Seguramente alguna vez te ha pasado que te encuentras triste sin razón aparente. Te invade la ansiedad, has perdido la ilusión de las cosas, lo que antes era divertido y bello ahora te parece aburrido y feo o absurdo y ridículo, estás deprimido, y lo peor de todo es que no sabes por qué.
La depresión endógena a diferencia de la depresión reactiva, no depende de situaciones externas.
Es normal que, si te ha ocurrido un hecho desagradable en la vida, te sientas afligido y desconsolado; ya sea por la pérdida de un ser querido, una mascota, un objeto muy apreciado o el suspenso en ese examen por el que tanto habías estudiado.
Muchas veces la depresión no tiene su origen en acontecimientos de la vida cotidiana, si no en cambios bioquímicos de nuestro cerebro.
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¿Por qué ocurre la depresión endógena?
La depresión endógena se encuentra dentro de los trastornos del estado de ánimo y se reconoce que tiene un componente genético, es decir, si en la familia existe un historial de depresión, los miembros de esa estirpe tienen un riesgo más elevado de desarrollar el trastorno.
Su principal causa responde a desequilibrios bioquímicos que ocurren en nuestro cerebro. Por ejemplo, la disminución de los niveles de serotonina (la llamada hormona de la felicidad) se asocian a un estado de ánimo más negativo.
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Síntomas de depresión endógena
Las personas que padecen este tipo de depresión muestran síntomas que son comunes a cualquier depresión, entre ellos:
- Tristeza constante: Solo vienen a la mente malos recuerdos y se tiene una percepción equivoca y negativa de la realidad. Tendencia a una profunda tristeza, nada parece agradable y todo, o la mayoría de las cosas, resultan molestas y desagradables.
- Cansancio: tu cuerpo no te responde, no tienes deseos de hacer nada, y toda tarea parece ser un martirio.
- Infelicidad: Sentimiento de desdicha, de encontrarse en desventaja frente a los demás.
- Anhedonia: Es la imposibilidad de experimentar placer, perdida de interés y satisfacción en casi cualquier actividad.
- Ansiedad: Sensación de agobio, inquietud, irritabilidad, desasosiego que se puede reflejar de forma externa mediante sudoración, sequedad de la boca, etc.
- Baja respuesta emocional: tal parece que todo da igual, la reactividad emocional es muy baja.
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¿Qué tengo que hacer para prevenir la depresión endógena?
Se recomienda llevar una vida saludable, donde predominen los ejercicios y la correcta alimentación.
Es muy recomendable hacer ejercicios cardiovasculares periódicamente, ya que ha demostrado ser un excelente inhibidor de la depresión endógena, haciéndonos sentir más saludables y con energía.
Mantener una alimentación balanceada en se justifica en las investigaciones que han encontrado que una dieta rica en granos, vegetales, frutas, pescado, aceite de oliva y baja en alimentos de origen animal se asocia a menor riesgo de depresión.
Es vital regular los hábitos del sueño, ya que la personas que padecen depresión tienden a dormir poco o mal y en otras ocasiones duermen mucho. Tener un desequilibrio en los patrones de sueño afecta directamente el estado anímico.
Lo recomendable en una persona adulta es dormir de 5 a 8 horas diarias y para lograr esto la llamada higiene del sueño es fundamental.
Mantén a tus amigos y familiares bien cerca, nada como tener a las personas que te quieren y a las que le importas a tu alcance.
Realiza salidas a lugares que te hagan sentir bien, aunque inicialmente esto vaya contra tus deseos. Te podrás sorprender disfrutando más de lo que esperabas.
Trabaja en algo que te ilusione, puedes poner en marcha ese proyecto que siempre quisiste hacer, ya sea una manualidad, leer un libro, empezar un nuevo negocio, lo que sea.
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Como tratar la depresión endógena
Existen varios fármacos antidepresivos que intentan precisamente reestablecer ese equilibrio bioquímico perdido. En muchos casos de depresión endógena será necesario su uso, pero por sí solos generalmente no son suficientes para llevar una vida sin depresión.
La interacción positiva con familiares y amigos suponen un beneficio mayor y más estable.
Además, existen terapias no farmacológicas encaminadas a tratar la depresión, que básicamente estimulan el entrenamiento en habilidades sociales, diseñan e implementan programas de actividades agradables y potencian habilidades de autocontrol.
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Fuentes y referencias
Antropología de la depresión. Ángel Aguirre Baztán. End.: Pg. de la Vall D’Hebron, 171. 08035. Barcelona, España.
Li, Ye et al.(2017): Dietary patterns and depression risk: A meta-analysis. Psychiatry Research. En https://www.psy-journal.com/article/S0165-1781(17)30198-1/abstract
Tratamientos psicológicos eficaces para la depresión, Marino Pérez Álvarez y José Manuel García Montes Universidad de Oviedo y Universidad de Almería
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