La serotonina, mucho más que un «modulador de la depresión»

El descenso en la síntesis de serotonina constituye una de las causas de los eventos depresivos.

La serotonina es una monoamina, grupo de sustancias que constituyen importantes neurotransmisores del sistema nervioso. Además de la serotonina, las monoaminas incluyen sustancias tan conocidas como la dopamina, noradrenalina y adrenalina.

La serotonina se sintetiza a partir del aminoácido esencial triptófano (Trp) en una vía metabólica corta que involucra dos enzimas. El criterio de esencialidad se debe a que no puede ser sintetizado en el organismo, siendo necesario ingerirlo en la dieta.

Con la administración oral de serotonina no se alcanzan las vías serotoninérgicas del sistema nervioso central, pues esta sustancia no logra atravesar la barrera hematoencefálica.

Sin embargo, el Trp procedente de la dieta sí lo hace. Algunos alimentos que aportan Trp son el pollo y los pescados azules como el salmón y el atún.

También puede encontrarse en la yema de los huevos, plátanos, espinacas, almendras, arroz, avena, garbanzos y lentejas.

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¿Cuáles son las células secretoras de serotonina?

Las neuronas serotoninérgicas del sistema nervioso central y las células entereoendocrinas del tracto gastrointestinal son las principales responsables de su liberación. Esta sustancia también puede ser encontrada en las plaquetas sanguíneas.

¿Qué funciones tiene la serotonina? Más allá de la “alegría”

serotonina depresión

La serotonina dentro del sistema nervioso central juega un papel importante como neurotransmisor.

Una de sus funciones más conocidas es el control de la ira, agresión, humor, deseo sexual y apetito. Por ello se le conoce comúnmente como la hormona de la “alegría”. También se le atribuye influencia sobre la temperatura corporal, el sueño y el vómito.

Serotonina y depresión, ¿cuál es el vínculo?

Se ha reportado que algunas formas de depresión se originan a partir de deficiencias de serotonina.

Por ejemplo, un descenso en la actividad de las neuronas secretoras de serotonina debido a la utilización de fármacos capaces de bloquear esta secreción, a menudo se asocia a síntomas de depresión.

Igualmente se conoce que los fármacos que prolongan los efectos de las monoaminas poseen eficacia en alrededor del 70% de los pacientes.

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¿Qué fármacos actúan sobre la serotonina?

serotonina

Se han desarrollado varias estrategias antidepresivas con blanco en la serotonina. Por ejemplo:

Imipramina

Es un antidepresivo tricíclico y actúa bloqueando la recaptación simpática de serotonina.

Sin embargo, provoca efectos secundarios indeseados como sequedad de boca y arritmia cardiaca, debido a que también actúa sobre receptores de otros neurotransmisores. Por esta razón hoy se utilizan fármacos de mayor especificidad.

Fluoxetina

Pertenece al grupo de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), unos medicamentos que, como su nombre lo indica, actúan selectivamente sobre la serotonina y no sobre otros neurotransmisores.

Los ISRS han ido sustituyendo progresivamente a los antidepresivos tricíclicos. Su acción aumenta la disponibilidad de serotonina en el cerebro.

Actualmente se considera a los ISRS como la primera elección, especialmente en los pacientes con depresión leve o moderada, ya que parecen ser igual de eficaces que los antidepresivos tricíclicos en estos casos.

Además, presentan un perfil de efectos adversos más favorable y una mayor seguridad en situaciones de intoxicación.

A menudo la fluoxetina se utiliza como referencia de todo el grupo ISRS, posee una especificidad considerablemente mayor que la imipramina, pues es capaz de bloquear únicamente la recaptación de serotonina.

Inhibidores de las monoaminas oxidasas

Las monoaminas oxidasas son enzimas que tienen la función de eliminar a los neurotransmisores. Los inhibidores, al impedir la degradación de las monoaminas, constituyen otra alternativa para el tratamiento farmacológico de la depresión.

Pero como provocan múltiples efectos secundarios, son utilizados en última opción, es decir, cuando otros medicamentos no funcionan para un paciente.

De conjunto, estos tres tipos de fármacos han facilitado que la neurofarmacología contemporánea y más específicamente la psicofarmacología, pueda complementar la intervención psicológica.

Como predijo Sigmund Freud, hoy la psiquiatría depende de la biología y la química para el tratamiento de problemas emocionales que anteriormente se trataban solo con terapia psicológica.

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Bibliografía

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Lechner Rodríguez Aguilar