Las convulsiones motoras de las crisis epilépticas pueden seguir una serie de patrones muy característicos. Entre ellos, la marcha jacksoniana es un ejemplo fácil de identificar y que puede ser muy común en algunos pacientes.
Este término se creó en honor a Hughlings Jackson (1835-1911), célebre neurólogo inglés reconocido por sus aportes en materia de epilepsia. Este es un fenómeno que no parece guardar relación con la raza o desencadenantes externos, por lo que puede presentarse en una amplia variedad de pacientes.
Consiste en una variación atípica de las crisis motoras simples en las que se extiende progresivamente el área de la convulsión inicial. La forma más común de presentación es una convulsión que afecta los dedos de las manos y que avanza en pocos minutos hasta abarcar a toda la extremidad. Es sobre estas crisis tan llamativas sobre lo que te hablaremos a continuación.
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¿Qué caracteriza a las crisis jacksonianas?
En el marco de una , los pacientes pueden presentar movimientos anormales que se localizan en una región muy bien identificada. La forma clásica de presentación involucra los dedos de la mano, mediante pequeñas contracciones musculares involuntarias que van creciendo en intensidad.
Lo característico de este fenómeno es el avance progresivo y gradual de la extensión de la convulsión hasta que, al cabo de unos segundos o minutos, abarca toda la extremidad involucrada. Es decir, es un fenómeno motor progresivo en tiempo y extensión.
¿En qué tipo de convulsiones se presenta?
La epilepsia puede manifestarse clínicamente mediante distintos tipos de convulsiones. En términos generales, estas pueden dividirse en motoras y sensitivas. Las primeras son aquellas que involucran movimientos musculares evidentes, mientras que las sensitivas suelen asociarse a percepción de olores o sonidos anormales e inexistentes.
La epilepsia jacksoniana es un tipo de convulsión motora, del tipo focal simple. Por definición, este proceso se origina en una zona muy delimitada de la corteza cerebral (por ejemplo, la corteza motora primaria en el lóbulo frontal) y no involucra la pérdida de consciencia. Estas características permiten diferenciarlas de las convulsiones generalizadas, que son mucho más conocidas.
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La epilepsia jacksoniana, ¿se asocia a otras alteraciones?
Después de que termine la crisis motora antes descrita, algunos pacientes desarrollan parálisis temporal del miembro afectado, lo cual es conocido como parálisis de Todd. Esto puede extenderse durante algunas horas y es motivo de consulta común en los pacientes que no están familiarizados con el fenómeno.
En una minoría de los casos puede desarrollarse un trastorno resistente al tratamiento médico denominado epilepsia parcial continua, en el cual las convulsiones motoras se prolongan durante horas o inclusive días, en un grado variable de intensidad.
¿Cómo puede explicarse este fenómeno?
El área cerebral en la que se generan estas convulsiones es en la corteza motora primaria, localizada en el lóbulo frontal. Esta región se encarga de originar los impulsos nerviosos encargados del movimiento voluntario de cualquier zona del cuerpo.
Esta extensa región mantiene una división intrínseca correspondiente a cada una de las regiones del cuerpo. Existe una zona específica para los músculos de la deglución, para los de las extremidades o para cadera y tobillos. Sin embargo, las áreas no se encuentran exactamente organizadas como se observa en un cuerpo normal.
El término que se utiliza para describir esta área es el de homúnculo motor o cerebral. Una de sus zonas más extensas es aquella relacionada con el movimiento de los dedos y el resto de la extremidad correspondiente.
Se presume que el origen de la epilepsia jacksoniana es en este nivel, en el cual existe proximidad directa entre las distintas zonas de una extremidad.
Puede que una serie de impulsos anómalos que se originen en la región del homúnculo correspondiente a los dedos se propague hacia las otras regiones adyacentes de la corteza cerebral, siendo la marcha jacksoniana la expresión clínica de esta alteración eléctrica.
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Fuentes y referencias
Longo DL, Fauci AS, Kasper DL, Hauser SL, Jameson JL, Loscalzo J, editores. Harrison principios de medicina interna. Vol 2. 18a ed. México: McGraw‐Hill; 2012.
Snell R.S. Neuroanatomía Clínica. 7ma edición. Wolters Kluwer Health España. Barcelona (2010).
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