El síndrome de abstinencia a los antidepresivos aparece habitualmente unos días después de que cesa el consumo, puede durar varias semanas y produce, entre otros síntomas: mareos, cefalea, fatiga y náuseas.
El grupo de los medicamentos utilizados para combatir la depresión está formado por los antidepresivos tricíclicos, inhibidores de la monoamino oxidasa (IMAO) e inhibidores de la recaptación selectiva de serotonina (ISRS).
Hasta la década de los 80 este trastorno mental era considerado una respuesta humana frente desafíos de la vida cotidiana y los antidepresivos y otros psicofármacos eran empleados como tratamientos sintomáticos.
Sin embargo, desde la aparición de la fluoxetina (un tipo de IRSR) ha cobrado popularidad la idea de que la depresión es en realidad producto de alteraciones específicas en los sistemas de neurotransmisión y que es posible corregirlas con el uso de medicamentos como los IRSR.
Por tal razón en los últimos años el consumo de antidepresivos tipo IRSR ha aumentado extraordinariamente.
Ante esta situación cabe que nos preguntemos: ¿conocemos realmente todo lo que puede provocar un antidepresivo?
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Efectos secundarios de los antidepresivos
Lo cierto es que sus riesgos y beneficios deben ser cuidadosamente evaluados, ya que los ensayos clínicos aleatorizados que se han realizado han tenido como objetivo medir su eficacia y apenas se han evaluado sus efectos secundarios.
Además de las reacciones adversas más frecuentes (insomnio, náuseas, irritabilidad, cansancio, falta de deseo sexual y retraso en la eyaculación), existen otros de mayor gravedad que se manifiestan con más frecuencia en población más vulnerable.
Por ejemplo, en los mayores de 65 años aumentan las caídas a causa de la reducción de la densidad mineral ósea que provocan estos medicamentos.
Otro aspecto a tener en cuenta cuando usamos antidepresivos es el que tiene que ver con el llamado “síndrome de abstinencia”.
¿En qué consiste este síndrome?
El también conocido como “síndrome de discontinuación” se produce en ocasiones cuando cesa el consumo de un medicamento de manera brusca.
Se trata de un verdadero síndrome de abstinencia, pero esta otra denominación se utiliza con el objetivo de mostrar que los antidepresivos no causan adicción, a diferencia de lo observado tras descontinuar el consumo de opioides o alcohol.
El síndrome de abstinencia a los antidepresivos puede durar varias semanas y produce una sintomatología somática y psíquica que puede ser fácilmente confundida con una recaída.
Estamos hablando del siguiente cuadro:
- Mareos
- Fatiga
- Náuseas
- Ansiedad
- Insomnio
- Irritabilidad
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¿Cómo no confundir el síndrome con una recaída en el estado depresivo?
En primer lugar se debe aclarar que la facultad para separar un fenómeno de otro únicamente la tienen los médicos.
Ahora bien, para poder distinguir entre el síndrome y una posible reaparición del estado depresivo, se debe saber que los síntomas de retirada tienen un inicio temprano y desaparecen rápidamente si el fármaco es restablecido.
Mientras que los síntomas de un proceso depresivo vuelven de forma más gradual y desaparecen varias semanas después de reintroducir la medicación.
¿Cómo podemos enfrentarlo?
El síndrome mejora si se reintroduce de nuevo el mismo fármaco u otro de características similares, pero este restablecimiento de la medicación solo pospone el problema. Por lo tanto, esta no es una opción.
Lo aconsejable es informar a los pacientes sobre estos síntomas y explicarles que la abstinencia vigilada por el médico de familia es el paso más útil que se puede dar.
Para reducir el impacto clínico se recomienda el descenso gradual de la dosis del fármaco durante varias semanas. Aunque esta no es una solución 100% efectiva, ya que se han reportado casos en los que el síndrome aparece tras retiradas escalonadas.
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Bibliografía
María Varela Piñón, L. d. (2016). ¿Es hora de repensar el uso de los antidepresivos? REV CLÍN MED FAM 9(2), 100-107.
Van Geffen ECG, H. G. (2005). Discontinuation symptoms in users of selective serotonin reuptake inhibitors in clinical practice: tapering versus abrupt discontinuation. Eur J ClinPharmacol 61, 303-307.
