la enfermedad. De diferente forma y con algo en común: su importancia en el cuidado diario del enfermo.

alzhéimer y los cinco sentidos

Conocemos el mundo por su forma, su color, su textura, su sonido y su olor. Recordamos la suavidad del abrazo de la voluminosa abuela que olía a colonia de lavanda.

Así conocemos el mundo, porque los órganos que nos permiten ese conocimiento es lo que trasmiten. Son cinco sentidos y un mundo inmenso por descubrir con cada uno de ellos.

Pero los órganos de los sentidos poco serían sin la maquinaria que interpreta todo lo que ellos recogen. El cerebro procesa la información y le da significado ¿Qué sucede cuando el cerebro ya no funciona como debiera? ¿Cuando hay células nerviosas muriendo constantemente?

En las enfermedades neurodegenerativas mueren selectiva e imparablemente células nerviosas. La enfermedad de Alzheimer tal vez sea el arquetipo de las enfermedades neurodegenerativas.

¿Qué cambios experimentan en el olfato, la vista o el tacto los enfermos? Sobre ese tema hoy venimos a hablaros, aunque adelantamos, es un área sobre la que queda mucho por conocer aún.

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El olfato y la enfermedad de Alzheimer

alzheimer y cinco sentidos

Comenzamos por el que tal vez sea el sentido más explorado con relación a las enfermedades neurodegenerativas y el envejecimiento normal. Se sabe que en la enfermedad de Alzheimer el olfato se ve afectado desde las primeras fases, incluso antes de que aparezcan los síntomas cognitivos.

Tanto es así que se ha intentado crear test diagnósticos basados en este síntoma, aunque el reto no es sencillo: el olfato también es muy sensible al paso del tiempo y no es extraño encontrar mayores perfectamente sanos que se quejan de que las cosas ya no le huelen igual.

La causa muchas veces está en el deterioro del olfato. Se cree que las proteínas tóxicas vinculadas al origen de la enfermedad comienzan a afectar de forma temprana los centros cerebrales del olfato.

Consecuencias

Los déficits olfativos pueden ser un factor de riesgo de accidentes domésticos, por ejemplo, el mayor puede que no huela que hay un escape de gas. Además, las alteraciones en este sentido repercuten directamente en otro, el gusto, algo de lo que hablaremos más adelante.

Se han hecho algunos intentos de crear dispositivos que emitan olores para estimular el apetito, intentos que no han tenido mucho éxito.

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El sentido del gusto y el alzhéimer

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Cuando tenemos un catarro se nos hace bastante evidente la relación entre gusto y olfato. La experiencia de degustar un excelente plato lleva mucho de olfato, aunque en el cerebro la regulación de ambos procesos no esté tan vinculada como pudiéramos pensar.

El sentido común dice que teniendo en cuenta el deterioro del olfato de las personas con alzhéimer, el gusto también se ve afectado. Pero hay más.

No es solo que el enfermo de alzhéimer no perciba los sabores con igual intensidad, sino que, en determinado punto de la enfermedad, en los estadios moderados y avanzados, deja de reconocer a qué alimento corresponde ese sabor.

Esa circunstancia se cree que, más que responder al deterioro de los centros cerebrales del gusto, está justificada en el propio deterioro cognitivo del enfermo que se va intensificando.

El enfermo sigue percibiendo los sabores, solo que ya no sabe qué significan. Los que no tenemos este problema solo podemos imaginarnos la situación de que, con los ojos cerrados, nos den a probar una comida que nunca antes habíamos probado, que además, no nos sea cercana culturalmente.

Es posible que nos sintamos bastante desconcertados hasta que logremos contextualizar el sabor y darle sentido con nuestro conocimiento previo. En el enfermo de alzhéimer esto último no es posible.

Consecuencias

Muchas de las negaciones a comer por parte de los enfermos pueden estar dadas porque simplemente la comida no les sabe a nada y, en determinado punto, no saben si es comida ni qué es eso que sienten.

Se aconseja utilizar especias para acentuar el sabor de los alimentos, aumentar la diversidad de colores en el plato para que les sea más atractiva, e intentar hacer de la comida un momento de disfrute. Es difícil, lo sabemos, pero vale la pena intentarlo.

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La vista y la enfermedad de Alzheimer

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El sentido de la visión es también muy sensible al paso de los años y en el alzhéimer mucho más. No solo padecen las mismas alteraciones visuales que tienen una prevalencia alta entre los mayores, como las cataratas o la llamada “vista cansada”, sino que sufren alteraciones particulares que pueden tener una gran implicación para su día a día.

Algunas personas con alzhéimer desarrollan lo que se llama “ceguera al movimiento”, que implica que no son capaces de percibir los objetos en movimiento, para ellos el mundo es una serie sucesiva de cuadros fijos. Imaginen las consecuencias de esto para la vida diaria.

También pueden perder la capacidad de ver objetos tridimensionales, con lo cual el mundo sigue siendo un inmenso plano que ven cuadro a cuadro.

