Investigación detecta que niveles altos de la hormona del estrés en la saliva se asocian a deterioro cognitivo. Esta relación se daba cuando los niveles de cortisol eran elevados durante el anochecer.
Recientemente un equipo de investigadores canadienses anunciaba en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer 2015 celebrada en Washington, EE.UU, que había identificado sustancias en la saliva que eran diferentes entre las personas con Alzheimer, con deterioro cognitivo leve o que cognitivamente están en parámetros normales para su edad.
Ahora otra noticia viene a sumar elementos de respaldo al potencial diagnóstico de la saliva. Un equipo de investigadores del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de EE,UU identificó que niveles altos de la hormona del estrés, el cortisol, en muestras de saliva se asocian a un menor volumen cerebral y peor desempeño en pruebas de memoria y pensamiento. Los resultados fueron publicados en la revista Neurology.
Nivel de cortisol alto al anochecer: 16 milímetros menos de volumen cerebral.
Los investigadores analizaron a 4244 adultos mayores sin demencia con una media de edad de 76 años que forman parte del estudio Age, Gene/Environment Susceptibility (AGES)–Reykjavik.
Se tomó una muestra de saliva un único día 45 minutos después de levantarse en la mañana y otra muestra en la noche. El volumen cerebral se midió con Imagen por Resonancia Magnética (MRI). También se evaluó las funciones cognitivas de los participantes.
Los resultados hablan de una asociación entre niveles altos de cortisol en la noche y menor volumen cerebral, alrededor de 16 milímetros. Esto se observó en todas las regiones del cerebro pero particularmente fue menor el volumen de la sustancia gris que el de la sustancia blanca. También se constató una asociación entre los niveles altos de cortisol en la noche y menor rendimiento en las pruebas cognitivas.
Sin embargo, los niveles altos de cortisol en horario de la mañana se vincularon a un volumen de la sustancia blanca cerebral ligeramente mayor y a mejor velocidad de procesamiento y funcionamiento cognitivo.
Para los autores del estudio comprender estas asociaciones diferenciales puede ayudar a desarrollar estrategias para reducir los efectos del deterioro cerebral durante el envejecimiento.
Los investigadores admiten una limitación del estudio; solo se tomó muestras de saliva un día. Bajo esas condiciones no es posible determinar si los niveles altos de cortisol ocurren primero que la pérdida de volumen cerebral o viceversa. La Dra Lenore Launer, coautora del estudio, opina el respecto en la revista MTN:
Es posible que la pérdida de volumen cerebral que ocurre con el envejecimiento lleve a una menor habilidad del cerebro para detener los efectos del cortisol, que a su vez conduce a una mayor pérdida de células cerebrales. La comprensión de estas relaciones puede ayudarnos a desarrollar estrategias para reducir los efectos del cortisol en el cerebro y las habilidades del pensamiento.