La percepción del color en los enfermos se ve comprometida. Se ha encontrado que les es más difícil percibir las gamas de colores violetas y azules, algo a tener en cuenta al diseñar entornos para para estas personas.

Pero no solo se dificulta percibir determinados colores, sino además percibir los contrastes entre gamas de colores muy semejantes.

Consecuencias

Es evidente el riesgo que entraña cada uno de estos cambios. No es raro que el enfermo se aísle cada vez más de lo que le rodea o de que constantemente parezca confuso. Para él el mundo es muy confuso.

Se aconseja mantener bien iluminadas todas las habitaciones de la casa, limitar el uso de colores azul y violeta y aumentar el uso del rojo, ya que nuestros ojos lo perciben mejor. Aumentar el contraste de colores es una excelente idea, por ejemplo, aumentar el contraste entre el suelo y las paredes, o entre las paredes.

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Oído o audición en el alzhéimer

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Un sentido poco explorado en relación a la demencia si lo comparamos con la investigación realizada en sus homólogos.

No obstante, hace décadas que la investigación científica ha ido constatando que entre los adultos mayores con deterioro de la audición el riesgo de demencia, en especial la provocada por enfermedad de Alzheimer, aumenta sensiblemente (Lin et al., 2011; Lin et al., 2013; Uhlmann, B. Larson, S. Rees, D. Koepsell, & G. Ducker, 1989; ) .

Incluso entre los enfermos aquellos que tienen mayores problemas de audición, también tienen mayor deterioro cognitivo.

Ahora bien ¿es que el alzhéimer afecta de forma temprana el sentido de la audición o es que ese deterioro aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad? La respuesta, aún, no se sabe.

Consecuencias

Sea factor de riesgo o efecto de la enfermedad, la realidad es que los problemas de audición tienen un impacto directo en la vida del enfermo. Si la persona con alzhéimer no escucha bien se sentirá más aislada y la incomprensión del mundo, ya de por sí muy marcada por el deterioro cognitivo, será aún mayor.

Muchas veces al hablar con una persona con demencia parece que no nos atiende ¿puede ser que no nos escuche? Es una posibilidad real. Cuando hable con el enfermo intente hacerlo de frente, mirándole a la cara y en un tono adecuado.

Hay que tomar en cuenta que muchas pruebas que se utilizan para valorar el deterioro de los enfermos se hacen de forma oral, de ahí que puedan estar reportando un deterioro que en realidad no es tan severo.

Por último, recordar que existen muchas ayudas técnicas que pueden contribuir significativamente a mejorar la calidad de vida del enfermo de alzhéimer.

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El tacto en la enfermedad de Alzheimer

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Tal vez el sentido menos estudiado y, paradójicamente, uno de los que más se recomienda estimular en el cuidado diario.

Si bien la investigación sobre qué impacto tiene el alzhéimer en el sentido del tacto es escasa, los estudios dedicados a explorar el efecto del tacto y diversas técnicas, como el masaje , en los enfermos es un poco mayor.

De manera general se recomienda usar el tacto como medio para comunicarnos con el enfermo cuando este ya no es capaz de utilizar la comunicación oral. Una caricia en el rostro puede ser más efectiva que un te quiero cuando las palabras son sonidos vacíos.

Una meta-revisión de investigaciones previas que habían estudiado el efecto del tacto y los masajes en las personas con demencia, publicada en la base datos Cochrane, concluyó, en primer lugar, que los estudios eran muy escasos, pero los que habían apuntaban a un beneficio del uso de ambos métodos en circunstancias precisas:

  • Masaje en las manos para calmar la agitación de las personas con demencia.
  • Estimular a comer al enfermo a través del tacto, a la par que se hace verbalmente.

Conocer cómo la enfermedad cambia los sentidos que permiten comunicarnos y entender lo que nos rodea, es esencial no solo para un cuidado más exitoso, sino además, para tratar con la dignidad y el respeto que toda persona merece no obstante sus circunstancias.

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Referencias

Jørgensen, T., & Ørtenblad, L. (1996). Massage and touch for dementia. Recuperado de

Lin, F. R., Metter, J. E., O’Brien, R. J., Resnick, S. M., Zonderman, A. B., & Ferrucci, L. (2011). Hearing loss and incident dementia. Archives of Neurology68(2), 214–220. doi:10.1001/archneurol.2010.362

Lin, F. R., Yaffe, K., Xia, J., Xue, Q.-L., Harris, T. B., Purchase-Helzner, E., … Simonsick, E. M. (2013). Hearing loss and cognitive decline in older adults. JAMA Internal Medicine173(4), 293–299. doi:10.1001/jamainternmed.2013.1868

Schiffman, S. S. (1997). Taste and smell losses in normal aging and disease. JAMA278(16), 1357–1362. doi:10.1001/jama.1997.03550160077042

Uhlmann, R. F., B. Larson, E., S. Rees, T., D. Koepsell, T., & G. Ducker, L. (1989). Relationship of Hearing Impairment to Dementia and Cognitive Dysfunction in Older Adults. JAMA261(13), . Recuperado de http://jama.jamanetwork.com/article.aspx?articleid=376858

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